Por Ángel Rigueira/Mundo Deportivo.
Rafa Nadal se despidió del Masters 1000 ATP Mutua Madrid Open sufriendo porque es competitivo al máximo y quería dar un paso más en el Estadio Manolo Santana de la Caja Mágica. Disputar un cuarto partido en el mismo evento ya era una gran noticia para el manacorí, quien a sus 37 años coquetea con una retirada cercana.
Dijo adiós al Godó poniendo etiquetas del tipo “con casi toda seguridad” a si era su último partido. La lógica indica que disputó su último partido ATP oficial en territorio español a caballo entre el martes 30 de abril y el miércoles 1 de mayo. A la medianoche, ante el posible último juego, la gente se puso en pie alentando a Rafa Nadal. También con punto de partido en contra. La épica siempre le acompañará. Nunca caminará solo.
Lo intentó todo Nadal. Hizo un buen primer set, pero lo perdió. Persiguió la remontada por todos los medios. Una actitud y disposición que honran su condición de rey de la tierra batida, pentacampeón del torneo.
Se marchó con todos los honores. Batido por un rival, el checo Jiri Lehecka, 22 años y nº 31 mundial, que hizo el encuentro de su vida, que enseñó todo su talento en una noche de máxima inspiración. Ayudado por la altitud de Madrid y el ‘indoor’ (se cerró el techo), que subrayaron la potencia innata de sus golpes. Un saque letal, una derecha y un revés que vuelan. Y, si hacía falta, un bote pronto por aquí, un saque y red por allá. Bien asesorado por su compatriota Tomas Berdych, testigo del triunfo de su pupilo…
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