Por Esperanza Ruiz/Gaceta de la Iberosfera/Redacción ZoePost.
Tal y como la conocemos hoy, con sus temporadas y diseñadores, la moda es un fenómeno reciente. La cosa empezó con Charles Frederick Worth hace poco más de dos siglos. A pesar de que España jamás haya sido una potencia del trapo, ni falta que le hace, ha dado al imperio de lo efímero nombres míticos sin los cuales sería imposible entender la industria del vestido. Me refiero, entre otros, a Cristóbal Balenciaga.
El universal genio de Guetaria, amigo de Givenchy y Dior, se inspiraba en los grandes maestros de la pintura a la hora de dar vida a sus creaciones, no en raperos ni en la «cultura urbana». Visionario, decidió cerrar su casa de costura en 1968. El mundo que él había conocido hasta entonces se tambaleaba. No deseaba asumir la introducción del prèt-à-porter y los cambios que, como él intuía, sufriría el sector. En cierto sentido, no le faltó razón. Décadas más tarde, su nombre acabó siendo comprado por el grupo LVMH, que lo ha desnaturalizado haciendo de su casa algo grotesco.
El asunto del sexo y los menores puede asimilarse a una enfermedad oportunista: resurge cuando el cuerpo social está bajo de defensas
En la actualidad, la moda es fundamentalmente pasto de dos multinacionales a cuya cabeza se encuentran magnates, no sólo del vestido sino también del alcohol, la marroquinería fina o la prensa. Su capacidad de influencia no debe ser desdeñada.
Estas corporaciones, construidas por decenas de marcas, son fieles palafreneros de las causas más mimadas por nuestras élites. La libertad sexual, madre del cordero, es uno de los principios fundadores de nuestra época e inseparable del famoso «disfrutar sin límite» sesentaiochista. Sería ingenuo pensar que esto sólo se limitaba a la coyunda entre adultos. Hoy, algunos creativos o responsables de comunicación, reemplazando a los antiguos pelanas de finales de los 60, continúan desarrollando el concepto. Es lo que ha ocurrido recientemente con la casa Balenciaga.
Su última campaña fotográfica mostraba niños de corta edad, solos y dentro de una escenografía poco equívoca, sujetando uno de los accesorios que forman parte de la tétrica colección primavera-verano 2023. Se trata de un bolso con apariencia de oso de peluche, pero ataviado con un arnés sadomasoquista…
Que tronco de puerco y descarado el, Gucci, el fotografo Galimberti (nada que ver con el periodista) que dice que el no sabia y los otros queriendo descargarle el cubo de M y aqui en Italia mudos ni ji han dicho este escandalo tiene muchos videos e informes pero nadie hace nada porque ellos son amigochos y protegidos por el WEF de Klaus Schwab y Yuval Noah Harari hay que oir lo que dicen estos dos demonios
andaba leyendo que en esta puerca historia esta implicado tambien el marido de Salma Hayek y Louis Vuitton y que en Londres cerraron la boutique con la publicidad pedophilie y se llaman inocentes y tambien el -“yo no sabia” siempre presente
No me extraña nada de esos personajes demoníacos.