Por Zoé Valdés/La Gaceta de la Iberosfera.
Cuba, la isla caribeña situada a sólo 145 kilómetros al sur de Florida, ha sido durante décadas foco de discusiones internacionales relacionadas con la seguridad, la política y la economía de la región. Entre los debates contemporáneos más complejos y polémicos se encuentra el tema del narcoterrorismo: un concepto que mezcla las actividades ilícitas del narcotráfico con acciones terroristas para influir poderosa y negativamente en sociedades y gobiernos. ¿Qué papel juega Cuba en este entramado? ¿Existen pruebas reales de una participación sistemática del gobierno cubano en redes de narcotráfico y terrorismo?
El término «narcoterrorismo» surge a finales del siglo XX para describir la convergencia entre el tráfico de drogas y estrategias violentas o terroristas. En Iberoamérica, países como Colombia y México han sido históricamente asociados con este fenómeno, debido a la presencia de organizaciones criminales que utilizan el terror para proteger sus intereses y expandir sus operaciones. Sin embargo, la aplicación de este término a Cuba implica casi siempre, por no decir, siempre, una revisión cuidadosa de los hechos y de la historia política de la isla. Cuba es quien proporcionó una ideología y un modelo para que el caldo de cultivo del narcoterrorismo fuese enteramente eficaz; además, el régimen castrista creó en los años ochenta un sistema modulativo para usar su participación con carácter injerencista en guerras extranjeras e introducir el narcoterrorismo o diamante-terrorismo como moneda de cambio favorable a sus propósitos y enriquecimiento individual de los jerarcas comunistas. Traficar y asesinar fue convertido por los líderes castristas en una especie de arma vengativa contra los sistemas capitalistas.
Tras el triunfo de la revolución castrista en 1959, el nuevo sistema liderado por Fidel Castro se consolidó como uno de los regímenes socialcomunistas más longevos del hemisferio occidental. El aislamiento impuesto por el embargo estadounidense y las relaciones tensas con otros países de la región colocaron a Cuba en una posición compleja, aunque preferencial ideológicamente debido a las causas típicas de la izquierda: justicia social, lucha antiimperialista, etcétera… A pesar de desafíos económicos y políticos, el país ha mantenido una red de relaciones internacionales con países aliados y ha sido protagonista en foros globalistas sobre seguridad y cooperación, además de crear el Foro de Sao Paulo, obra de Fidel castro y Lula da Silva.
Al confiscar los negocios norteamericanos y romper con Estados Unidos, Cuba pasó a manos de la URSS y a depender enteramente del monolito comunista y de su modelo económico y sistema social. A lo largo de los años, el régimen ha enfrentado numerosas acusaciones provenientes de sectores políticos que buscan vincular a la isla con actividades ilícitas, incluido el narcotráfico. En los años ochenta, algunos informes de agencias estadounidenses afirmaron la existencia de rutas de tráfico de drogas que atravesaban el territorio cubano, supuestamente con la tolerancia o complicidad de funcionarios locales. Sin embargo, muchas de estas afirmaciones se han ocultado, por una razón u otra, y han sido refutadas por investigaciones independientes y por el propio gobierno cubano, como no podía ser de otra manera. Inclusive si el propio Fidel Castro declarara en la ONU años antes que Cuba podía proponerse ser muy eficaz como estado terrorista (vídeo en YouTube), y que se creara el departamento MC (Moneda Convertible, que ellos mismos llamaron humorísticamente Mariguana Cocaína en sus círculos de poder), que al ser descubierto por Estados Unidos, Fidel Castro se desentendió en unos de esos actos histriónicos que acostumbraba a organizar. Juzgó a varios generales y secuaces suyos durante sucesivas noches televisadas, en lo que se llamó la Serie del MININT (Ministerio del Interior), y ejecutó mediante fusilamiento a varios generales y personas altamente implicadas y derivadas del régimen, a otros los condenó a cadena perpetua.
El papel de Cuba en el tráfico de drogas tiene que ver con la ubicación estratégica de Cuba en el Caribe, lo que la convierte, inevitablemente, en una región de tránsito potencial y exponencial para el tráfico internacional de drogas. No obstante, desde el punto de vista oficial, el régimen castrista ha mantenido una postura de presumible tolerancia cero frente al narcotráfico, aunque colaborando desde su liderazgo ideológico, relacionado potencialmente con Pablo Escobar, tal como manifestó ‘Popeye’ el jefe de los sicarios de Escobar como se puede comprobar aquí.
En diversas ocasiones, Cuba ha colaborado con agencias internacionales en la intercepción de cargamentos ilegales y la detención de individuos relacionados con el crimen organizado, pero al mismo tiempo es lo que la ha mantenido siendo el cerebro fundacional y funcional del concepto y del método…