Por Joaquín Gálvez.
Como fui uno de los escritores invitados a la Feria Internacional del Libro de Tampa y nunca se me informó de la participación de un grupo de escritores oficialistas (UNEAC), entre ellos firmantes de la carta a favor del encarcelamiento de opositores y personas del pueblo cubano que salieron a protestar el 11 de julio de 2021, no pude quedarme callado y expresé, durante una de las presentaciones, lo que pensaba al respecto.
¿Debe un escritor exiliado, en el nombre de la reconciliación y el amor que prodigan algunos, quedarse callado a sabiendas de que el perdón solo nace del verdadero arrepentimiento y que estos escritores regresan a la isla para seguir siendo peones del régimen cubano? ¿Cuál es el propósito de hacer una feria del libro en territorio del exilio cubano, en la que participan escritores que les sirven de instrumento a la dictadura castrista? Acaso solo para escuchar sus textos, sacarse fotos, tomarse unas cervezas, hacer chistes y pasarla bien; pasar por alto la tragedia cubana e ignorar a quienes contribuyen a la misma (“sanación por omisión”); creernos que estamos unidos y que nos queremos todos…para que una vez que regresen a Cuba sigan cumpliendo su rol de acólitos. Ah es que acaso debemos comprender por qué son acólitos, por qué tienen que ser miembros de un aparato del Estado cubano que censura y se presta para reprimir a escritores y artistas independientes. Ah debemos acaso, por amor al prójimo, comprenderlos y abrirle los brazos en el exilio porque también su servilismo e infamia merecen comprensión y tolerancia. Ah y también debemos comprender que necesitan ser miembros de la cultura oficial para que los validen como escritores y artistas, para que les publiquen y los reconozcan, aun cuando son peleles del Estado y su libertad de pensamiento-lo más preciado de un escritor- está cautiva; es decir, debemos entender que la afiliación a la UNEAC se justifica por razones de interés personal, no importa cuál sea el costo humano y su consiguiente responsabilidad. O acaso debemos también comprenderlos y eximirlos de toda responsabilidad por su alto grado de inconsciencia ante el mal. Y claro está, exhortarlos a que rompan con el oficialismo es mucho pedirles, casi un acto de inmolación, puesto que la libertad y la independencia tienen un alto precio, aunque dicha ruptura te otorgue el mejor premio: el de la salvación de uno mismo.
Aplaudí la iniciativa de crear esta feria y, en especial, la gestión de su director, el poeta Alberto Sicilia; pero si las siguientes ediciones reproducen la misma dinámica, no cabe duda que esto solo le favorece a la dictadura castrista y su proceso de blanqueamiento, máxime cuando ni siquiera hubo una representación de escritores independientes que residen en Cuba, a quienes por lo visto no les permitieron viajar o no fueron invitados.
Una de las razones por la que nos fuimos de Cuba fue para tener derecho a expresarnos con libertad y no permitir que nos impongan una mordaza. Resulta harto sospechoso, en este caso, la soportable levedad de espíritu crítico. Como decía Martí: “ver en calma un crimen es cometerlo”. Si ustedes, escritores de la UNEAC -y sus socios en la diáspora-, se tropiezan con un exiliado, no aspiren a que el silencio cómplice se extienda a territorio libre y democrático.
Joaquín Gálvez es poeta, escritor, editor.
En la foto Joaquín Gálvez al centro durante la Feria del Libro de Tampa. Tomado de su Facebook.
Bueno y que dijeron los organizadores de la feria?