Por Gloria Chávez Vásquez.
Palomino es un municipio en la Guajira, departamento de Colombia con costas en el mar Caribe. Está atravesado por el río del mismo nombre y su cuenca es un asentamiento de la comunidad indígena Kogui y Arhuaca. Uno de esos pueblos es Tumweka, una comunidad aislada a la que María del Pilar García, directora de la organización sin ánimo de lucro, Pillars of Dreams con sede en Nueva York, logró llegar y comunicarse con “El mamo” (Sol en el idioma Kogui) o líder, para proponer su proyecto.
Los guardianes de la tierra
Uno de los cuatro grupos étnicos que habitan en la Sierra Nevada de Santa Martha, departamentos de Magdalena, Cesar y La Guajira, descendientes de la cultura precolombina Tayrona, reconocida por su patrimonio artístico, cultural y arqueológico. Son los hermanos mayores de la humanidad, guardianes de su armonía y viven en el corazón del mundo.
Los Cogui (“gente” en lengua cogui) visten túnicas blancas y utilizan mochilas de fibras naturales tejidas por ellos mismos. Viven en aldeas familiares, de chozas circulares hechas de hojas de palma, cada una es de uso exclusivo para hombres o mujeres. La comunidad se reúne para realizar trabajos colectivos en la agricultura, celebrar festividades o discutir temas de interés común. Debido a que son el grupo étnico con menos contacto con otras poblaciones, han conservado su cultura a lo largo de los años.
La directora de POD buscaba proveer a la tribu con los elementos necesarios para una vida digna dentro de su cultura” y proporcionar un mejor ambiente para la educación de sus menores. Como los niños dormían en el suelo, el primer paso fue entregarles hamacas y frazadas; seguidamente, útiles escolares y materiales para clases de arte. Mas adelante donarían los pupitres, una impresora y 6 paneles solares para la escuela.
El proyecto no terminó en Palomino, sino que llegó a sectores necesitados en La Guajira, y ciudades como Cartagena, Cali, Bogotá y próximamente, Medellín. El motor de Pilares de Sueños es una educadora colombiana que emigró a Estados Unidos aun adolescente, hace casi cuatro décadas.
La emigrante
La de María del Pilar García es la historia de incontables jóvenes que llegan, con tan solo su maleta, a la Gran Manzana, con la idea de resolver sus necesidades primordiales, aplicarse a trabajar, estudiar y prepararse para la vida. En el trayecto, nuestra protagonista conformó un hogar, crio y educó a sus dos hijos, mientras estudiaba y trabajaba para realizar el sueño que la acosa día a día: su misión de ayudar a otros, menos afortunados.
María del Pilar García es toda emoción y sensibilidad. Como buena caleña es hiperbólica, y como buena colombiana es sentimental. Lloró de alegría cuando consiguió que un odontólogo le arreglara los dientes, sin cobrar, a un niño de un orfanato. Heredó la vocación de servir, de su abuela y de su madre que le dieron ejemplo de generosidad con el prójimo. Nacida en Cali, su familia, (Rengifo Trujillo) es original de Buga y Pereira. Cuando estudió en el colegio Santa Cecilia, las monjas organizaban visitas con sus alumnas a los orfanatos, ancianatos y hospitales. A la joven le impresionaba la alegría que sentían esas personas cuando les llevaban música, alimentos y regalos.
Después de graduarse de bachillerato, tomó la decisión de emigrar a Estados Unidos en busca de oportunidades para superarse. “Mi llegada a NYC fue una odisea que tomó 7 días desde Cali a El Paso, Texas con escala en Dallas y de ahí a NY La Guardia”. Una aventura que no le recomienda a nadie pues es un riesgo muy peligroso. En Nueva York se instaló en casa de sus tías y conoció a Jorge Hernando, un inmigrante tolimense, que fue su jefe de trabajo en una compañía de mantenimiento. Resuelto su status, María del Pilar se enfocó en sus estudios, primero de enfermería y luego en educación.
En el lapso de 25 años, ha sido voluntaria, substituta y profesora de español, más recientemente en la escuela secundaria de Bayside en Queens donde ayudó a preparar a estudiantes para los exámenes Regents, esenciales para conectar con estudios superiores. Actualmente trabaja a distancia, con el Sistema Educativo de Nueva York, como tutora virtual.
Ya adultos e independientes, sus hijos contribuyen a las actividades de la fundación. George, que es productor musical y cofundador de Pilares de Sueños, participa en las jornadas de servicio con las mascotas de Tierra Bomba, Cartagena. Kevin, futbolista profesional ya retirado, es ahora sindicalista. Radicado en Washington, es director de las actividades deportivas. María del Pilar tiene dos nietas, Penélope Grace de 3 y Josephine Marie, de 1 año.
Recientemente la familia se radicó en Sarasota, Florida, desde donde María del Pilar viaja y supervisa el proyecto. Además, dedica tiempo a escribir. Tiene 3 libros: “Camino a un sueño” es autobiográfico. Relata los eventos de su llegada a Nueva York y sus experiencias de adaptación cultural; “Educándonos se educa”, es una guía para maestros y en “Los encantos de la edad dorada” en proceso de publicación, afronta los retos de la tercera edad.
Pilares de sueños
El propósito de la Fundación Pillars of Dreams, consiste en apoyar a organizaciones y comunidades colombianas que se ocupan de la educación y bienestar de los niños y sus familias. La organización aporta a sus afiliados, donaciones, servicio voluntario de profesionales y talleres de impacto social y educativo. Su lema es que, una juventud educada se traduce en una mejor calidad de vida en sus comunidades. Para ello es esencial rodear a los más jóvenes de un ambiente armonioso y agradable: una comunidad limpia, empática con la naturaleza, no solo con el bienestar humano sino con el de los animales.
Pilares de Sueños colabora con 5 organizaciones colombianas sin ánimo de lucro. En Cartagena, trabaja con las fundaciones Amigos del Mar (Tierra Bomba) y Dones de Misericordia, las cuales sirven a más de 300 niños en escuelas y orfanatos. POD ha contribuido con mejoras de infraestructura al edificio y la escuela: proveyendo de una cancha de microfutbol y un área de lectura para los escolares; remodelando un aula, la cocina, el baño y un área de costura para las madres. Recientemente donaron 2 aires acondicionados y 8 computadores. “Ahora tenemos al equipo de Pilar de Sueños pintando las habitaciones para los voluntarios que vienen de Europa y Estados Unidos”, nos cuenta la directora.
En Bogotá, el proyecto funciona en Instituto Cerros del Sur ICES en Ciudad Bolívar, que atiende a 120 niños de 6-14 años. En Cali, POD está asociado a la Fundación Nuevo Amanecer, que sirve a los niños enfermos de cáncer y apoya con recursos educativos a los niños de la Fundación Jesús de Nazaret. En Turbaco atiende las necesidades en hogares de ancianos y en el orfanato Dones de misericordia.
La ayuda consiste en alimentos, útiles escolares, materiales de higiene oral, toallas pijamas y juguetes a los orfanatos. A los niños con cáncer con implementos de cuidado oral, pijamas suplementos alimentos y dinero para pagar servicios. Han donado artículos de deporte y María del Pilar da talleres y clases de español y motivación, lee sus libros en talleres de lectura y dona sets para uso de maestros y estudiantes. Actualmente, las comunidades desarrollan el programa de resolución de conflictos a través del diálogo y sin violencia.
La red de voluntarios de POD cuenta con una psicóloga social comunitaria; dos odontólogos, un instructor de defensa personal, un coordinador de deportes, una consultora de educación y reclutamiento; una asistente de maestro y consejera y un gerente de medios a cargo de la tecnología y Soluciones de TI.
M.P. García, presidente y directora ejecutiva de Pilares de Sueños, viaja cuatro veces al año a Colombia, permanece dos o tres semanas durante las cuales visita dos fundaciones, entrega las donaciones y se reúne con sus colaboradores: 10 en Cartagena, 8 en Cali, 6 en Bogotá y un grupo en formación en Medellín. El equipo logístico de cinco voluntarios, se reúne en un evento en NY para recaudar fondos y donaciones y que celebra anualmente desde 2019 (con pausa durante la pandemia, reanudó actividades en 2023). La Cuarta Gala tendrá lugar en septiembre 6 de este año. Para donar o contribuir entrar a: https://www.pillarofdreams.org/es/ayuda
Es quizás la gratitud ante los logros en la vida y la compasión por los menos afortunados lo que motiva a esta educadora a tratar de resolver las necesidades de la gente en su país, especialmente las de los niños. En esa misión está en la buena compañía de colombianos como Shakira, que utiliza parte de su fortuna en remediar la pobreza de este mundo, empezando por su casa, que es la patria. Más que un deseo, es una necesidad emocional o tal vez una compulsión idealista. Una pasión, como la que inspira a pintar, a crear, a escribir, a actuar. Son personas como ellas, quienes hacen realidad las soluciones educativas y sociales que nuestros gobiernos no han podido aliviar.
Gloria Chávez Vásquez escritora, periodista y educadora reside en Estados Unidos.
