EDITO

La nueva maniobra del poder totalitario cubano

Por Minervo L. Chil Siret.

¡Qué poco les duró el «requisito» de la edad máxima para el cargo de «Presidente de la República»! Todo indica que ya la oligarquía totalitaria cubana decidió quién será la nueva marioneta puesta a dedo y que es de edad avanzada. Parece que después de todo, el relevo generacional ha fracasado, como todas sus medidas, y las nuevas generaciones de «cuadros» aparentemente no son tan confiables.

Y qué coincidencia que esta reforma constitucional se hace sin debate previo y sin mucha cobertura mediática, justo tras un «escandalo» de enormes proporciones en las redes sociales y los medios de difusión que todavía tiene a casi todos entretenidos en la supuesta «renuncia» de la ministra de Trabajo y Seguridad Social.

La junta político-militar que detenta el poder real en Cuba, experta en desviar la atención de lo verdaderamente importante, fabricó una nueva cortina de humo en la que utilizó y sacrificó un «cuadro» para ellos intrascendente, totalmente desechable, para poder ejecutar en la sombra y el silencio, como es su costumbre, el cambio que verdaderamente le interesaba, según sus propias palabras, «ante la necesidad de garantizar la institucionalidad de la nación y asegurar el futuro de la revolución».

Una muestra más del cambio-fraude institucionalizado en Cuba. Cuando les estorba o le sale mal lo que ellos mismos decidieron y vendieron como cambio y renovación, pues simplemente lo revocan y aquí no ha pasado nada.

El único proyecto de la cúpula mafiosa que controla el país y ha secuestrado todas las instituciones del estado es mantener su poder totalitario a toda costa.

¡Basta ya de jugar con el pueblo! Lo que Cuba y los cubanos necesitan es un nuevo proyecto de país, en el que reinen la Verdad, la Transparencia y especialmente, como reclamaban los manifestantes del 11-J, la Libertad.

Por ello es menester, como quería aquel que nos enseñó primero a pensar, el P. Félix Varela, «fundar un pueblo nuevo y de sincera democracia», que tenga como guía, al decir de nuestro Apóstol de la Independencia José Martí, «el culto de los cubanos a la dignidad plena del hombre», para así poder crear una Cuba verdaderamente «con todos y para el bien de todos».

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