Por Sonia Yáñez Calvo.
Ruinas de Rosalía de Castro no nos habla de castillos ni de restos de estructuras que alguna vez fueron un todo, pero que se han derruido. Al inicio del libro, ya saca al lector del posible equívoco que pueda causar el título de esta novela corta:
«No voy a hablar de las ruinas de Roma, que no he visto, y que quisiera ver, ni de las de Pompeya, o Herculano, con que he soñado muchas veces, vengándose así mi imaginación de la mala suerte, que no me ha permitido contemplarlas realmente.
Pero aunque así no fuera, ¿qué iría yo a decir sobre esos antiguos y majestuosos restos, después que nos los han descrito con el lenguaje de la más bella poesía tantos genios ilustres?
También existen ruinas vivientes, que arrastran en pos de sí un mundo de gloriosos y tristes recuerdos y que aparecen tan aisladas en medio de los hombres nuevos como si bogasen sobre las olas misteriosas de mares desconocidos o habitasen en medio de los yermos de la Tebaida.»
Ruinas, publicada por primera vez por entregas en el periódico El museo universal nos cuenta la historia de tres excéntricos amigos: Isabel, una anciana que vive con su gato Florindo; Braulio, un comerciante que ya no está en buena posición económica, y Montenegro, un hidalgo en la miseria que sueña con recuperar la herencia usurpada y dar mejor vida a su madre. Los tres están unidos por una amistad y unos valores que provocan las habladurías y burlas de los vecinos de la villa, pues en su situación, son considerados como ruinas humanas para el pueblo.
Ruinas es una novela costumbrista que por momentos es comedia y se va volviendo tragedia, y en ningún momento falta la característica ternura de la mirada de Rosalía. Rosalía describe una sociedad que parece que hoy muchos quieren que regrese, una sociedad en la que alguien como Montenegro tiene que formarse como autodidacta porque no puede procurarse estudios universitarios, una sociedad que se burla de que personas como estos tres amigos conserven su dignidad y sus valores a pesar de no conservar una buena posición ni económica, ni social. Una sociedad no muy distinta a la actualidad, en la que normalizamos unos valores y actitudes que no deberíamos aceptar con tanta resignación. En contra de lo que considera normal la mayoría, como refleja esa villa de Ruinas, es en esa aceptación donde reside el peligro de convertirnos en ruinas humanas.
También en Ruinas de puede ver su reivindicación feminista a través de la crítica inicial, ¿cómo osaría una mujer como ella escribir sobre ruinas como Roma o Pompeya, cuando ya han hablado de ellas los genios ilustres?
Toda la esencia de Rosalía de Castro está en esta novelita. Quería rescatar y recomendar este título por la reivindicación de esos valores que se están perdiendo de nuevo, si es que alguna vez los tuvimos del todo, y visibilizar también su prosa, no exenta de su esencia poética.
Celebramos hoy el nacimiento de Rosalía de Castro (23 de febrero de 1837, Santiago de Compostela), una escritora gallega que potenció y valorizó la literatura en este idioma.
Los orígenes de su nacimiento fueron complicados, pues era hija de una noble y un sacerdote, y que su familia materna no la aceptase le provocó una crisis de identidad que marcó su adolescencia.
Su primer poemario La flor fue apoyado por Manuel de Murguía, con quién contrajo matrimonio y que le sostuvo en toda su carrera.
Los orígenes de su nacimiento, la pérdida de tres de sus hijos y su débil salud la marcaron tan profundamente que en toda su obra se palpa su sensibilidad y melancolía.
Cantares gallegos, Su primer poemario en gallego marca un antes y después del idioma, por eso Rosalía es considerada como una autora fundamental del siglo XIX,pues junto con Manuel Curros Enríquez y Eduardo Pondal, es la precursora del Rexurdimento (en castellano, resurgimiento), es la etapa cultural de la historia de Galicia que se desarrolló a lo largo del siglo XIX y que tuvo como característica principal la revitalización de la lengua gallega como vehículo de expresión social y cultural tras el periodo de ostracismo que se conoce como séculos escuros (siglos oscuros en castellano).
Cuando la familia se traslada a Simancas (Valladolid), donde su marido es nombrado director del archivo de la misma localidad, escribe parte del famoso poemario Follas novas.
A comienzos de 1880 publica un número considerable de poemas en castellano que serán recogidos en el libro En las orillas del Sar.
En 1883 se trasladó a la localidad de Padrón, donde falleció dos años después, a los 48 años, a causa de un cáncer de útero.
Murguía inicia el Prólogo a la segunda edición de En las orillas del Sar con estas palabras:
«Cuando la vi encerrada en las cuatro tablas que a todos nos esperan, exclamé: «Descansa, al fin, pobre alma atormentada, tú que tanto has sufrido en este mundo».
Sonia Yáñez Calvo es escritora y bloguera.