Por Carlos M. Estefanía.
“Si las cosas de Fidel son cosas de comunistas, que me pongan en la lista, que estoy de acuerdo con él.” Así rezaba la guaracha de culto al Comandante de la flamante revolución cubana, escrita e interpretada por el nacionalista portorriqueño Daniel Santos.
Al hombre, por cierto, parece que no le duró mucho el alistamiento, se fue de Cuba, donde vivía desde los cuarenta, en 1963 y nunca regresó, eligiendo morir en territorio del imperio que tanto detestó, sus panegiristas, intentan justificar su deserción diciendo que trabajaba para la seguridad del estado cubano, pero no existe la menor prueba de ello, ni siquiera el típico homenaje post morten que se les da a esos que el pueblo opositor dentro y fuera de la isla llama chivatientes.
En cualquier caso, el llamado, a todas luces propagandista, de Santos era a sumarse al castrismo, teniendo en cuenta sus obras del momento y no sus objetivos, y ciertamente muchos que no eran comunistas, lo hicieron, la historia, que es la historia de la acelerada degradación material y moral de una nación todavía nueva les quitó la razón, pero al menos en su equivocación para muchos fue un ejercicio de libre albedrío.
Pero qué pasa si en la lista del castrismo te meten sin contar contigo, con el objetivo claro de cerrarte las puertas a Estados Unidos, buscando en el caso especial de los registrados, restablecer algo que durante décadas estuvo vedado al cubano que no estuviera dispuesto a pedir asilo. Entonces se forma la rebambaramba. Es lo que ha ocurrido con la presunta lista roja -debió llamarse negra pero no es políticamente correcto- que le entregó el influencer Alexander Otaola al presidente Donald Trump en una reciente entrevista que le hiciera el cómico al presidente.
El encuentro tuvo lugar en el Trump National Doral, contando como presentador y traductor al congresista cubanoamericano Mario Díaz-Balart. Esta fue la ocasión aprovechada por Otaola para pedirle a Trump que aceptara una lista de figuras públicas cubanas, que “alegadamente” estarían asociadas al gobierno, para que se les negara la visa de entrada al país norteamericano. El presidente aceptó la petición y recomendó a Otaola, que se la hiciese llegar a través del propio Díaz-Balart.
Se dice que el encuentro no ha tenido mucho eco en la prensa norteamericana. Lo cierto es que la noticia ha repercutido fuera del Estados Unidos, incluso en Suecia, donde el Dagens Nyheter uno de los matutinos más importantes, de orientación socio liberal, publicó bajo el título de Así duplicó Trump el voto entre los jóvenes cubanos exiliados en la Florida; una nota referida al hecho el 23 de octubre. La misma apareció en su página digital el día 24. Entre otras cosas, allí se escribe lo siguiente:
” Entre los jóvenes cubanos exiliados en Florida, el apoyo a Donald Trump se ha duplicado desde las últimas elecciones presidenciales. La estrella populista de derecha de Youtube Alex Otaola es parte de la explicación. Llega a medio millón de residentes de Florida cada semana con un programa que se ha convertido en el propio Fox News de la derecha hispanohablante.”
A lo que se adiciona una entrevista en video con Otaola el mismo sitio de internet del matutino escandinavo. Allí el influencer se presenta como latino homosexual, destacando que pudo hablar en castellano con Trump, como indicio de que el presidente no es racista. Otaola reconoce que fue demócrata pero que la visita de Biden a Cuba le hizo cambiar de partido, al final asegura que Trump es el mejor aliado de los cubanos, una persona cuyas declaraciones son sacadas de contexto por la prensa izquierdista.
En realidad, parece cosa de milagros, por no hablar de intervención del maligno, que Otaola haya podido reciprocar la atención del presidente norteamericano en un medio tan adverso al presidente norteamericanos como es la prensa sueca.
Lo que nadie sabrá, y menos el lector sueco al que se le omite en la entrevista el negocio de la lista, es que el encuentro del santero gay hispano con el líder protestante y anglosajón es el colofón de una agenda para la que viene trabajando Otaola desde hace tiempo. y sin que se percaten la mayoría de sus seguidores, la de la hispanofobia. De ella son portadoras buena parte de las bases que votaron por Trump, las cuales con tal de reducir la entrada de latinoamericanos a Estados Unidos y con ello el crecimiento de la primera minoría del país, poco importa la desgracia de los que escapan lo mismo de Cuba, de Venezuela, que, de Nicaragua, que, de una Bolivia, que inexplicablemente recae en la enfermedad infantil del evo moralismo.
Para esa fuerza enquistada en el trumpismo, como antes lo estuvo en el obamismo, de manera un tanto más vergonzante, trabaja Otaola. Lo hace llevando abogados a su programa que recomiendan a los solicitantes de asilo rendirse en su lucha. También silenciando lo que pasa con miles de compatriotas suyos lo mismo los que están del lado mexicano, que los confinados las jaulas de los campos de concentración para extranjeros ilegales construidos por los demócratas y mantenidos por los republicanos en Estados Unidos. Lo importante para su canal es mantener el foco en la posibilidad de infiltración castrista, que no deja de ser real, que hay dentro de esas masas de inmigrante, opacando la desgracia de los que como él mismo se fueron de Cuba en busca de una vida mejor, por no hablar de bocanadas de libertad.
Aunque no queda del todo claro quienes ya están en la, aún creciente, lista, se sabe por las fotos sobre fondo rojo que se presentan en el programa de Otaola y sus propias declaraciones de cuentagotas, quienes son algunos de lo que están “en candela”, como dice la parodia de “El cuarto de Tula” con la que se tira al relajo el evento, en el programa de Carlucho, otro artista obligado a transitar, con relativo éxito de la pantalla chica televisiva a las redes sociales.
Naturalmente que los primeros en protestar han sido los directamente afectados, los cuales, en su mayoría, se habían acostumbrado a nadar en dos aguas, sirviendo al régimen cubano, a través de sus actos como voceros incondicionales y a su vez gozando los placeres del capitalismo norteamericano, ganando gracias a la fama adquirida bajo el régimen, los dólares que recaudaban en sus giras por Estados Unidos. Y menos mal que, cual si un ángel o algo más terrenal, les hubiera avisado de lo que se venía, Descemer Bueno primero y el dúo Gente de Zona después se declararon anticastristas, demostrando que nunca es tarde si la dicha es buena, y que no van lejos los de adelante sin los de atrás corren bien.
Los que sí no han sido afortunados han sido algunos de aquellos a los que se le busca vetar la entrada a Norteamérica, y en mi opinión sin merecerlo, por ejemplo, Antonio Rodiles y Eduardo del Llano.
El primero porque su proyecto Estado de Sats, si bien un tanto degenerado en su extrema politización fue y se mantiene como el proyecto comunicativo más inteligente de cuantos ha concebido la disidencia cubana en toda su historia. El segundo, porque, al margen de su declaración de fe en el sistema, de hecho, su humor, y sobre todo su cine resultan una crítica corrosiva y mucho más efectiva y demoledora que las realizada contra el régimen por muchas figuras de la oposición interna o externa, sobre todo las que lo son de última hora como es el caso de Otaola.
Naturalmente el revuelo contra la lista no se ha hecho esperar. Primero por parte de los implicados, segundo por la media oficialista. Aquella ha sabido sacarle lascas al asunto, presentado más que al Otaola que se reunión con Trump, al que pedía el famoso parón. Así, para incentivar la división entre los cubanos de afuera y de adentro, nada mejor que darle cámara, en el noticiero nacional, al que predicaba a la emigración política, para que dejara de enviar remesas a sus familiares; la campaña que respalda la corte de youtuberos que rodea a Otaola, y que ha logrado cierto eco entre aquellos que buscaban una justificación moral para no compartir sus ingresos con los que dejaron detrás.
Es verdad que entre los receptores de estas ayudas bien puede haber parásitos y aprovechados en su mayoría se trata de rehenes de una dictadura que reduce la población a la mayor miseria como instrumento de control social, haciendo olvidar que cuando nos enfrentemos al dilema de impedir la muerte de un rehén o castigar a su secuestrador, el destino del primero es lo que pesa más. Pero eso al otaolerismo le tiene sin cuidado, incluso cuando le sirve al gobierno cubano para hacer pasar al resto de los exiliados por los malos de la película.
A la crítica de la lista se han sumado por supuesto cubanos en el exterior, desde la izquierda afín al gobierno cubano, la más contundente es hasta el momento la que le hace a Otaola el profesor Arturo López Levy, quien coloca todo su arsenal intelectual al servicio de la destrucción de lo que en el fondo es arlequín en el artículo, El hombre de Trump en Miami. Donde aprovecha la situación para acusar al presidente norteamericano de autorizar una cruzada maccarthysta en la Florida un mes antes de su reelección. En verdad el antiguo líder sindical de Radio Progreso se la pone fácil a cualquier defensor del gobierno cubano. Pues no hay mentira en decir lo que escribe el colaborador de La Joven Cuba:
“¿Qué más respaldo podría querer Otaola? Tiene a Trump para su tejemaneje, traducido por Díaz-Balart, que lo ha proclamado el más grande luchador por la libertad del hemisferio. Es la guinda del cake de un programa para el odio entre cubanos, por el que desfilan una entrevista a Luis Almagro (vaya embarcada que le dieron a la OEA) mezclada en la misma pantalla con bretes y mensajes robados de un adversario masturbándose, “mami que rica tú estás”. Luego llega el director para Cuba de USAID y su perorata sobre cuanto avanza el “freedom de Cuba” se mezcla con groserías por cuanto brete hay en la farándula cubana.”
No menos contundente ha sido la crítica que desde la derecha ha recibido la entrega de la famosa lista, concretamente desde el Canal en YouTube de la escritora Zoe Valdés. La escritora ha considerado el acto como una burla al propio presidente norteamericano, cuestionando su seguridad cuando “esta piltrafa humana” es capaz de acercarse a Trump, ya que cualquiera les hace un cuento a políticos cubanoamericanos, como Mario Díaz-Balart y Marco Rubio, al mismo tiempo se pregunta por qué no le dio una lista de presos políticos para ser liberados. En resumen, Valdés considera que se trata de una maniobra para desprestigiar al exilio cubano, algo que de ser cierto confirma la intuición ya expresada en mi blog El hombre de Cuba Nuestra, de que Alex Otaola y su contrario Alex Guerrero bien podrían ser de “un pájaro las dos alas”*.
Que alguien afín al gobierno cubano ataque a Otaola no tiene gran mérito, al final será premiado de algún modo por el régimen, ya que hacen lo que se espera de ellos; pero que lo haga desde una exiliada ya es otra cosa cuando vemos qué nivel de miedo que despierta, esa suerte de Torquemada en que se ha convertido Otaola, con su poder, de lanzar a la hoguera, como antaño se hacía con los judaizantes, a los “comunistainzantes”–supuestos conversos a la ideología de la democracia liberal que en privado siguen practicando los rituales marxistas leninistas- de hoy, que es lo mismo que cuestionar los anatemas que lanza a diestra y siniestra desde su canal. El que lo dude que busque el video de Cambio de Bola, donde los miembros de Estado de Sats cuentan a Salvador Blanco, el afamado conductor de Para Bailar, hoy reportero de Radio Martí, lo que les ha hecho Otaola, y el modo en que se hace el que no sabe, ni puede opinar un hombre que se atrevió a bromear con Fidel Castro y que pagó con cárcel por ello. Parece que Blanco, que hoy trabaja para Radio y TV Martí, un medio que se supone fomenta la libertad de opinión, aprendió bien la lección, de que no es bueno pronunciarse contra quien de algún modo puede castigarte.
Todavía peores muestras del poder silenciador con el que inexplicablemente cuenta Otaola lo vimos en la manera servil en que corrió Carlucho a postrarse a sus pies cuando en una manifestación organizada por el listero, contra unas obsesiones más recurrentes, después de Chocolate, Descemer Bueno o Jorge Rodiles, la cantante, Haila María Mompié, la turba comenzó a entonar una conga clamando por los nombres de Carlucho y Erich Concepción. Este en su terror ha hecho algo peor que doblegarse al otaolato, seguir resistiéndolo en mala compañía, colgándose con lo que fue en un pasado un Otaola, del castrismo Edmundo García, hoy abandonado a su suerte por los suyos, desde Yadira Escobar, hasta el filósofo Emilio Ichikawa, antaño punto fijo en las emisiones de “La tarde se mueve” el programa, primero radial y luego solo digital de Edmundo.
Para colmo su antiguo mecenas y guía en esto de las redes sociales, el dueño del canal en YouTube “En silencio ha tenido que ser” un tal Bárbaro Silva que amenaza con revelar informaciones sobre Edmundo que solo pueden provenir de las mismas fuentes que un día le auparon: la seguridad del estado. Así paga el diablo sus servicios.
Lo que desprestigia a la lista, no es la presencia en ella de individuos inconsecuentes con su moral revolucionaria. Me refiero a los miembros advenedizos y por tantos defensores de la nueva clase. Ella les permite venir al capitalismo a ganar el dineral que se niega que en Cuba al obrero o al profesional por su trabajo. No es tampoco lo peor que se ponga en evidencia el mal trabajo que hacen las embajadas norteamericanas en el mundo cuando conceden visas a quienes como Edmundo García terminan trabajando en defensa de espías extranjeros, no por ideales, sino por los presuntos 1200 dólares mensuales, que, según el tal Silva, le servían para pagar la casa con piscina, donde según él recibía, a María Elvira Salazar, cuando aquella se aprestaba a entrevistar a Fidel Castro. Se trata de la misma María Elvira, cuya carrera política es promovida desde el canal de Otaola. Por cierto, Edmundo, en una de sus directa le ha preguntado a su antigua amiga y colega si quiere” más”, como sugiriendo que aún tiene cosas que contar.
Por supuesto que Edmundo García, con todo su eclecticismo cultura y el carisma que jamás había llegado a nada si no fuera por el aparato que llevaba atrás y que hoy le abandona cuando no les entrega a los leones, acaso como expresión de las guerras intestinas entre facciones del poder cubano y lo mismo ocurre con Alex Otaola, el que cual no pasa de ser una marioneta que pone voz y a veces hasta humor, al mensaje de un titiritero cuya identidad aún desconocemos. Es esta eminencia gris entre bambalinas la verdadera autora de un listado que se invalida por sí mismo desde el momento en que pueden caer en él, lo mismo perseguidores que perseguidos, como diría Silvio en su famosa canción al Hombre de Maisinicú. Aunque algo sí tienen todos cuyos nombres allí están, vienen del país en que aprendió la única lengua que por lo visto domina el propio Otaola, el castellano.
Salvando las distancias, Alex Otaola nos recuerda, y no solamente por su orientación sexual, a Gustaf Gründgens, uno de los más famosos intérpretes de Mephistopheles en la puesta en escena del Fausto de Johann Wolfgang von Goethe. Ocultó su homosexualidad primero con un falso matrimonio y luego adoptando a su amante, pero esto no es lo importante.
Aquel actor y director alemán sirvió de inspiración a la novela Mefisto de Klaus Mann. Por cierto, la obra fue llevada al cine bajo el mismo título por István Szabó en 1981, ganando ese mismo año el Oscar a la mejor película. Hay que reconocer que Otaola, también es un personaje de cine y novela ejemplarizantes. Al igual que el protagonizado por Klaus María Brandauer en la película de Szabó, la variante caribeña de Mefisto ha sabido mantener su carrera pese al cambio del medio político, el primero en el tiempo, el segundo en el espacio, pero ambos lo hicieron no solo a base de inteligencia y consecuencia, como tantos otros artistas cubanos emigrados, debido, al margen del talento que pudieran haber tenido también pactando con diablo. Es lo que denota ese Otaola que con risa luciferina no deja de enarbolar la lista tenebrosa anunciando que puede crecer más
Evidentemente no es al anticomunismo, como creerían los defensores que no le faltan a Otaola, sino a los demonios del odio entre cubanos a quienes se sirve con esta lista del mismo propio color con el que se pinta al Diablo. Y ya sabemos cómo recupera aquél, lo que paga a quien le convierten en su amo. Ahí tenemos el ejemplo de “la triste figura” y no precisamente quijotesca, de Edmundo García, en una suerte de Leónidas venido a menos, abandonado en las Termópilas por los 300 que deberían inmolarse a su lado, frente a las fuerzas infinitamente superiores de Jerjes I. Lo mismo ocurrirá en el futuro con la corte youtubera que hoy rodea a Alex Otaola, la misma que acosa y odia a todo el que critica a su ídolo del momento, ya podrá los pies en polvorosa, cuando alguien le corte los hilos y el ventrículo enmudezca la marioneta que hoy idolatran.
Aunque de signo ideológico invertido, hay que reconocer, por su “ética” comunicativa que el conductor de La Tarde se Mueve, fue el Otaola de ayer. Siguiendo la misma lógica, se podría adivinar que Otaola será, a la hora de su caída, el Edmundo García de mañana. Vivir para ver.
* Carlos M. Estefanía, Duelo de tocayos en la arena del YouTube, en El Hombre de Cuba Nuestra.
Carlos Manuel Estefanía. Nacido en La Habana en 1962, realizó estudios de Filosofía en las Universidades de La Habana y Moscú, licenciándose en 1987 en la especialidad de Materialismo Histórico. Posteriormente realizó estudios de postgrado en materias tales como, economía, relaciones internacionales, periodismo, lingüística, teoría de la comunicación y semiótica. Así mismo recibió cursos por encuentro en la Facultad de Derecho en la Universidad de La Habana, en materias tales como: Historia del Estado y el Derecho, Teoría del Estado, Derecho de Familia, entre otras. En mayo de 2009 recibió el título de Magister en Pedagogía del Español y de las Ciencias Políticas por la Universidad de Estocolmo.
Radica en Suecia desde 1993, donde es fundador e integrante de la directiva de la Sociedad Académica Euro cubana, así mismo, es presidente de la Asociación de Graduados Extranjeros en Suecia. Es además miembro de la Asociación de Corresponsales Extranjeros en Suecia (PROFOCA) y del Colegio Nacional de Periodistas de la República de Cuba en el Exilio.
Nota de la Redacción de ZoePost: Según el propio Alexander Otaola sus seguidores suman máximo 40 mil, y de ninguna manera medio millón como ha referido de manera equivocada o intencionalmente el diario sueco citado en este artículo.