EDITO

La mutación de la ONU y la revisión de la Agenda 2030

Por Gloria Chávez Vásquez.

EL LEVIATÁN Y SUS TENTÁCULOS.

“Estamos ante una nueva era oscura de la humanidad. El mundo está dividido, deprimido, preocupado, hostil y sin esperanza”. Y este es tan solo uno de los mensajes de mandatarios del mundo ante la 79 Asamblea General de las Naciones Unidas, celebrada en Nueva York.

Y es que, según el presidente de El Salvador, Nayib Bukele, “no se puede reclamar el título de mundo libre si tu gente no es libre para caminar por las calles sin temor de ser acosadas, robadas o asesinadas”. Bukele afirmó ante la AG que “hoy el mundo libre, ya no es libre” y que “las amenazas de guerra continúan”.  Es un hecho que, “una vez una nación abandona los principios que la hacen libre es solo cuestión de tiempo para que pierda su libertad por completo”.

El presidente argentino, Javier Milei, por su parte, observa la inquietante “mutación” que ha sufrido la ONU. Desde hace ya varias décadas, “en la Organización de Naciones Unidas se permite el ingreso al Consejo de Derechos Humanos, a dictaduras sangrientas como la de Cuba y Venezuela, sin el más mínimo reproche. Se permite también el ingreso al Comité para la Eliminación de la Discriminación contra la Mujer, a países que castigan a sus mujeres por mostrar la piel y se vota sistemáticamente en contra del Estado de Israel, el único país de Medio Oriente, que defiende la democracia liberal. La ONU continúa demostrando, además, una incapacidad total para responder al flagelo del terrorismo”.

La premier italiana Giorgia Meloni pidió “volver al sentido profundo de lo que dio vida a este lugar, la Comunidad de Naciones y Pueblos que se reconocen en la Carta de las Naciones Unidas de 1945, nacida para encontrar soluciones compartidas que pudieran garantizar la paz y la estabilidad”.

De acuerdo con el presidente Bukele, “el mundo está siendo testigo real de la erosión de la libertad de expresión” cuando “hace apenas una década, occidente era el bastión” de esa libertad.  El líder reconoce los síntomas de la decadencia “porque hemos pasados por todos ellos. Vivimos las etapas de la caída de nuestra nación, una por una, y estamos viendo esas mismas etapas, esta vez a escala global”.

El pacto del futuro, firmado en esta ocasión por 153 países, está relacionado con la Agenda 2030 de desarrollo sustentable (interpretada como una violación al derecho de decisión del destino propio de los pueblos), escudándose en legislaciones para el cambio climático, la innovación, regulaciones a la Inteligencia Artificial y de la arquitectura multilateral.

Y es que la agenda 2030, como han dicho Milei y otros mandatarios del mundo libre, no es más que un ambicioso programa de corte socialista que pretende resolver los problemas modernos, atentando contra la soberanía de las naciones, violando el derecho a la vida y a la libertad. Igual busca “solucionar la pobreza, la desigualdad, y la discriminación, con legislación, que lo único que hace es profundizarlas».

La guerra en Ucrania, por ejemplo, como dice Meloni, “afecta especialmente a los países del sur” del continente.  La premier italiana, hizo llamado a luchar contra los traficantes de seres humanos y nos recuerda que África “no es un continente pobre”, sino que sus riquezas han sido históricamente explotadas por otros países.

En el plano económico, la agenda 2030 promueve políticas colectivistas que atentan contra el crecimiento económico; violan los derechos de propiedad y entorpecen el proceso económico natural, impidiendo a los países más postergados, gozar libremente de sus propios recursos para salir adelante. Regulaciones y prohibiciones impulsadas precisamente por los países desarrollados, gracias a que hicieron lo mismo que hoy condenan.

La relación tóxica entre las políticas de gobernanza global y los organismos de crédito internacional, les exige a los países más relegados, que comprometan recursos que no tienen, en programas que no necesitan, convirtiéndolos en deudores perpetuos para promover la agenda de las elites globales.

Las políticas ridículas del Foro Económico Mundial, como las de “Emisión Cero”,dañan, sobre todo, la economía de los países pobres, mientras que, las relacionadas con los derechos reproductivos, en un momento en que la tasa de natalidad de los países occidentales se desploma, solo augura “un futuro muy sombrío para todos”.

Fin de un ciclo

Milei reconoció que, durante los últimos 70 años, bajo el liderazgo de la ONU, la humanidad vivió un período de paz global, que coincidió con el período de mayor crecimiento económico de la historia. Se creó este foro internacional, “donde las naciones pudieran dirimir sus conflictos, a través de la cooperación, en vez de recurrir instantáneamente a las armas”. Mas importante aún, “logró sentar de manera permanente a las cinco potencias más grandes del mundo, en una misma mesa; cada una con el mismo poder de veto, a pesar de tener intereses totalmente contrapuestos”.

Pero, como suele ocurrir con la mayoría de las estructuras burocráticas, esta organización dejó de velar por los principios esbozados en su declaración y comenzó a mutar. Una organización que había sido pensada, esencialmente, como un escudo para proteger, se transformó en un “Leviatán de múltiples tentáculos”, que pretende decidir no sólo qué debe hacer cada nación, sino también cómo deben vivir todos los ciudadanos del mundo.

El modelo de Naciones Unidas, que había sido exitoso, y que se fundaba en la cooperación de los países, ha sido abandonado y reemplazado por un modelo de gobierno globalista que pretende imponerles a los ciudadanos del mundo un modo de vida determinado. “Lo que se está discutiendo esta semana, aquí, en Nueva York, en la Cumbre del Futuro, no es otra cosa que la profundización de ese rumbo trágico que esta institución ha adoptado”.

“La organización, que nació para defender los derechos, continúa diciendo Milei, es ahora una de las principales propulsoras de la violación sistemática de la libertad, como, por ejemplo, con las cuarentenas a nivel global durante el año 2020, que deberían ser consideradas un delito de lesa humanidad”.

Su argumento es que la ONU ha incumplido su misión de defender la soberanía territorial de sus integrantes y “llegamos, incluso, a una situación en la que, el Consejo de Seguridad, se ha desnaturalizado, porque el veto de sus integrantes permanentes se ha empezado a utilizar, en defensa de sus intereses particulares”.

“Así estamos hoy, con una organización impotente –lamentó el mandatario– en brindar soluciones a los verdaderos conflictos globales, como ha sido la aberrante invasión rusa a Ucrania, que ya le ha costado la vida a más de 300.000 personas, dejando un tendal de más de un millón de heridos en el proceso. Una organización que, en vez de enfrentar estos conflictos, invierte tiempo y esfuerzo en imponerle a los países pobres qué y cómo deben producir, con quién vincularse, qué deben comer y en qué creer, como pretende dictar el presente Pacto del Futuro”.

Toda esta larga lista de errores y contradicciones ha redundado en la pérdida de credibilidad de las Naciones Unidas, ante los ciudadanos del mundo libre y en la desnaturalización de sus funciones. Milei señala que “Estamos ante un fin de ciclo. El colectivismo y el postureo moral, de la agenda woke, han chocado con la realidad y ya no tienen soluciones creíbles para ofrecer a los problemas reales del mundo. De hecho, nunca las tuvieron”.

Si la Agenda 2030 fracasó –como reconocen sus propios promotores– la pregunta debería ser si no fue un programa mal concebido de inicio, aceptar esa realidad y cambiar el rumbo. No se puede pretender persistir en el error redoblando la apuesta de una agenda que ha fracasado.

Según Milei, su país vive un proceso profundo de cambio, y ha decidido abrazar las ideas de la libertad. Esos mismos principios, que ordenan el proceso de cambio, son los mismos que guiarán su conducta internacional.

“Por esta razón, dijo finalmente, queremos expresar oficialmente nuestro disenso sobre el Pacto del Futuro, invitando a todas las naciones del mundo libre a que nos acompañen, no sólo en el disenso de este pacto, sino en la creación de una nueva agenda para esta noble institución, (la ONU): la agenda de la libertad”.

Gloria Chávez Vásquez escritora, periodista y educadora reside en Estados Unidos.

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