Por Lucimey Lima Pérez.
Si bien los primeros en comenzar la educación sexual de los niños son o deberían ser los padres y la familia allegada, no siempre ocurre así. Existen varios factores que contribuyen a desmejorar, a no manifestar e incluso a distorsionar los conocimientos sobre el sexo y la sexualidad de los hijos: niños, púberes y adolescentes. Frecuentemente los padres no están capacitados para ello. En muchas ocasiones se sienten intimidados, son evasivos y utilizan métodos confusos. Las consecuencias son devastadoras, porque la dirección no conlleva a simple y catastrófica ignorancia, si no a graves consecuencias tangibles de distorsión y conductas perjudiciales por ausencia de información oportuna y a la par de la edad. Veamos el futuro con prevención y atención a tiempo.
Según estudios bien documentados sobre la educación sexual y la sexualidad, pocos llegan a informar y a orientar adecuadamente a los jóvenes. El comienzo es temprano y muy simple, muy biológico, tal como respirar o filtrar agua a través de los riñones.
Alerto a los padres, a los educadores, a los directores, a los terapeutas escolares, y a instituciones involucradas a proveer guías claras de orientación sexual desde edad temprana. Es un hecho imperativo y estamos dispuestos a contribuir.
De acuerdo con mi experiencia, procedo en seguimiento de la edad, voy escalando en inquietudes y términos apropiados para grupos etarios. Es un hermoso reto, porque nos hace afrontar diferentes estadios de desarrollo sexual.
¡¡¡Por un mundo sano!!!
Lucimey Lima Pérez.
Psiquiatra, Psicoterapeuta, Neurocientífico.
Investigador Titular Emérito del Instituto Venezolano de Investigaciones Científicas (IVIC).
Especialista en Psicoterapia y Educador en CatholicCare, Hobart, Tasmania, Australia.
lucimey.limaperez@aohtas.org.au