
Por Carlos M. Estefanía.
El martes 27 de octubre de 2020 Cubacine publicó en su sitio digital una nota necrológica, la firmaba Carlos Galiano, se titulaba FALLECIÓ EL REALIZADOR Y CRÍTICO DE CINE ENRIQUE COLINA. Aquí se daba cuenta del fallecimiento en La Habana, tras prolongada enfermedad, del destacado realizador y crítico de cine Enrique Colina, conductor durante 30 años del programa televisivo de apreciación cinematográfica 24 por segundo. Contaba al morir 76 años. Así mismo se informaba que Colina Álvarez había nacido el 27 de abril de 1944, estudió Licenciatura en Lengua y Literatura Hispánicas y Francesa en La Universidad de La Habana.
Según la nota fue en el año 1968 que Colina comenzó a trabajar en el Centro de Información del Instituto Cubano del Arte e Industria Cinematográficos como crítico de cine, teniendo la base fundar, el programa de marras, que se hacía en colaboración con el ICRT, el organismo que administraba la Televisión Cubana.
Así mismo Cubacine hace referencia a la incursión del fallecido en la realización cinematográfica, y a su labor teórica en la revista Cine Cubano, y docente en la Escuela Internacional de Cine y Televisión de San Antonio de los Baños, en el Instituto Superior de Arte, así como a sus cursos y seminarios en instituciones docentes de Cuba y otros países.
En realidad, siento mucho esta noticia, admiré desde niño al intelectual cubano gracias a su programa “24 por segundo” con la mejor crítica de cine vista alguna vez en la televisión cubana.
Tuve la suerte de ser su colega en la Facultad de Radio Cine y Televisión del Instituto Superior de Arte en La Habana. Y si bien es verdad que la jovialidad que nos regalaba en la pequeña pantalla, no le acompañaba en el trato personal, era más bien un hombre parco, con cara de pocos amigos,
Lo cual no era óbice para que practicara, según recuerdo, un sarcástico humor muy suyo, en lo privado. Ante las cámaras también bromeaba, aunque con un tono más relajado. Al menos, por lo poco que recuerdo después de tantos años, gané de él la suficiente confianza como para conocer en sus propias palabras su posición crítica con respecto a la sociedad cubana de los noventas, la época en la que coincidimos laboralmente.
Fue mejor crítico que realizador cinematográfico, pero con lo primero basta para otorgarle a Colina un puesto de honor en la historia del cine cubano. Eso por no habla de su protagonismo en la resistencia de los realizadores del ICAIC, ante la ofensiva inmovilista desencadenada con el terremoto cultural desatado por la película Alicia en el pueblo de Maravillas, Me refiero a la subversiva producción del ICAIC, dirigida por Daniel Díaz Torres, con guion de Nos y Otros, al que pertenecía el hoy enlistado rojo Eduardo del Llano.
Tras su estreno el filme solo se exhibió en público durante tres días. Luego vino la orden de fusionar el ICAIC con otras organizaciones y darle así el tiro de gracia a la relativa autonomía de Instituto lo que le permitía convertirse fuente de un cine relativamente cuestionador como no lo eran por ejemplo la oferta audiovisual del ICRT.
El caso es que, gracias a aquella inédita protesta de un puñado de intelectuales entre los que figuraba Colina, pudieron conjurarse, por esta vez y desde abajo, los tenebrosos planes departamento ideológico del partido. Dicen las malas lenguas que el retorno del Alfredo Guevara a su feudo del ICAIC, se dio al son de tambores batá en medio de una ceremonia de religión afrocubana. *
No se olvide tampoco que fue Colina uno de los pocos que se solidarizó con el director de cine y teatro cubano Juan Carlos Cremata, cuando las autoridades culturales lo llamaron a capítulo por su puesta en escena El rey se muere” de Eugène Ionesco, en la sala Tito Junco del Centro Cultural Bertolt Brecht, en La Habana.
El 4 de julio de 2005, a teatro lleno Juan Carlos Cremata estrenaba la susodicha obra. Dos funciones después el Consejo Nacional de Artes Escénicas suspendió la obra, alegando. que estaban haciendo un panfleto político contra Fidel Castro, cosa que según el director no era real. Fue por entonces que se hizo pública una carta de Colina al hoy exiliado director en la que le decía:
Hola Juan Carlos,
Tienes luz verde. Creo que no tratar el tema públicamente y callarse es plegarse a la arbitrariedad de decisiones que potencialmente nos afectan a todos como creadores, pero también como ciudadanos.
No veo contradicción en que se discuta una ley de cine por la que luchamos en la que explícitamente se garantice el derecho que nos asiste para defender la cultura contra el ejercicio de una censura que se autodenomina revolucionaria cuando en la práctica de todos estos años ha negado con sus desafueros y su mediocridad la esencia anti-dogmática que defendemos, único garante de la revitalización y reanimación de esa rebeldía que necesitamos para mejorarnos como seres humanos individual y colectivamente como pueblo.
Para rescatar esos valores, cuya pérdida ha sido y es denunciada oficialmente como resultado del deterioro ético alimentado por la desidia, la corrupción y la más cobarde y oportunista simulación, el único remedio que veo en el área de estimulación intelectual que nos compete es arrancarnos esa mordaza que los c… burócratas quieren imponerle a la expresión artística comprometida. Vale decir, comprometida consigo misma, con sus criterios y convicciones humanistas y con su vocación anti-conformista, rebelde y verdaderamente revolucionaria.
Después de predicar tantos años el marxismo-leninismo parece ser que los custodios de la ortodoxia del silencio se han olvidado de las leyes de la dialéctica y por eso flotan en ese sumiso estancamiento donde la fe y la obediencia al inmovilismo parecen ser los altares de adoración al que nos convocan con sus anatemas condenatorios y excomuniones. Pues no, mi socio, protestemos.
Un abrazo,
Enrique
Ninguno de estos gestos e ideas irreverentes, naturalmente, han sido recogidos en los obituarios dedicados a la muerte del emblemático cineasta cubano, por medios oficiales como el Granma, Juventud Rebelde, o Cubadebate. Quedémonos con la humilde honra de haberlos recordado nosotros, como momentos ejemplares en la vida de quien hoy descansa en paz; Enrique Colina.
* Para más información sobre aquella pelea cubana contra los demonios de la censura en la que se involucró Enrique Colina entre otras figuras del cine cubano, véase el artículo de Laura Redruello “Algunas reflexiones en torno a la película Alicia en el pueblo de Maravillas” , estudio Publicado en Estudios cubanos, Vol. 38 (2007), págs.82-99, Publicado por University of Pittsburgh Press.
Carlos Manuel Estefanía. Nacido en La Habana en 1962, realizó estudios de Filosofía en las Universidades de La Habana y Moscú, licenciándose en 1987 en la especialidad de Materialismo Histórico. Posteriormente realizó estudios de postgrado en materias tales como, economía, relaciones internacionales, periodismo, lingüística, teoría de la comunicación y semiótica. Así mismo recibió cursos por encuentro en la Facultad de Derecho en la Universidad de La Habana, en materias tales como: Historia del Estado y el Derecho, Teoría del Estado, Derecho de Familia, entre otras. En mayo de 2009 recibió el título de Magister en Pedagogía del Español y de las Ciencias Políticas por la Universidad de Estocolmo.
Radica en Suecia desde 1993, donde es fundador e integrante de la directiva de la Sociedad Académica Euro cubana, así mismo, es presidente de la Asociación de Graduados Extranjeros en Suecia. Es además miembro de la Asociación de Corresponsales Extranjeros en Suecia (PROFOCA) y del Colegio Nacional de Periodistas de la República de Cuba en el Exilio.
Esclarecedor artículo. EPD Enrique Colina🙏🏽
Saludos Estefania. Muy acertadas tus palabras.
Tengo un buen recuerdo tuyo sentados en la misma entrada a la casa de 5ta y 20 por donde transitaba Colina y un grupo de notables intelectuales donde figuraban Moreno Fraginals y otros.
Yo acababa de llegar de Rusia con una prolongada estadia en Suecia y tu curioso y con mucho sigilo me hablabas de tu partida. Un abrazo hermano.