Por Víctor Fernández.
Los cubanos hemos vivido nuestro exilio básicamente de tres maneras respecto a la política en Cuba. Unos hemos sido críticos y combativos contra la dictadura castrista a lo largo de los años; otros han optado por el silencio y por confesarse apolíticos; y otros han apoyado a la dictadura con críticas y enfrentamientos -en no pocas ocasiones- contra el primer grupo. Y es que una de las cosas de las que tienen que desprejuiciarse los cubanos (tanto de dentro, como los que han conseguido escapar) es separar Cuba, de Gobierno de Cuba. Esa simbiosis macabra se la deben a la dictadura castrista que durante 62 años ha pervertido mediante un adoctrinamiento constante la mente de generaciones de cubanos con la idea de que Cuba es la “Revolución”, y no existe otra manera de amar a la patria sino es a través del credo comunista. Esta propaganda ha sido puesta en la mente colectiva mundial por a la izquierda internacional que ha sido desde siempre -y es- eco y valedora de las atrocidades del castrismo.
En no pocas ocasiones los cubanos del primer grupo hemos vivido situaciones como la siguiente: -¿De dónde eres? -De Cuba. -De Castro o de Miami. Porque lo otro que consiguieron el dictador Castro, y la izquierda mundial fue propagar y consolidar en el mundo esas dos clasificaciones, “Se es de Cuba”, o sea, de los que supuestamente aman la patria y por tanto son comunistas, o “Se es de Miami”, esos “mafiosos delincuentes apátridas”, según la idea castrista, es decir, anticubano. Pocos grupos migrantes han llevado a cabo la labor de filantropía y solidaridad con sus coterráneos emigrados como los cubanos en los USA, que han acogido a sus compatriotas desde 1959, se han organizado y le han dado ayuda financiera a su llegada, albergue, contactos para conseguir trabajo. Pocos grupos migratorios han sido más denostados por la izquierda mundial como el cubano.
El segundo grupo, el de los “silenciosos apolíticos”, junto con el tercero han mantenido esa actitud por básicamente una cosa: La dictadura cubana tiene secuestrado a todo el pueblo de Cuba. Hasta hace muy poco salir de Cuba era prácticamente imposible, durante 20 años ir a Cuba fue imposible. De ahí que los de fuera, si quieren ver a su familia tienen que pasar “filtros de idoneidad”. El requisito es único: Si has hablado en contra del castrismo no entras, punto. De ahí el silencio cómplice de tantos miles de cubanos. Han aceptado el chantaje de la dictadura a cambio de poder ver a sus familias.
Muchos han sido los artistas cubanos que han sido cuestionados sobre tema de la isla durante sus tours y presentaciones internacionales, pero han preferido callar para mantener un pie en las dos orillas. ¿Oportunismo? ¿Supervivencia? Ellos sabrán. El caso es que ellos, que han visto Cuba por dentro y el mundo, sí saben qué no hay en Cuba, y qué le falta a Cuba, pero han dado la callada por respuesta, han sido tremendamente diplomáticos, o han llegado a agredir a los cubanos del primer grupo. El grupo musical del que salió Yotuel Romero está entre esos artistas. En los momentos más álgidos de su fama aquí en España fueron incapaces de decir una sola palabra crítica sobre la dictadura cubana, pero sí fueron frontales en contra de anticastristas célebres como la escritora Zoé Valdés, quien fuera confrontada en un programa de televisión española por Yotuel Romero quien desmintió algo que acaba de decir la escritora: “En Cuba los niños no toman leche” (cosa real durante 62 años pues a día de hoy la libreta de “abastecimiento” castrista ha tenido racionada la leche y les quita a los niños, a los 7 años de edad, el derecho a comprarla), saliéndole al paso, mostrando su perfecta y blanca dentadura para apoyar su tesis Yotuel ripostó: “Mira mi dentadura y dime si sería así si yo no hubiera tomado leche” (o algo parecido, las palabras no son textuales). Un buen día hace muy poco, Yotuel se embarcó en el proyecto de la canción Patria y Vida, que está sirviendo de lema en las rebeliones dentro de la isla, y, he ahí que de repente Yotuel es la voz del anticastrismo. Si me lo hubieran dicho en 2003 no me lo habría creído.
Esta mañana a través de un amigo recibí un link de la página de Pablo Milanés, en que con mucho tiento dice “Es irresponsable y absurdo reprimir a un pueblo que…”. ¡Muy bien por Pablo! ¡Gracias! ¡Si solo hubiera dicho algo al menos en esa línea en 1994 cuando el malogrado “Maleconazo”, o a lo largo de 62 años de represión castrista, el favor que le habría hecho al pueblo y a la Libertad de Cuba habría sido inconmensurable! Pero no, a lo largo de su exitosa carrera internacional Pablo Milanés ha sido portavoz y garante de la dictadura castrista, como Silvio Rodríguez, con una salvedad muy grande: la baja calidad humana de Silvio Rodríguez es pública y notoria en Cuba, no así la gran calidad humana de Pablo Milanés que es conocida por todos; él será o sería comunista, pero nunca se le ha conocido que haya hecho daño en lo personal a nadie, más bien todo lo contrario. Muchas son las historias que lo dibujan como alguien con un gran sentido de la solidaridad y el humanismo.
A raíz del grito de ¡Libertad! y ¡Abajo el comunismo! que levantaron miles de cubanos valientemente al cielo el 11 de este mes, muchos han sido los que han decidido romper su escogido silencio en el exilio económico y se han decidido a hablar, dar su cara, y criticar al régimen en las diferentes plataformas de internet por primera vez. ¡Bravo por ellos! Sé que el lema “Patria y vida”, sacado de la canción es una contraposición al “Patria o muerte” de la dictadura, lo respeto, aunque me habría gustado más que se entonara un más martiano “Patria y Libertad”, o el tradicional mambí “¡Viva Cuba libre!”, pero bienvenido sea, en cualquier caso. La rebelión de los cubanos es per se un mensaje firme contra la dictadura, de ahí que ya esté la izquierda internacional contraatacando a los cubanos y repitiendo ad nauseam el mensaje de la tiranía castrista: “son delincuentes y gente pagada por el imperio”. Nada más lejos de la verdad. Son cubanos cuya mente rompió la jaula castrista y decidió reclamar lo que es suyo: el derecho a ser libres, a escoger qué gobierno quieren para su país, qué educación quieren para sus hijos. La inmensa mayoría de los cubanos que se echaron a la calle son jóvenes y adolescentes que fueron adoctrinados por la tiranía en el infame “¡Pioneros por el Comunismo! ¡Seremos como el Che!”, pero su instinto humano de salvación, de mejoría, de libertad individual y colectiva es claro y ha ganado: Ni quieren ser como el Che (ese infame asesino vil), ni quieren ser comunistas. ¡Ojalá lo consigan!
Curiosamente se han comenzado a oír hace pocos días las voces de varios intelectuales y artistas cubanos de dentro y fuera de la isla, algunos con “carrera” de disidentes. Digo curiosamente porque durante los días más álgidos del levantamiento estuvieron en silencio. Este último grupo se suele identificar con ideas de izquierda, y algunos son abiertamente socialistas. Por supuesto que en una Cuba libre ideal debe y tiene que existir una izquierda con voz y representación en la forma de gobierno que los cubanos decidan masivamente darse, PERO: por justicia y decencia, así como en Nuremberg se juzgó y proscribió para siempre jamás la ideología Nacional Socialista Alemana (NAZI), el Comunismo y sus derivados deberían ser juzgados y proscritos para siempre jamás en Cuba. Los comunistas ya dijeron todo cuanto tienen que decir, cometieron en Cuba atropellos contra todos y cada uno de los enunciados de la Declaración de Derechos Humanos, los están cometiendo en este momento, de modo que no deberían tener cabida en una futura Cuba libre, si quieren existir reconvertidos en Socialdemócratas, sea, pero ningún partido de nomenclatura comunista debería tener parte en el futuro de Cuba.
Víctor Fernández es escenógrafo y director de escena, historiador de la ópera, galerista, y profesor de inglés.
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