Por Lucimey Lima Pérez.
He escuchado en muchas ocasiones, incluso leído, afirmaciones como esta “…estuve deprimido este fin de semana…”. Primero, las alteraciones mentales, además de contar con criterios diagnósticos consensuados, deben tener una duración mínima. Considero que es hasta natural estar deprimido (triste) por unas horas. Sin embargo, para la depresión mayor, tal como considerada en los Manuales vigentes, es preciso cumplir con un curso temporal de al menos dos semanas. Puedo entender la tristeza, el desaliento, la fatiga, la falta de motivación, la dificultad para el disfrute, el desánimo, el aislamiento… entre otros sentimientos hacia la baja que podrían tener un corto tiempo de duración. Señalo, enfáticamente que, entre otras manifestaciones, la tristeza pegajosa y persistente, y la anhedonia (falta de disfrute por lo que se disfrutaba previamente) son elementales, aunque no únicos para el diagnóstico.
Las bases biológicas de la depresión han sido sustentadas por años de estudio e investigación. Son innegables en base a la evidencia. Los fundamentos cerebrales abarcan datos significativos en genética (herencia), imágenes cerebrales e identificación de sistemas eléctricos y químicos. Estos aspectos publicados y corroborados son de gran peso, especialmente para un Neurocientífico, que tiene dentro de sus deberes el divulgar los hallazgos.
Dentro de los sistemas involucrados, algunos más populares que otros, tenemos las monoaminas: noradrenalina, dopamina y serotonina. Estos conocimientos han sido el basamento para el desarrollo de fármacos antidepresivos de gran utilidad. Sin embargo, la comunicación química en el cerebro es, evidentemente, mucho más variada que limitada. Es extraordinariamente compleja y abarca varios sistemas bioquímicos.
¿Qué interesa saber? Considero que i) estamos aun en “pañales”, pero no negamos los avances. ii) nuestra responsabilidad es educar para entender a varios niveles cuáles son bases, conocimientos, conductas y orientaciones a seguir en base la información sustentada. iii) La supremacía del conocimiento corresponde al experto, pero la psico-educación permite al afectado realizar preguntas y comprender lo que siente y qué podría ser lo que lo mejoraría.
Pues, yendo al punto, sí, es un trastorno mental que afecta nuestras máximas ejecuciones cerebrales: pensar, sentir y actuar. Pero concierne a cada sistema descrito en nuestra anatomía y fisiología. Mencionadas algunas de las manifestaciones relevantes y ligadas a la depresión: diabetes, obesidad, varias enfermedades cardiovasculares (muy relevante la presión arterial elevada).
El objetivo de este mensaje no es alarmar, es muy especialmente alertar, qué queremos de nosotros, cómo entendemos nuestros sentires y, muy especialmente, qué podemos hacer.
Dispuesta a considerar más aspectos de acuerdo a sus inquietudes. Gracias.
Anexo: Resumen de ponencia en 2002, que es aún vigente. SISTEMA INMULÓGICO Y DEPRESIÓN.
Siéntase libere de preguntar lo que le competa, será confidencial. Gracias.
Anexo: Colaboración sobre Cultura y Vida modificaciones-del-sistema-inmunologico-en-la-depresion.SI.POSSIBLE (1)
Pingback: La depresión ¿un trastorno mental o una enfermedad sistémica? – – Zoé Valdés
Gracias mil por la información. Estos tiempos han sido de mucho trastorno emocional. Estos escritos ayudan muchisimo.