Por Manuel C. Díaz.
Sobre la guerra del Escambray no se ha escrito lo suficiente. Tampoco sobre sus héroes. Uno de los pocos libros en el exilio que en su momento documentaron esa epopeya es el titulado, Escambray: la guerra olvidada, de Enrique Encinosa, una extensa y minuciosa reconstrucción de aquellos históricos eventos, desde sus comienzos en 1960 hasta su conclusión en 1966, y en el que se narra cómo el castrismo envió más de cincuenta mil milicianos y soldados a combatir a los alzados, utilizando la técnica de los llamados “cercos”, ofreciendo recompensas para capturar a los jefes guerrilleros y llevando a cabo ejecuciones sumarísimas en los cuarteles de las sitiadas ciudades.
Otro de ellos es, Rostros de la guerrilla, del exprisionero político cubano Luis González Infante, en el que por primera vez pueden conocerse no solo los nombres de los integrantes de las míticas guerrillas del Escambray, sino también sus rostros y una breve ficha biográfica en la que pueden leerse sus destinos: caídos en combate, fusilados en paredones improvisados, condenados a largas penas de cárcel y obligados a partir a un inacabable y doloroso exilio.
En algunos perfiles pueden leerse sus nombres, la fecha y el lugar de nacimiento (Líster Álvarez López, Santi Spiritus, Las Villas, 1938); y también el lugar y la fecha de sus muertes (Blas Ruedas, fusilado en Manacas Iznaga, El Escambray, 1963).
Ahí están sus rostros; no los de todos, que fueron miles. Estos son apenas 246 de los que pudieron recuperarse sus fotos y sus datos; entre ellos el de cinco valerosas mujeres: Zoila Águila Almeida (La niña del Escambray), las hermanas Eladia y Mercedes Aguilera Almanza, Dora Delgado y Oristela López Rodríguez.
Escambray: la guerra olvidada y Rostros de la guerrilla son dos valiosos libros que rescatan del olvido no solo un importante episodio de la lucha del pueblo cubano contra la dictadura comunista, sino también la memoria de aquellos hombres y mujeres que participaron en ella.
Y si la literatura comprometida y el cine oficial cubano convirtió en asesinos a Osvaldo Ramírez, Cheíto León y Julio Emilio Carretero, los libros de Encinosa y González Infante, los convierte en lo que realmente fueron: héroes.
Manuel C. Díaz es escritor y crítico literario.
En Cuba las Nuevas Generaciones conocen una sola “cara de la moneda” y una verdad indiscutible fue imposible dar a conocer. Todo como cuando uno adolescente se bajaban dos amigos entre si.
“Uno contaba los golpes que le dio al otro y el otro estaría con sus manos atadas”
Mi padre miembro del Ejército Regular y siendo un soldado pudo conocer aquel hombre que lo llamaran asesino. Caramba y quienes llaman asesino a quien!
Por estar primeramente incorporados al Ejército Rebelde Naciente y después recibir un cambio radical con lo que aquellos que se opusieron entonces los llamaron traidores.