Por Zoé Valdés/Gaceta de la Iberosfera.
Estoy leyendo el libro que ahora mismo se ha situado en el número uno de ventas en Francia en el género de Ensayo; se titula Diario de guerra. Es a Occidente a quien se asesina (Editorial Fayard, 2024), del letrado, abogado, periodista y escritor, Gilles-William Godnadel, a quien sigo entusiasta en sus valiosas intervenciones en CNews y en las redes sociales, notablemente en Xuiter.
Estamos ante un diario, tal como lo indica el título, personal, sí, desde luego, pero al mismo tiempo se trata de las confesiones de un guerrero, ¿vencido? No lo sabremos hasta que no termine esta guerra iniciada por Hamás el 7 de Octubre del 2023 contra Israel mediante el aterrador pogromo que conmovió al mundo y que removió cada una de las cuerdas emocionales internas del pueblo judío e israelí, como no se habían vuelto a remover desde la Segunda Guerra Mundial.
Desde las primeras líneas Goldnadel desgrana dolorosas reflexiones sobre Israel y sobre sí mismo, y deja claro que como todo su pueblo él está en guerra, que sus hijos, que debieron marcharse a Israel desde hace un tiempo, porque la situación para los judíos de Francia empezó a deteriorarse bastante (acentuada tras el pogromo del 7/O), viven bajo la guerra y los bombardeos cotidianos de cohetes islamistas; que él, aunque debiera haberse ido a Tel Aviv, ha decidido responder con las armas que mejor sabe manejar: la escritura, las intervenciones públicas.
Haciéndolo, a mi juicio, ha ido venciendo, aunque no ganando. Un escritor siempre pierde en las batallas políticas, aunque triunfe bajo los méritos del honor y de la distinción.
Goldnadel, de forma muy directa y valiente, deja claro que el estado actual de la prensa es lamentable debido a su izquierdismo de a tres por kilo; sobre todo comenta y argumenta que el antisemitismo de la derecha de 1923 no es peor al antisemitismo de la izquierda del 2023-24. Yo añadiría al “antijudeocristiniamo”, puesto que la religión más atacada en la actualidad en el mundo es el cristianismo, de esas masacres pocos hablan.
En cuanto a la prensa, no lo dejaría exclusivamente en el formato periódicos impresos, digitales, en los medios de comunicación liderados por las redes sociales, lo extendería a las Agencias de Prensa…
De momento se hizo un silencio voráz en el auditorio, “sepa usted que yo no estoy desinformado”, dije al colega doctor, te lo recalco, agregué, “soy evangélico de derechas y defiendo al Estado de Israel”, terminé mi argumentación y el silencio fue aún más profundo y agotador, tal vez pensaban que tenía covid o dengue, en fin, el comunismo se ha infiltrado en los huesos de Occidente entre cobardes y desesperados, millonarios y en favelas, esto me pasó en Buenos Aires.