Por Lucimey Lima Pérez.
El síndrome del colon irritable (SCI) afecta del 6 al 20% de la población en el mundo. El síndrome (conjunto de manifestaciones o signos y malestares o síntomas) incluye el colon irritable propiamente dicho, la colitis espástica y las colitis inflamatorias de varias índoles.
El SCI consiste en cambios en la frecuencia o la forma de los movimientos colónicos con dolor abdominal. Muchos aspectos han sido considerados, tales como la dieta y la flora intestinal. El primer especialista consultado es el Gastroenterólogo, quien cuenta con medios para la evaluación clínica, los exámenes complementarios y la posibilidad de referencia a un profesional de la salud mental. De acuerdo con las manifestaciones individuales, el Gastroenterólogo indica lo preciso. El aceite de menta, por su efecto antiespasmódico, ha sido usado para los cólicos con seguridad y eficacia. También se ha empleado la hipnosis y la psicoterapia.
Además del dolor cólico, que ocurre en el 30% de los casos, pueden manifestarse: i) diarrea con urgencia inminente en el 30% de los casos; ii) constipación en el 50%; iii) alternancia de diarrea y constipación en el 20%. Los mensajes del cerebro, a través del sistema nervioso autónomo (simpático y parasimpático) controlan los movimientos intestinales, luego puede acelerar o enlentecer. Evidencia clara que sustenta las intervenciones psicoterapéuticas en una condición tan desagradable y por demás frecuente. Además, de cambios perceptibles de los movimientos intestinales, se presenta flatulencia, hinchazón, alteraciones en la digestión, intolerancia a ciertas comidas (70% a la lactosa, el gluten, los granos, la cafeína), fatiga en el 50%, ansiedad y depresión en el 70%. Todos estos datos están documentados por estudios controlados y por otros basados en las evidencias.
No es poco frecuente atender en la consulta de salud mental a personas con algunas de las manifestaciones descritas y acompañadas de ansiedad manifiesta y limitante.
La Terapia Cognitivo-Conductual (TCC) ha sido sustentada como una de las formas más beneficiosas en el afrontamiento de la dolencia hacia el alivio, incluso el control, del estrés y la salud en general en personas con enfermedades inflamatorias del colon (EIC) (Sotiropoulos C, 2021). Este trabajo señala que los pacientes afectados cursan con distrés (estrés negativo), fatiga, ansiedad, depresión, disfunciones sexuales, alteraciones en las relaciones interpersonales y muy deficiente calidad de vida. Sin embargo, no existen suficientes estudios doble ciegos (ni los investigadores ni los pacientes conocen el protocolo de estudio, y existe otro grupo que analiza en forma codificada) que den un valor general a la TCC. Sin embargo, además de lo señalado existe suficiente experiencia anecdótica bien documentada que sustenta la necesidad de activar el cerebro de la persona con SCI o EIC (esta incluye, además, colitis ulcerativa, pólipos intestinales, enfermedad de Crohn). Un estudio anterior (Szigethy E, 2020) también sustenta el empleo de la TCC. En este último realizaron terapia de grupo y hubo diferencias significativas con el grupo control, el cual no la recibió, en cuanto a ansiedad, depresión, salud general, salud mental, vitalidad y función social.
El hecho de que en la TCC se reestructure la percepción de los síntomas en la mente del afectado constituye un aprendizaje muy valioso para disminuir el distrés y colocar un nuevo marco a las ideas que atormentan al sufriente. No es un proceso mágico y tiene gran fundamento fisiopatológico. La persona comienza un aprendizaje sobre el manejo catastrófico y extremadamente negativo de los pensamientos y avanza hacia una forma de percibir el estrés de una manera realista y mucho más positiva.
En nuestra práctica como profesional de la salud mental con una atención de 20 pacientes semanales encontramos que aproximadamente el 10% presenta síntomas relacionados con el aparato gastro-intestinal, muchas veces no reportado, pero siempre explorado. El 90% de los casos muestra mejoría parcial a las 10 sesiones y mejoría considerable a las 20, evaluado por la clínica, las visitas al Gastroenterólogo y por escalas que dan un puntaje relativo entre la primera cita en relación con la décima y la veinteava.
El propósito de estas consideraciones y de los datos reportados pretende alertar al paciente que presente los síntomas mencionados y al especialista a considerar que existe un componente mental de envergadura, el cual merece la atención para mejorar la calidad de vida. En nuestra práctica usamos técnicas de TCC, de terapia sistémica (familia, pareja) y de soporte social en el aquí y el ahora.
Lucimey Lima Pérez es Psiquiatra, Psicoterapeuta, Máster y PhD en Neuroquímica. Investigador Emérito del Instituto Venezolano de Investigaciones Científicas (IVIC).
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