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La directora del Servicio Secreto, Kimberly Cheatle, quien enfrenta protestas en el Congreso y pedidos de renuncia por fallas de seguridad que llevaron al casi asesinato del expresidente Donald Trump el sábado, consiguió su puesto en gran parte gracias a una estrecha relación con la primera dama Jill Biden, según supo The Post.
Cheatle, de 53 años, es la segunda mujer en dirigir la agencia de protección presidencial y consiguió el cargo no confirmado por el Senado en agosto de 2022 después de un período de tres años como directora senior de seguridad global en PepsiCo.
Antes de eso, había servido durante 27 años en el Servicio Secreto, comenzando en la administración Clinton.
Cuatro fuentes cercanas a la familia del presidente Biden, incluidas personas que interactuaron con Cheatle durante la administración Obama-Biden, dijeron que ella era muy querida por la futura primera dama y sus ayudantes más importantes, incluido el principal asesor Anthony Bernal…