Por Carlos Carballido.
Que políticos demócratas mientan con populismos a la opinión pública es normal pero cuando lo hacen los republicanos (cubanoamericanos incluidos) además de inmoral resulta patético.
El Senado de Estados Unidos acaba de aprobar un proyecto bipartidista inspirado por el senador cubanoamericano Marco Rubio (leerlo aquí) que impulsaría la financiación, esta palabra es clave, de una estructura para llevar la internet gratis dentro de Cuba.
Rubio, que al parecer sabe más de cosmonáutica que de las reglas básicas que deben cumplirse para el acceso a internet, se baja con esta nueva venta de humo y arrastra además a sus colegas cubanoamericanos y del estado de la Florida como Rick Scott y el gobernador Ron DeSantis.
Para convencer a más de un despistado y seguir alimentando al votante con falsas esperanzas, hablan ahora de que llevar la internet gratis a Cuba, de manera independiente y aseguran que es posible gracias al desarrollo de las nuevas tecnologías existentes. En sus alegatos hacen guiños a Starlink de Elon Musk y algún que otro método satelital parecido.
Estos vendedores de humo, porque es en lo que se han convertido exprimiendo el dolor de la isla, comentan además la fatal arrogancia de insuflar esa esperanza en el pueblo cubano cuando en realidad una empresa de ese tipo es casi imposible de acometer ante una dictadura tan sanguinaria y malévola como la neocastrista.
Estos políticos sugieren que la tiranía cubana es tan incompetente como algunas comunidades tribales y asumen, por ignorancia o complicidad, que no tiene capacidad para bloquear la señal satelital que están vendiendo en el proyecto y que lo hicieron tan bien que hasta el senado estadounidense lo compró sin cuestionarlo. Han sido tan emocionalmente falaces que intentan hacerle creer al pueblo de ambas orillas que la señal de internet entrará tan fuerte en Cuba que hasta un perchero de alambre podrá captarla tal y como hacíamos con aquellos televisores rusos en un intento de ver los dos únicos canales de TV estatal.
La venta de humo, aunque suena a metáfora, es ya una empresa solvente para los políticos Cubanoamericanos y del estado de Florida pero cuando se trata de un asunto tan delicado como este, el resultado de esperanzar a los cubanos con internet gratis termina siendo un paso más hacia la perpetuidad de su dictadura porque da la oportunidad de convertir en héroes a un gobierno como el de Díaz-Canel, capaz de anular ese intento si llega a materializarse.
Cualquier ingeniero en telecomunicaciones sabe que Internet gratis en Cuba es absolutamente imposible por dos razones: Primero la obsoleta infraestructura de ese país (incluida su forma geográfica estrecha y rodeada de agua) y segundo, su desgobierno se gasta lo que sea en tecnología de punta para espiar e identificar aparatos relativos a las comunicaciones y en reprimir y mantener al pueblo totalmente maniatado. Desempolvando la memoria podemos recordar en la década del 90 la cruzada de persecución que desató el MINFAR y el Ministerio de Comunicaciones contra aquellos que se atrevían a colocar sobre sus casas las antenas parabólicas para captar señales de TV para el turismo.
Ignorancia u oportunidad política
Un proyecto como el propuesto por Rubio y que internacionalmente puede ser entendido como violatorio del éter de Cuba, debe estar avalado por un estudio de factibilidad que contemple pros y contras, capacidad de la tiranía en contrarestarlo como hizo y hace con Radio y TV Martí y condiciones geográficas y políticas para llevarlo a cabo. Al parecer nadie se ha tomado el trabajo de preguntar o de al menos confirmar su factibilidad.
Todo esto suena más a una «cogioca» que finalmente será recargada al contribuyente y también a otra de las tantas maneras de garantizar el voto cubanoamericano de Florida, así como también -y he aquí por qué todos luchan por ser políticos- lograr comisiones jugosas por licitaciones de contratos de todas las agencias privadas que a fuerza querrán participar en el proyecto.
Radio y TV Martí son el mejor de los ejemplos. El gobierno no produce bienes ni inservicios sino que sencillamente contrata a empresarios privados. El salario de los trabajadores parte de nuestros impuestos y el resto va a pagar las contrataciones que se necesitan para echar a rodar un proyecto de gran envergadura como mantenimiento, construcción de infraestructura, asistencia técnica, reparaciones y cambios de tecnologías. Todos esos contratistas siempre deben ir a licitaciones para las cuales los políticos reciben sus comisiones indirectas.
Guiños a Elon Musk y su sistema Starlink
En este proyecto bipartidista de Marco Rubio se hacen guiños al sistema de internet satelital que utiliza Starlink del CEO de Tesla, Elon Musk.
Por muy novedoso que pueda ser un sistema, el acceso a internet como a las señales de radio o TV, a fuerza deben llevar 3 elementos de alta tecnología: Emisor- Receptor- Repetidor de la señal.
En esta ecuación solo el primer elemento cae fuera de la jurisdicción de la tiranía. Los dos restantes tienen cero probabilidades de ser instalados en Cuba de manera independiente. A menos que el Pentágono estadounidense tenga una nueva tecnología en la difusión de internet y quiera ponerla en práctica, hasta ahora la propuesta del Senador Rubio es ante todo fraudulenta e inmoral.
Factibilidad de Starlink para Cuba
El sistema al que apuntan o sugieren con algún similar es Starlink, un servicio de Internet satelital que está siendo desarrollado por la compañía SpaceX de Elon Musk. La base de este proyecto es utilizar unos 12 mil satélites en órbita para llevar Internet a cada rincón del planeta, incluyendo las zonas rurales o con menos cobertura, como puede ser Cuba, y lograr de 50 Mbps y 150 Mbps, con una latencia de entre 20 y 40 milisegundos. Hasta aquí suena atractivo. Pero lo que no nos dicen es que para lograr acceder a internet por esa vía debe instalarse un Kit, parecido a las antenas parabólicas, en un lugar alto de las casas o edificios y que puedan apuntar al cielon sin interferencias físicas para poder conectar la internet. Las preguntas que le haríamos a estos políticos serían ¿cómo llevar esos Kits hasta Cuba y cómo instalarlos en lugares elevados sin que la policía represiva cubana no lo detecte?
Como hemos explicado anteriormente en ZoePost en el hipotético caso que todo lo anterior pudiera ser entrado e instalado en Cuba, existen dispositivos electrónicos como los Jammers que bloquean la señal de internet satelital y que la tiranía cubana utiliza frecuentemente en áreas militares, Punto Cero, en el Consejo de Estado y alrededor de embajadas. Son dispositivos que pueden impedir la señal de Internet en un rango de 10 a 50 metros y algunos de características militares pueden llegar incluso a bloquear un dron que vuele a gran altura. Extender ese bloqueo con más unidades no representa un problema para una dictadura que gasta millones para reprimir a su pueblo.
Cuando analizamos fríamente los hechos ocurridos desde las protestas del día 11 de Julio y la inmediata represión del castro-canelismo, lo que hemos estado presenciando son oportunismos mediáticos y políticos de magnitudes mesiánicas.
Para no quedarse rezagados y emular con los influencers y lidercillos kubanoides del exilio, los políticos del traspatio se suben ahora a un tren que está pidiendo absurdos como pretender que el régimen cubano se quede de brazos cruzados. Venden humo y esperanzas. Pero lo más inmoral es que la única libertad que les interesa para los cubanos es la virtual y no la genuina de carne y hueso. Desde el primer instante abortaron la posibilidad de una intervención para ayudar al pueblo reclamando libertad. Sólo más internet, más ayuda al pueblo. Pero ahogar a la tiranía con la fuerza que merecen, no; porque según la lógica que ellos mismos vociferan, los tiempos han cambiado. La tiranía sigue siendo la misma o peor.
Así que lo propuesto cómo se resume… Ser esclavos con más megas y datos celulares. Es a lo que estos políticos han reducido las soluciones para la libertad de Cuba. En una frase, no se puede ser más hijos de putas.
Carlos Carballido es periodista y Vicedirector de ZoePost.