Por Carlos Carballido.
El reciente informe fiscal del Departamento del Tesoro de EEUU acaba de disparar las alarmas al confirmar que la asistencia social estadounidense colapsará antes de lo previsto y en tan solo 12 años los beneficios a jubilados y discapacitados tendrán que sufrir severos recortes.
El balance de las reservas están en números rojos según los datos del reporte por lo cual no quedará otro camino que recortar los actuales benéficos a partir del 2034. El Tesoro reconoció que actualmente solo existen reservas para pagar beneficios completos hasta el 2033 pero que en ese lapso puede que el dinero se agote, sobre todo si continúa la política de despilfarro que está aplicando la actual administración.
Tanto el Seguro de Vejez y Sobrevivencia como el Seguro por Discapacidad, tienen reservas cada vez más disminuidas y colapsarán entre uno y ocho años antes de lo previsto. Si ambos fondos se llegan a combinar para evitar un desastre social, lo único que se podría pagar es una cifra que representaría solo el 78 por ciento de lo que actualmente se cobra cada mes y solamente por un tiempo relativamente corto más allá de la fecha prevista.
El otro factor preocupante es el Medicare porque según el Tesoro, las reservas disponibles solo llegarán hasta el 2026 y este factor combinado con la imposibilidad de garantizar los pagos completos por jubilación o incapacidad pasado 10 años, obligarían a una reducción forzosa de los beneficios en un 20 por ciento.
Las causas de este panorama adverso son múltiples.
Por un lado, la Pandemia del Covid 19 ha provocado una contracción de la economía estadounidense que venía en un crecimiento sostenido e impresionante. El cierre de centros de trabajos y el reordenamiento laboral han reducido notablemente la recaudación de impuestos a la nómina y el efecto no se ha hecho esperar: Se recauda mucho menos de lo que se necesita para pagar las pensiones de jubilados y pensionados.
El otro factor del que nadie quiere hacer referencia es el elevado gasto público del gobierno federal en planes sociales que cada año se incrementa de forma geométrica, es decir duplicando líneas de crecimiento lineal.
El gasto público de la actual administración es realmente insostenible a lo cual se suma la constante inyección de dinero en la circulación a través de los cheques de ayuda a los que ganan menos de 75 mil dólares al año. Este exceso de dinero ha reducido aún más la actividad laboral en la nación de cuyos impuestos de nóminas son los que alimentan las arcas para pagos de pensiones.
La tendencia económica de la actual administración es negativa para revertir el riesgo que corren los pensionados por jubilación y discapacidad así como la asistencia de salud en el sistema Medicare. Si a este minuto la previsión de colapso es hasta el 2034, lo cierto es que puede que esa fecha se acorte mucho más si continúan las tendencias inflacionarias del actual gobierno.
Sólo eliminando gastos inútiles de asistencia social a quienes nada aportan podría alargarse la curva y buscar otros modos de recaudaciones fiscales para garantizar los pagos de pensiones. Pero como usted que nos lee sabe, primero pasa un camello por el hueco de una aguja que una administración como la de Biden tome con seriedad este asunto.
Carlos Carballido es periodista y Vicedirector de ZoePost.
Pingback: INFORME ECONÓMICO. La asistencia social estadounidense colapsará antes de lo previsto – – Zoé Valdés