Por Zoé Valdés.
La familia Castro ha decidido partir mediante el túnel simbólico del ano, siguiendo el ejemplo de su amado Joseph Stalin (vean Kroustaliov, ma voiture! (1999), un clavo a lo soviet de Alexeï Guerman, realizador comunista privilegiado del régimen devenido contestatario, donde se narra la enfermedad estomacal y anal del tirano soviético). Nunca unos culos han tenido mayor impronta, aunque demorada y tardía, en la historia de la humanidad; salvo el de Marilyn, por otras razones, y ya ven cómo terminó… Pues como terminaba todo el que se mezclaba con los Kennedy, y sino observen Bahía de Cochinos, pero ese ya es otro tema, aunque de alguna forma enlazados, porque si los expedicionarios de Bahía de Cochinos no hubieran sido traicionados por el malvado y percherista Kennedy los esfínteres de los Castro no habrían tenido que maniobrar tanto para apartarlos del poder. Pues sí, nunca unos culos en última instancia han sido patrióticos y heroicos.
Por una de esas razones a los que nos conduce de manera tirante la profesión debí sonarme unas cuantas sesiones del 8vo Congreso, que no ha variado de los siete anteriores más que en el acontecimiento -al parecer sobrenatural para la prensa internacional de que un vejete de 90 años y su ano den su consabido quehacer… El ano de Castro lo ha obligado a despedirse de sus múltiples cargos, aunque no del poder, como él mismo subrayó; de lejos seguirá vigilando y mangoneando. Lo otro en lo que se diferencia este congreso de los precedentes es en que algunos de los asistentes, la mayoría, llevaba mascarilla contra el bicho maoísta del PCCH, por lo que no pudimos reconocer si eran los mismos del primer congreso o sus herederos ya crecidos, cual petulantes marionetas en idéntica línea de continuidad de la marioneta en ejercicio de desgaste, pues veremos hasta dónde llegará Miguel Díaz-Canel, el pelele de turno.
Un congreso insulso en el que no vimos tampoco la completa destrabazón de los negocios particulares, ni siquiera un estudio lógico del pago de los impuestos para quienes ganan muy poco y cuyos pagos son altísimos y vejatorios, abusivos. La moneda sigue siendo un desbarajuste sin precedentes. Los salarios más bajos de la historia de la humanidad, ni en Corea del Norte, según me explican. Los escandalosos precios de los pocos y mediocres productos alimenticios en el mercado dan grima. Los exiliados que se portan bien, o sea, que son obedientes, vuelven a ser emigrantes que costean los caprichos de los generales de ese régimen militar. Los permisos de regreso son sólo para aquellos que ellos consideren, autorizados por supuesto dentro del ‘marco’ (fea palabra) de la sumisión sin límites. El acceso a otro mundo superior dentro de la isla exclusivamente pre establecido para beneficiar a una casta, la casta comunista dirigente y sus hijos y nietos. El resto del pueblo sumido en la miseria, aunque contento y al parecer engalanados todavía con los harapos de la heroicidad revolucionaria.
Los dirigentes no paran del cacareo habitual al que acostumbraron a ese pueblo durante más de 62 años, entre ellos mismos se comen a mentiras diciéndose que no permitirán un capitalismo de oligarcas, cuando ya lo tienen en sus propias narices e implantado por ellos mismos. La miseria de Haití es lo que le venden a un pueblo ciego como la elección hacia un capitalismo próspero. Pronósticos falsos evidentes, negativos, con la intención de sembrar el caos o de hundir la raíz todavía más en el menosprecio y la depresión. Entre tanto la vía de una oposición elegida que los haga parecer benditos ilustrados se acentúa cada vez más… Una oposición interior elegida, y un exilio también elegido por los lacayos de la tiranía.
Y bien, otra vez el mantra del cúmulo de medidas que de sólo oírlas duermen hasta a las piedras. Kim Jong-un y su hermana parecieran al lado hasta simpáticos, modernos, o al menos más actuales, inclusive con ese pelado de Cabezaecazuela de cuando China invadió a Japón. Medidas torpes, ninguna para ganar, todas para perder, para que el pueblo pierda. No ellos, ellos ganan siempre, como quiera que se lancen los dados, ay, Mallarmé, nada abolirá el azar, ese azar del patio concurrente lezamianito de la jiribilla con guarandol.
Alguien habló en algún momento de eclosión económica al estilo Pinochet, es chileno y se hacía llamar el Guatón, comunista pero actuaba como capitalista, debió exilarse de Cuba donde se enriqueció a costa del dolor y la pobreza del cubano. Lo recibió con los brazos abiertos un Chile derechista, que si analizamos como mismo se analiza a la derecha en España, vendría quedando a la derecha de Augusto y de Franco juntos, aunque con invocación centrista, que es como se autodenominan todos, incluida la ultra centro centrista centrada Rosa María Payá Acevedo, líder de Cuba Decide, desde su exilio rococó, que aunque autodefiniéndose como la Centralita de los Centros ha hecho política muy acomodada y encaramada en los pedestales de la derecha española y de la ultraderecha del resto del mundo, sentada también a la derecha de Donald Trump chapurreando incoherencias imperdonables, que si con barcos que jamás llegan a puerto castrista se tumbaría a la tiranía, y los cometrapos ahí aplaudiendo: “¡Ahora sí, ahora sí, ahora sí… tumbaremos aquello!”. Como mismo hacía unos pocos meses atrás gritaban en la Plaza de los Escombros Revolucionarios: “¡Ahora sí, ahora sí, ahora sí… construiremos el socialismo!”. No me canso de repetir que lo de Cuba da dentera.
Sesenta y dos años y lo que queda aguantando semejantes dramones hacia un babeante público al que no le acaban de brotar los primeros dientes… Kiko Sao en su perfil de Facebook ha alertado de que esto del cáncer que se devora al otro Cáncer es para que sintamos lástima, lo creo igual. Y para que terminemos por fin de aliarnos -esto lo añado yo- a esas otras secuelas tumoríficas que se avecinan: las llagas de una contemplación del dolor de los cubanos, conceptualizándolo, encasillándolo en sectores de ‘ordenativismo’ social: “artivistas“, como ahora se les llama o se autodenominan los artistas que han decidido desviar la atención de la verdadera tragedia nacional para enfocarse a sí mismos, darle un impulso de pala al socialismo del siglo XXI o “nouveau socialismé“, en el que se vuelven a airear los odios y se reabren las heridas cicatrizadas desde hace más de medio siglo del tiempo de ñañáseré; llamando la atención sobre el papayocracismo con halitosis, la homosexualidad o viralosexualidad fluida, el racismo siempre encarado hacia un sólo color: el negro.
Mediante una jerga muy poco consistente, musicalidad agregada, como mismo son los lamentables espectáculos inspirados en lo más decadente del socialismo emanado de esa parte costrosa de las universidades norteamericanas, un socialismo churroso estructuralizado (estructuralista actualizado) referenciado más tarde por las acomplejadas ‘damiselas’ de la intelectualidad europea. Un espectáculo en el que esclavo se autointroduce en el mismo garrote vil que le prestó el museo de la tiranía, se coloca él mismo (o un subalterno) las esposas del verdugo, mientras una tercera esclava le da de comer a cucharadas, convirtiéndose a su vez en la esclava del jefe de cabila. Un segundo protagonista se supone que se autoinmola y obliga a inmolarse a sus seguidores durante una huelga de hambre de pasarela y a la carta… El ajte del artivista, cada vez más feo y anodino, maniqueo plagio del más achocolatado Disney, supera aquel espantoso agujero blanco en una pantalla negra de la conceptual tribalista Tania Bruguera, la sexualista pieza de cambio asambleísta, que nos hace ver a El Sexto como al Leonardo Da Vinci de la suposición tardía y del exilio de socialité.
Menos mal que todavía queda un Michel Houellebecq para sopapear a semejante gentuza… Aunque ni siquiera lo leen en su idioma original…
(Continuará…)
Vea a Luis Manuel Otero Alcántara, líder del MSI, bailando o moneando con una canción del diputado y cantante del régimen Silvio Rodríguez. Sí, la patria y el mundo nos contemplan azorados.
Zoé Valdés es escritora y artista. Fundadora y directora general de ZoePost.
Exquisito texto para disfrutar la caída de las caretas… L🇨🇺L
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