Por Zoé Valdés/El Debate.
Lo peor de la mayoría de los políticos actuales, además de su atroz incultura y de su pésimo uso de la oratoria, es su mala baba, o sea de su poca o ninguna educación a la hora de presentarse en público, y del carácter agrio que les asiste, lo que inclusive no sólo se les transparenta de sólo observarles sin demasiada atención, al apretar las mandíbulas, al revirar los ojos, al echar mano de un gesto de incordio, del que también hacen gala como si al hacerlo se engrandecieran de algún modo, como si ser groseros fuese una ventaja o un derecho ejercido desde el poder sobre quienes les han votado, y quienes les pagan sus altísimos sueldos.
¿Cuándo los políticos acabarán de enterarse de que han sido elegidos por el pueblo para representar al pueblo, y para servirlo, y no para que al contrario el pueblo les deba sumisión, les dore la píldora en cada ocasión, y les deba veneración como a una clase superior e intocable? Los políticos no son impunes ni superiores a nadie ni a nada; en cualquier caso, debieran comportarse en la mayoría de las veces con humildad y ser juzgados más severamente por sus fallos que con indulgencia por sus aciertos.
Llevo tiempo estudiando a los políticos, sobre todo a los españoles, y a Pedro Sánchez y a cada uno de los miembros de su Gobierno a los que más. No hay un día en que sus rostros no denoten ira acumulada, sus miradas no sean el reflejo de la aspereza más endemoniada, y el verbo, aunque en tono bajo, no contenga una pobreza idiomática y una retórica ideologizante, sin una idea clara y acertada, efectiva. A todo esto, habría que añadir que, frente al mediocre histrionismo de Sánchez, quien anhela pasar (a la historia, desde luego, asunto tragicómico) como alguien impertérrito, y salvo a su doblez en el volumen englobado de su lenguaje, tenemos a una recua de políticos y políticas –sobre todo ellas– a cuál más exasperante por gritona.
Entre las políticas más gritonas de España, y que maneja su gestualidad de una manera francamente con una vulgaridad rayana en la chusmería más baratucha de cualquier barriobajero solar habanero en época del castrismo, o sea, ahora mismo, se encuentra Irene Montero. Montero es el vivo ejemplo de cómo alguien entra en política desde lo más bajo para no aprender nada en lo absoluto e irse degradando de forma abismal hacia lo más indecoroso e inhumano que una persona pudiera desear e imaginar, y caer todavía más profundo si se pudiera…
Zoé Valdés. Escritora y artista cubana e hispano-francesa. Nacida en La Habana, Cuba, 1959. Caballero de las Artes y Letras en Francia, Medalla Vermeil de la Ciudad de París. Fundadora de ZoePost.com y de Fundación Libertad de Prensa. Fundadora y Voz Delegada del MRLM. Ha recibido numerosos reconocimientos literarios y por su defensa de los Derechos Humanos.