Por Ulises F. Prieto.
Las únicas casualidades que hay en política son las que han sido bien planificadas para que sean realmente casualidades. Cada vez que hay alguna iniciativa de cierto sector de la Iglesia Católica para denunciar al régimen castrista, aparece un escándalo del autodenominado “movimiento de San Isidro”. No es casualidad. Es otra de las tantas manifestaciones de anticlericalismo que hay en los países católicos desde los tiempos de la también autodenominada “ilustración”. Quizás antes, pero hoy no tengo energía para embarrarme en el charco nominalista de la “reforma luterana”. Nunca la reforma de una casa consistió en tratar de demolerla. Hace mucho que todo acto político es además religioso, y todo hecho religioso es político. Se trata de Poder. Es decir, de pastar en el presupuesto nacional.
El filósofo español Gustavo Bueno, quien es el maestro de la colaboradora de ZoePost Atilana Guerrero, escribió un libro llamado “El Mito de la Cultura”. Atilana aludió de pasada a ese título en su último artículo. Gustavo Bueno parte de la hipótesis de que ninguna idea surge de la nada. Es una hipótesis imprescindible si uno quiere pensar en algo. Cada nueva idea es una subrogación de otra anterior. Así que lo que llamamos “Cultura” con mayúscula debe de tener un precedente. La voz cultura se aplicó inicialmente al arte de trabajar la tierra. Un suelo culto es un suelo cultivado. Luego, como metáfora, el concepto se extendió a otros ámbitos y ahora podemos escuchar que hay personas cultas, porque han cultivado sus saberes. Pero eso no es lo que llamamos Cultura. Si un niño le pregunta a su padre qué es Cultura, después de enredarse en varios sonidos imprecisos de dudas, el padre probablemente le contestará que Cultura es todo aquello que hace el Hombre, como contraposición a lo que es natural. Luego para ilustrar su respuesta agregará varios ejemplos: la música, la literatura, el baile…, pero estaría dejando fuera la guerra, la mentira, las drogas, el fraude electoral, porque Cultura tiene una carga positiva en el consenso. Tiene un nivel divino. De hecho es un espíritu.
Tras ser amputado de nuestras convicciones la idea de la Gracia de Dios, la Cultura vino a sustituir ese vacío. La Cultura también nos eleva de la barbarie, pero no como individuos, sino como Pueblo. En nuestra percepción moderna es la manifestación del espíritu del Pueblo, y a veces es el espíritu mismo. Así aparece el nacionalismo. El Pueblo existe cuando tiene una Cultura propia distinta de las demás. En ese momento el Pueblo requiere un Estado para defender esa Cultura que lo distingue. Queda entonces la pregunta de qué Cultura. Pues fácil, lo que dice el Ministerio de Cultura que es Cultura. Es extraño, supuestamente surge del mismo Pueblo, pero el Pueblo requiere sacerdotes que le expliquen qué es la Cultura, y claro, a los sacerdotes hay que pagarles. Se subvencionan las compañías de bailes regionales, la poesía patria, la música regional, o peor, la ópera. Los dos ejemplos más visibles de nacionalismo han sido el alemán y el italiano, por sus terribles consecuencias en Europa. En ambos se ha “cultivado” la ópera. De todos modos también hay diferencias. Ciertamente Verdi y Wagner eran ambos compositores nacionalistas, pero Verdi resulta más potable. El otro es un desquiciado que crea mitos artificiales alejados de lo humano.
Cuando Tania Bruguera espeta la Cultura como instrumento político está usando la estrategia de la Kulturkampf, con la que se fundó el Estado alemán contra la tradición, y claro, contra las distintas religiones, especialmente la de la Iglesia Católica. Los católicos son los más incómodos al nacionalismo, por su proyección universalista. Por eso Bruguera habla de “Proyecto de Nación”. Es un término Orteguiano. Para Ortega y Gasset la nación es un “proyecto común”. Es una idea adquirida de sus lecturas de la filosofía alemana. Los libertarios sabemos que no hay un proyecto común a todas las personas que viven en un país. La gente tiene proyectos individuales que pueden asociarse con otros proyectos de otras personas. Eso del proyecto de nación es otra engañifa colectivista con la que nos la quieren aplicar (como dicen en el barrio).
Claro que no es casualidad. Claro que los de San Isidro o Tania Bruguera intentan eclipsar las iniciativas de los religiosos católicos. Lo hacen porque quieren ser sacerdotes de la Cultura, que es una religión de Estado. Necesitan que el Ministerio de la Cultura los defina. No quieren el cambio de régimen, quieren que la dictadura los reconozca como sacerdotes de la única religión verdadera, la del Pueblo, la Cultura.
Ulises F. Prieto es Profesor de Matemáticas y escritor. Jefe de Redacción de ZoePost.
Excelente texto.
Muchas gracias. Me encanta que te haya gustado
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Ay San Isidro pon tu mano y mandalos arar la tierra como hacias tu pero al contrario tuyo que eras productivo estos atritas de la curtura no producen nada. Buen articulo
San Isidro labrador. Es el patrón de Madrid. Muchas gracias.
WOW!..Asi es que los dos exponentes de la Opera son Wagner y Verdi?. WOWWW….Esos son las figuras mas representativs de la Opera… par ti. Bueno. JAJAJA… El resto del articulo me ha gustado, en algunas partes, pero en lo de la Opera…bueno, sabes que existen Beethoven, Mozart.,entre otros muchos?. Pues si, existen buscalos en Google y veras.
Ahora que? tu tambien sigues con el el juego de politizar la musica clásica?. Si?. Pues ya lo estáis logrando, pero sabes muy bien como cada vez seleccionamos mas y mas y mejor y mejor lo que vamos a ver a escuchar y ver. Ya nos nos tragamos cualquier cosa.
Que también nos vas a politizar los concierto?. Puedes?. Pues te equivocas, la Musica es la Gran Emperatriz de Universo y nadie la puede vencer.
No va por ahí la cosa, Ana querida.
Muchas gracias por tu comentario. A mí me gusta la opera en general. Hay compositores nacionalistas y otros no. No creo que haya dicho que Verdi o Wagner sean los representantes de la ópera, tan solo del arte nacionalista. Tengo que admitir que Wagner es el que menos me gusta, como se habrá notado. De todos modos eso de llamarle Emperatriz del Universo, demuestra que la Cultura es tomada por nosotros como algo sagrado. Es comprensible porque el arte conecta con las emociones más profundas y pueden remover nuestra espiritualidad, por eso se usa en las misas. Lo que yo digo es que la Cultura ya sustituye a la religión tradicional, y convierte en religión al Nacionalismo. No soy yo quien la politiza. Ellos la usan con objetivos políticos. El nacionalismo se basa en esa idea, el de la cultura como representación del espíritu de un Pueblo. No soy de los que cree que el Pueblo tenga espíritu, en todo caso son las personas. Pero bueno, admito que estamos en terreno de la metafísica, y no hay mucha discusión posible en ese reino. Lo dicho, muchas gracias por tu comentario.