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EDITO

Mensaje de amor y gratitud a las madres cubanas y a todas las madres del mundo

MENSAJE DE AMOR Y GRATITUD A LAS MADRES CUBANAS

Y A TODAS LAS MADRES DEL MUNDO

                                   Por Ernesto Díaz Rodríguez.

Estamos en los albores del 12 de mayo, un domingo extremadamente significativo en nuestro calendario. Hay una razón muy poderosa para que ese día nuestros corazones estén abiertos de par en el más sublime amor a todas las madres del mundo; y de manera muy especial a todas las madres cubanas, esas desafortunadas mujeres que a lo largo de más de 65 años les ha tocado vivir en un clima de desigualdades, hambre y desilusiones bajo la tiranía comunista de Cuba.

 La celebración del Día de las Madres, de acuerdo a lo que recoge la historia, tiene sus orígenes de creación en diversos países, muchos de ellos ocurridos en épocas muy remotas. En Cuba, aunque existen diferentes versiones, una de las fechas que parece más acertada es la que señala el 10 de mayo del año 1920, en la ciudad de Santiago de las Vegas. Pero, desde mi punto de vista, ni el origen ni la fecha tienen mayor importancia. Lo esencial es que las madres cubanas tengan su día, su día de celebración, de reconocimiento a sus sacrificios, a su inagotable caudal de ternura, a sus valores históricos que han venido renovándose con aleccionadora gallardía cada vez que la patria se ha visto urgida de la mujer cubana en defensa de la paz y la libertad, crucificadas por hombres ambiciosos de poder y de una gloria que no les pertenece, por su carencia de sensibilidad humana, por su falta de dignidad y de escrúpulos.

Como todos sabemos, muchas son las mujeres cubanas a las que, en los últimos tiempos, en el cumplimiento con esa gratitud a las que las precedieron en el sacrificio en busca de la libertad perdida, tan jóvenes eran cuando se empinaron sobre las maldades y los riesgos de la tiranía castristas, que el destino las impuso la imposibilidad de ser madres. Lastimosamente sus días de procreación materna se extinguieron en las infernales cárceles del aberrante castrismo. Aunque nunca llegaron a alcanzar el exquisito sueño que representa la maternidad. Ellas merecen un reconocimiento sumamente especial en este Día de las Madres, y siempre. Y lo merecen las que sí lo fueron; las que las circunstancias, luego de haberlas premiado con el disfrute de un hogar, la procreación y el nacimiento de un hijo, se les impuso largos años de prisión por su amor a las instituciones democráticas, por un orden respetable de derechos e inviolabilidad a un sistema imparcial de la justicia, en igualdad de condiciones para todos, sin importar la ideología o preferencia política, entre otras libertades reconocidas y amparadas por la Declaración Universal de Derechos del Hombre.

Con relación al heroísmo de la mujer cubana, la ocasión es propicia para reconocer el empeño del encumbrado cineasta Lilo Vilaplana y a su empresa cinematográfica Vilaplana Films, a Reinol Rodríguez, coordinador de la recolección de recursos económicos para tan hermosa empresa y a esa parte del exilio cubano que con su generoso aporte hicieron posible la realización del largometraje PLANTADAS.  Por su valor histórico, esta desgarradora película, excepcional al punto de haber alcanzado el máximo triunfo en más de un festival internacional de cine, ha dejado magistralmente recogido,  no sólo para el presente sino también para las futuras generaciones de cubanos el heroísmo conque un valeroso grupo de mujeres cubanas fueron capaces de empinarse sobre las adversidades de la cárcel, preñadas de vejaciones y torturas, ensañamiento vil y todo tipo de crueldades de que fueron víctimas en manos de la maquinaria represiva de un tirano farsante, sanguinario hasta la más absurda criminalidad, generador del odio más cruel y aberrante. Por su elevado grado de violencia y de maldad, tan alto grado de deshumanización fue capaz de surgir sólo en el pantano de una mente desmoralizada, aberrante y perversa en todos los sentidos. Esa mente infectada de demencia que envolvió a Fidel Castro en un manto de cinismo y de locura, convirtiéndolo en un engendro tan diabólico como lo fueron Adolfo Hitler, Josep Stalin y Benito Mussolini.

En tan memorable día de honrar, en tan bella fecha de gratitud y reconocimiento, no podía dejar de  dedicar unas palabras de recordación a mi madre, que tanto significado tuvo en mi formación, no sólo física, sino también en el desarrollo de mi sensibilidad humana, en la fortaleza de mi espíritu, transmitiéndome su enseñanza de ser fuerte, de transitar con optimismo y fe, envuelto mi corazón en una coraza de invencibilidad capaz de sobreponerme a las más lacerantes caídas y levantarme victorioso, seguro de mí mismo, siempre iluminado por la luz de la razón, de un ideal de amor y de justicia. Fue ella siempre mi esperanza, la fuerza generadora que iluminó los actos más importantes de mi vida. Por eso, en un Día de las Madres como este que orgullosamente celebramos en esta ocasión le dediqué estos versos:

Estas horas que tajan

nuestros cuerpos en sombra

y nos rasgan la piel con las filosas uñas

van borrando los parques,

las rondas de la infancia,

el beso fecundado que pusiste un día

en un cántaro de barro transparente.

Pero yo he de latir mientras quede una flor,

un pajarillo cantando en mi ventana,

una campana azul

cuajada de rocío.

Estas horas estériles

que a diario se marchitan

en mis venas cautivas

y me anudan los pies,

y la voz y los sueños

con sus duras aristas,

no podrán diluirme entre las redes agrias.

Para sobrevivir

me basta con saber que tú me esperas, madre mía.

 

¡FELICIDADES A LAS MADRES CUBANAS Y A TODAS

LAS MADRES DEL MUNDO EN ESTE HERMOSO DÍA!

 

Ernesto Díaz Rodríguez

Secretario General de Alpha 66

Ex Prisionero Político Cubano

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