
Por Ulises F. Prieto.
Entró, dio un portazo, fue hacia su sofá y con un movimiento brusco cayó sobre él. Su mujer lo miró casi por dos segundos y mientras bajaba la vista para seguir tejiendo, le preguntó:
– ¿Qué pasa?
– ¿A mí? Nada, nada; ¿qué podría pasarme? – Respondió nervioso.
Apartó la vista hacia un lado, y luego volvió a mirarla de arriba a abajo.
– A ella no – pensó -. No me entendería. Ni siquiera me hará caso. No sabe hacer otra cosa que tejer, lo único que tiene en la cabeza son puntos al derecho y al revés. No, está decidido, a ella no. Cualquiera otra persona sería preferible… Por ejemplo, podría contárselo a… ¿A quién? ¿A un amigo? ¿Cuál? ¿Cómo empezaría? Imagina la situación: diciéndole que en la entrada a mi casa había una rata… hablando, o exigiéndome que le diera un plato de comida porque tenía hambre… ¿Qué cara pondrá? Creerá que estoy bromeando o que estoy completamente loco… Lo mejor es que crea que es una broma. Si me diagnostican alguna locura no me tomarán en serio nunca más, me echarán del trabajo y me resultará imposible conseguir otro. Lo contaré como si fuese una mofa, eso es… Pero… Tampoco tiene sentido. ¿Para qué, si no me van a creer? Ya está, no se lo cuento a nadie. Quizás lo mejor sea olvidarlo. ¿Qué importa que se sepa? ¿Acaso el Mundo va a cambiar porque una rata sepa hablar? No es importante; además es posible que haya sido una ilusión mía, un engaño de mis sentidos por culpa del cansancio… Pero parecía tan real ¿Cómo podría saber si fue verdad, si no lo pregunto? No podré olvidarlo hasta que no lo cuente. Tengo que sacarlo de aquí dentro. ¡Qué sea lo que sea! Me hace falta. Es más, lo haré ahora mismo.
Se levantó, fue hacia ella.
– Ya puedo imaginar – pensó –, sólo guarda fronteras en su cabeza.
Se sentó, le acarició la mejilla y le dio un beso.
– ¿Sabes una cosa? – Le preguntó.
– Una no, varias – coqueteó.
– Afuera hay una rata…
– ¡Cierto! – Interrumpió. – Se me pasó la hora… Hazme un favor, alcánzale la cesta que está en la cocina. No te preocupes que ya está caliente – dijo con voz queda sin levantar la vista del tejido.
Ulises F. Prieto es Profesor de Matemáticas y escritor.
Delicioso.
Muchas gracias. Un abrazo.
Que maravilla.
Gracias inmensas!!
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