
Por Julio César Soler Baró.
No entiendo bien, o nada, o sí que entiendo, pero de algún modo he de comenzar con un texto en el que, como es habitual, no dejaré nada sin cuestionar.
¿Cuál es el objetivo de esta flotilla de Miami a las aguas compartidas con Cuba y el resto mundo? ¿Puede alguien explicarme? ¿A la hora de los fuegos artificiales hay toque de queda en La Habana, o no? ¿Otras provincias? ¿Quién verá los fuegos? ¿Para quién son estos «Fuegos del Hambre”, para nosotros los cibernautas cubanos lejos, ¿posados lejísimo de Marianao? ¿Para convencer a los lobistas de Washington a que nos tiren un cabo?
No entiendo, digo, aunque sí que entiendo porqué USA no ha enviado los globos de Internet a granel a Cuba ya, y sí permite zarpar a la «Flotilla Romántica» desde sus costas…
Este tipo de acciones puntuales, como las de «La Flotilla de los Artificios» son sin duda buenas. ¿Lo son, sin dudas, cómo? ¿Realmente a cuántos ayuda? A quiénes ayuda, es más apropiado preguntar. ¿Cómo les ayuda?
Ayudan a la conciencia del cubano fuera de Cuba, manteniéndonos además ocupados mientras poderes mayores siguen haciendo dinero a costillas de nuestra buena voluntad e inocencia, y también porqué no gracias a nuestro oportunismo.
Es como cuando sorteamos la basura en casa amables, cooperativos, inocentes y egoístas mientas las grandes empresas siguen dándole candela no sólo al gas natural, al carbón y al petróleo sino también al excedente de producción agrícola habiendo tanta gente muriéndose de hambre en el mundo.
Las Riual Revolutions, como les bautizó Max Gluckman, el antropólogo, son esas prácticas sociales periódicas, recogidas o no, en los estatutos de las organizaciones y otros grupos sociales, cuyo verdadero objetivo no es el de conseguir los cambios reales, necesarios para la transformación positiva de dichas organizaciones o grupos sociales, sino el de reafirmar conscientemente o no el sistema social establecido y entonces las relaciones de poder imperantes en tales constelaciones.
Mientras se crea entre los integrantes de dichas organizaciones y grupos sociales la sensación de que los mismos ejercen sus derechos democráticos, que participan de un poder real. Esto es: tienen lugar eventos en los que cada cual ejerce su derecho a la reunión y a la palabra, al grito y en este caso a la navegación; pero en realidad lo que ocurre es que se liberan presiones que de no ser liberadas amenazarían peligrosamente al poder establecido. USA, su administración actual, que se niega a intervenir en Cuba con su ejército en ayuda del pueblo cubano, tiene que permitir a los cubanos en USA zarpar en estas embarcaciones privadas, desarmados, o mejor dicho armadas con Fuegos de Mentiritas, sin derecho a rescatar compatriotas en alta mar y sin pasarse de La Rayita Internacional o se les fastidia, con una Revolución Real, el negocio en la orilla de la playa propia.
Vamos a ver si hacemos la tarea, leemos un poco de lo que NO escribe el pollo y nos dejamos de «Fuegos Artificiales», de tonterías, que llevamos 62 años en la misma mahomía.
Julio César Soler Baró, poeta y antropólogo cubano exiliado en Suecia. Oluwo Otura-Nico.
#JullArt
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