Por Zoé Valdés/La Gaceta de la Iberosfera.
Hace poco un amigo me envió un vídeo donde Leonardo Padura, cómplice del régimen, afirmaba que lo que había en Cuba era una utopía. No vi el vídeo, como tampoco leo los libros supositorios de Padura; este amigo muy alterado me comentó: «Mira lo que dice este cabrón, que lo de Cuba es una utopía. ¡Es una dictadura!».
En efecto, aunque para mi tiranía, fue una dictadura que devino tiranía, totalitarismo a pulso. Comunismo fue desde el primer día, como comunista es Padura. Un comunista tapiñado, aunque desde hace rato ya no tanto. Recuerden su entrevista en el programa de YouTube de Pablo Iglesias, entrevistado por el líder de Podemos, memoricen además sus conferencias, relean sus artículos, pero sobre todo, recuerden cuando Dilma Roussef, la guerrillera terrorista convertida en presidente de Brasil, lo invitó a su despacho y declaró que era su escritor predilecto, con tantos escritores magníficos que hay en Brasil; más tarde Raúl Castro le dio la tarea a Padura de visitar en la prisión al actual presidente corrupto brasileño, Lula da Silva, hasta allí el escribano le llevó instrucciones provenientes del tirano de Cuba. Recuerden también a Leonardo Padura, bocina en mano, en medio de una protesta de comunistas brasileños, exigiendo durante el gobierno de Joao Bolsonaro la libertad de Lula, fundador junto con Fidel Castro de una de las estafas mayores del mundo, el Foro de Sao Paulo.
Padura jamás ha participado en una protesta en Cuba para exigir la libertad de los presos políticos cubanos, él debe de saber muy bien que mientras el preso político negro Orlando Zapata Tamayo moría de sed durante una huelga de hambre en una ergástula del castrismo cundida de ratas, se le rogó a Lula, de visita a Castro entonces en La Habana, que intermediara por la vida de Zapata Tamayo. Lula respondió que «ese negro era un delincuente», y no hizo absolutamente nada. Zapata Tamayo es un mártir y un héroe de Cuba. Lula no es más que un presidente fraudulento y un expresidiario corrupto, como Padura es un escritor concebido por el régimen para acallar a las voces del exilio, a los escritores del exilio, como intentó hacer con Guillermo Cabrera Infante y sigue intentándolo conmigo.
A Padura no sólo lo nacionalizaron español —no recuerdo si bajo el gobierno de Zapatero o de Rajoy, de esa forma vive protegido en su residencia de Mantilla, alejado de La Habana, con los privilegios propios de un chivato— además su editora le forrajeó el Premio Príncipe de Asturias; eso lo sabe hasta el gato en Cuba y fue vivamente comentado en el resto del planeta. Mientras en Cataluña se intentaba dar un golpe de estado por los nacionalistas, algunos de los lectores españoles de Padura le suplicaron en las redes sociales que se manifestara por España. Jamás lo hizo. Padura, como buen comunista, no quiere ni respeta a España, mucho menos a Cuba, su amor y su lealtad es al comunismo y a su residencia en Mantilla, aunque allí no pise con frecuencia. Se dice que adquirió casa en Madrid, y también en Miami, a donde es invitado a las Ferias del Libro de esa ciudad…
Pulse aquí para continuar leyendo en la fuente.