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Deporte y Salud

Matizando el Tema de la Intersexualidad en el Deporte: Una Solución Salomónica

 Por Carlos Manuel Estefanía.
La participación de boxeadoras intersexuales en los Juegos Olímpicos de París 2024 generó una polémica que se mantuvo a lo largo de todo el torneo, y los resultados finales parecen dar peso a las críticas sobre las posibles ventajas competitivas de estas atletas. El viernes, la argelina Imane Khelif se coronó con la medalla de oro en la categoría de -66 kg, siendo ovacionada y llevada en hombros en la Philippe Chatrier de Roland Garros. Este sábado, la taiwanesa Lin Yu-Ting, compitiendo en la categoría de -57 kg, reafirmó su dominio al vencer con claridad a la joven Julia Szemereta, de 20 años, por decisión unánime (5-0). La boxeadora polaca, visiblemente afectada y con el rostro ensangrentado, optó por formar un corazón con las manos en lugar de hacer el gesto de una X, como habían hecho otras competidoras para subrayar su condición de mujeres con cromosomas XX. Mientras tanto, la taiwanesa se arrodilló para besar el ring, manteniéndose firme ante la presión y los abucheos que surgían desde las gradas.

Antecedentes

La inclusión de deportistas intersexuales en competencias con categorías claramente definidas ha desatado un debate intenso y apasionado, especialmente en el marco de los recientes Juegos Olímpicos de París 2024. Aunque no es un tema nuevo, su relevancia ha cobrado una nueva intensidad, elevando el nivel de la discusión sobre la equidad en el deporte y cómo enfrentar las complejidades que plantea la intersexualidad.

Contexto Histórico

La intersexualidad en el deporte ha sido una cuestión polémica durante décadas. Caster Semenya, una atleta sudafricana, ganó notoriedad en 2009 al conquistar la medalla de oro en los 800 metros femeninos en el Campeonato Mundial. No obstante, su triunfo fue empañado por cuestionamientos sobre su sexo biológico. Semenya, criada como mujer, se sometió a pruebas que revelaron niveles de testosterona significativamente más altos que los de sus competidoras, desencadenando un debate global sobre la validez de su victoria.

Otro caso relevante es el de María José Martínez Patiño, una atleta española descalificada en 1986 tras un test de género que mostró cromosomas XY en su cuerpo. Este descubrimiento tuvo un impacto devastador en su vida personal y profesional. En la década de 1940, María Torremadé, una atleta española con pseudohermafroditismo masculino, eligió cambiar de sexo y pasó a ser Jorge Torremadé. Aún más atrás, Dora Ratjen, una atleta alemana en los Juegos Olímpicos de Berlín 1936, fue revelada como hombre en 1950, subrayando las dificultades históricas para establecer criterios justos en la verificación de género.

Controversias Recientes

La controversia más reciente se centró en Lin Yu-Ting y, sobre todo, en Imane Khelif, la boxeadora argelina que ganó la medalla de oro en la categoría de peso welter femenino en los Juegos Olímpicos de París 2024. La participación de Khelif ha sido objeto de intenso escrutinio debido a su biología. La Asociación Internacional de Boxeo (IBA) ha presentado evidencia que sugiere que Khelif, al igual que la otra boxeadora implicada, podría ser biológicamente hombre. La IBA, que ya había descalificado a ambas del Mundial 2023, ha publicado estudios médicos que confirman la presencia de cromosomas XY y niveles elevados de testosterona, avivando el debate sobre la equidad en las competiciones femeninas.

Ventaja Competitiva

Los atletas intersexuales, especialmente aquellos con hiperandrogenismo, presentan niveles de testosterona naturalmente más altos que los de las mujeres calificadas bajo el discutible concepto de “cisgénero”. El término «cisgénero» se introdujo en la década de 1990 en el contexto de los estudios de género para describir a quienes tienen una identidad de género que coincide con el sexo asignado al nacer. Antes de la popularización de este término, las personas no transgénero se referían simplemente como «normales» o «biológicamente hombres/mujeres». La complejidad del concepto aumenta cuando consideramos que el género asignado y su aceptación por las personas ocurren bajo condiciones anómalas, como en el caso del «hermafroditismo verdadero», un trastorno intersexual en el que una persona nace con tejidos gonadales tanto ováricos como testiculares. Esto resulta en una discordancia entre los genitales externos y el sexo asignado al nacer, dado que el individuo tiene genes para ambos tipos de órganos sexuales. Aunque los órganos desarrollados pueden no funcionar de manera óptima, la diferencia hormonal puede ofrecer a los atletas intersexuales una ventaja física en deportes que requieren fuerza, velocidad y resistencia, lo cual resulta injusto para las atletas mujeres cisgénero, cuyo sexo asignado coincide con un organismo que no cuenta con esta ventaja biológica.

Definición de la Categoría Femenina

Aún persiste el debate sobre si los atletas intersexuales deben ser considerados mujeres a efectos deportivos. Algunos argumentan que la categoría femenina debería reservarse exclusivamente para mujeres definidas por los ideólogos del pensamiento hegemónico como «cisgénero», para preservar la integridad de la competencia. Al hacerlo, pasan por alto la trampa de que habría que considerar también cisgénero a quien se identifica con un sexo asignado al nacer bajo la incertidumbre que induce el hermafroditismo antes explicado. Todo se reduciría, hablando de hombres y mujeres naturales, algo que no gusta para nada a quienes se empeñan en reducir ya no el género, sino el mismo sexo a un constructo social.

Impacto en la Participación Femenina

Hay preocupaciones de que la presencia de atletas intersexuales podría desincentivar a mujeres «cisgénero» a participar en ciertos deportes, al percibirlo como una desventaja competitiva. Esto podría tener un efecto adverso en el desarrollo y la evolución del deporte femenino a largo plazo.

Apelando a Salomón

Para abordar esta controversia de manera equitativa, se podría considerar la creación de una categoría olímpica especial para atletas con condiciones intersexuales. Esta categoría funcionaría de manera similar a las existentes para personas con discapacidades, permitiendo que los atletas con biologías atípicas compitan en un entorno justo y reconocido, sin comprometer la integridad de las categorías masculinas y femeninas tradicionales. Esta solución podría ofrecer un entorno competitivo equilibrado y respetuoso para todos, preservando la equidad en el deporte.

En resumen

El debate sobre la inclusión de deportistas intersexuales en categorías femeninas subraya la necesidad de equilibrar inclusión y equidad. La creación de una categoría especial podría ser una solución efectiva para permitir la participación justa de todos los atletas, respetando sus diferencias biológicas y manteniendo la integridad de las competiciones tradicionales. A medida que el deporte evoluciona para reflejar una realidad más diversa, es crucial abordar estos temas con sensibilidad y justicia, garantizando un entorno competitivo en el que todos los atletas puedan sobresalir sin comprometer la equidad.

Carlos M. Estefanía. Disidente cubano radicado en Suecia.

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