Por Gloria Chávez Vásquez.
“El secretismo, la censura, la falta de honestidad y el bloqueo de la comunicación amenazan todas las necesidades básicas”.
― Abraham Maslow
Concluido y certificado el golpe de estado en EE.UU. las acciones represivas por parte de los Dinos (Demócratas in name only) con la complicidad de los Rinos (Republicanos de nombre solamente) no se ha dejado esperar.
Ya durante la administración de Obama, los Dinos armaron las agencias gubernamentales para atacar a los ciudadanos de la oposición. El IRS asedió y convirtió en victimas de sus venganzas partidistas a los activistas del Tea Party y a miles de escritores periodistas y profesores como el politólogo Dinesh D’Souza. A muchos, no solo se les intimidó, sino que se les encarceló y se les dictó sentencia de por vida.
Ese matoneo ha cobrado nuevo impulso como resultado de los eventos recientes. No bien la cobardía de la corte suprema censuró las escandalosas evidencias de fraude electoral, los Rinos remataron el golpe: ignoraron los miles de testimonios y documentos y certificaron a Joe Biden como presidente.
Ni cortos ni perezosos, los inquisidores virtuales Twitter, Facebook e Instagram, no tardaron en suprimir la información y la comunicación, suspendiendo las cuentas del todavía legítimo presidente (hasta el 20 de enero) Donald Trump. La noche de los cuchillos largos continuó con la abogada Sidney Powell quien aparte de silenciada ha sido demandada por Dominion (¡Sí! Los acusados de facilitar la trampa). La lista negra se amplió con los nombres de los consejeros, familiares, amigos, colaboradores y seguidores de Trump. Imagino que la primera medida después de eviscerar la Constitución será convertir la verdad en crimen.
Pero la masacre no se detiene, diría alguna vez J. Stalin. Los emperadores de Amazon y Apple han desactivado las aplicaciones de apoyo a sus competidores, entre ellos Parler, último refugio de la libertad de expresión, con el argumento de que no siguen sus reglas de censura.
Para no quedarse atrás, los medios de comunicación de la izquierda como CNN, ABC, NBC New York Times y Washington Post buscan destruir a todo periodista, estación de TV o radio que critique el fraude y la hipocresía. Sus cañones apuntan a personalidades como Tucker Carlson, Sean Hannity, Laura Ingraham, Mark Levin, Janine Pirro, comentaristas de FoxNews (la estación con más teleaudiencia en los Estados Unidos), Newsmax, The Blaze y OAN entre muchas otras.
La persecución de la izquierda es “aterradora” dice Tucker Carlson. “He aquí una cadena de TV exigiendo a los conglomerados que eliminen a sus competidores”. Como si esa no hubiera sido la agenda desde un principio, CNN y el resto de medios de comunicación infiltrados por la izquierda comunista quiere imponerse por medio del terror, la censura y la mentira, pidiendo que se saque del aire a los verdaderos periodistas.
Ahora, en el colmo de la hipocresía, y siguiendo el mal ejemplo, los directivos de la asociación nacional de profesionales de bienes raíces, acaba de prohibir a sus miembros, manifestar su indignación por el fraude electoral. La organización, que se ha dado golpes de pecho por su discriminación racial en el pasado, amenaza con multas y expulsión a empleados, muchos de ellos de las minorías. En el ataque generalizado contra la derecha, algunos de sus miembros aplauden la medida y esperan que se haga lo mismo con médicos, abogados y maestros a quienes ya desde hace años se les ha colocado un tapón en la boca y en la mente.
Eugene Volokh, profesor de leyes en la Universidad de California (UCLA) especializado en la Primera Enmienda, afirma que estas medidas de represión, representan una peligrosa forma de abuso que puede devolverse contra quienes las dictan. Estamos hablando de listas negras, dice el profesor. Uno de los problemas de la NAR es que está tratando de desplegar el poder económico organizado del grupo, para suprimir el punto de vista de los miembros.
El del senador republicano por el estado de Massachusetts, Josh Hawley, es tan sólo uno de los casos particulares entre la proliferación del matoneo de la izquierda, contra los líderes de la derecha. Contrario a muchos de sus colegas, Hawley se comprometió con el proceso constitucional y denunció las tácticas fraudulentas empleadas por los demócratas con la venia de políticos republicanos que quieren proteger sus intereses personales, tratando de tapar con un dedo, el acto de sedición. Por ese motivo y con la patética excusa de que el senador se ha convertido en “una amenaza pública”, Simon & Schuster, una de las cinco editoriales más grandes del país, canceló la publicación de su libro “La tiranía de la gran tecnología” programado para salir a la luz en junio.
Esta situación no puede ser más orwelliana”, reaccionó Hawley, quien ya ha sido amenazado por Antifa. Simon & Schuster le canceló el contrato por su papel como líder del debate en el senado, sobre la integridad del voto. El senador aclara que se trata de un asalto a la primera enmienda y por tanto ha planteado una demanda contra la editorial, por violación a su derecho a la libertad de expresión.
Según el congresista por el estado de Nueva York, Lee Zeldin, resulta irónico que una editorial censure el libro de un republicano que denuncia cómo los gigantes de la tecnología están censurando a los republicanos. A su voz se añaden las de varios autores que consideran hipócrita la decisión de Simon & Schuster, una editorial que ha publicado innumerables libros atacando a Trump. Esta es la izquierda buscando eliminar todo lo que les molesta, añade Zeldin. Por su parte, Benjamin Weingarten, columnista de Newsweek, señala que la acción de la editorial se convertirá en la norma en la sociedad civil y destruirá al país.
Es la tabla de la ley de la izquierda: A falta de argumentos, todo lo que contradiga sus tendencias políticas se considera discurso del odio. El que se atreva a decir la verdad es tildado de fascista, de nazi o de supremacista. Hay que borrar la historia para mejor adoctrinar y por ende entontecer las masas. Hay que destruir el lenguaje para desanimar el diálogo. Hay que acusar a la víctima y convertir en victima al matón.
Pero si algo enseñaron estas elecciones a los votantes norteamericanos, es cuan profundo es ese pantano de que advertía Trump. Un pantano en el que la bestia de la corrupción es más grande y peligrosa de lo que todos imaginaban. La pregunta sería entonces, ¿a que temen los corruptos, sino a que los votantes honestos expresen su indignación?
Ellos saben a ciencia cierta que estas elecciones fueron fraudulentas. Que con la complicidad de los Zuckerbergs y los Soros, los jueces grises, los periodistas amarillos, los radicales rojos, los Dinos y los Rinos, se movió la maquinaria y se construyó el tinglado para perpetran el golpe de estado más tercermundista del planeta. Los títeres tienen miedo de que se les vea las baterías chinas. Los gigantes de la tecnología temen que se les regule legalmente a ellos y a su ilegal tiranía mediática. La izquierda hipócrita y la derecha miedosa aplauden esa censura, en la creencia de que les exonera y que les es negocio. Y a la pregunta de ¿por qué el fraude fue posible, convirtiendo a esta nación en los Estados DesUnidos ChinoCastroChavistas? Tal vez sea hora de purgar ese organismo corrompido por la deshonestidad, aun a costa de la gente decente que aún queda y, que por el número, aun son mayoría. Es un cáncer que puede ser terminal, causando así, la muerte de la república. En cuyo caso habrá que llamar a un ejército de exorcistas para que con sus ritos sagrados expulsen a los demonios en esta terrible lucha del Bien contra el Mal, que es eterna.
Gloria Chávez Vásquez es escritora y periodista.
Pingback: La cobardía de la censura – – Zoé Valdés
Acabo de desayunármelo, excelente resumen y postura. Gloria a Gloria! Me gusta el camino que está tomando este medio. Hace falta una buena derecha y no sólo en Cuba.
Gracias a ti, querido amigo, sabes que formas parte de esto.
Agradezco siempre leer aquí la verdad sobre terrible situación que golpea nuestras sociedades, el resto nada entre las mentiras, las medias verdades y la corrección.
El programa de ingeniería social que se aplica actualmente fue desarrollado por el Instituto Tavistock, de Sussex, Reino Unido
Byron T. Weeks.- Constituido en 1947, el Instituto Tavistock (30 Tabernacle Street, London EC2A 4DD) es una organización independiente sin ánimo de lucro, que busca combinar la investigación en las ciencias sociales con la práctica profesional. Se abordan problemas de construcción institucional y de diseño y cambio organizativo, en todos los sectores: gobierno, industria y comercio, salud y bienestar, educación, etc., tanto nacionales como internacionales, y los clientes van desde grandes multinacionales a pequeños grupos comunitarios. VER TAN ELUCIDADOR ARTÍCULO COMPLETO EN EL LINK, PUBLICADO EN ALERTA DIGITAL -9 ENERO 2021
https://www.alertadigital.com/2021/01/09/el-secreto-mejor-guardado-en-america/
Zoe eres mi Esperanza
Y tú la mía.
El primer cuento que escribí a los 10 años se llamaba “La misteriosa Galaxia de Dinos”. Era una galaxia de dinosaurios. Hubo tres niños Juan, Enrique y William que construyeron una nave espacial y llegaron a la Galaxia. Una vez llevé el cuento (tenía una única copia) a la secundaria para enseñárselo a una niña que me gustaba. Cuando volvía a mic asa un niño me quitó la maleta y la lanzó a un matorral. Dentro estaba el cuento. Le dije que si no iba a buscar mi maleta y me la traía, se perderían mis libro y el cueto y seria su culpa. Obviamente le había enseñado el cuento a todos en el aula. Me sorprendió que les hubiese gustado tanto aquella historia tan infantil, gente de la secundaria. El niño que lanzó la maleta fue a buscarla, y me la trajo hasta la salida del matorral, pero yo le dije que me la diera en la mano. A él le pareció humillante, y la dejó a la dejó en la tierra. Nos fuimos y dejamos la maleta abandonada. Meses después nos llevaron a la dirección porque algo que había pasado en el aula. No me acuerdo qué. El chico que me había quitado la maleta, la vio en la dirección, y me avisó. Me devolvieron todos los libros, la maleta, y hasta los lápices, pero el cuento no estaba. Lo perdí para siempre. De todos modos me halaga que alguien se lo hubiera robado. Tal vez aún exista en alguna gaveta de alguna señora de cincuenta años en alguna de las ruinas de la La Habana.
Me encantó esta idea de dinosaurios y rinocerontes pastando sobre el presupuesto nacional.