Cultura/Educación

FD. Mario Vargas Llosa, el libro como escudo

Por Zoé Valdés/Fundación DISENSO.

De sólidas raíces peruanas, profundamente español, liberal en el sentido cultural y político, defendió la verdad de la cultura, la belleza y la libertad.

Durante años deambulé por La Habana con los libros de Mario Vargas Llosa que a cuentagotas nos llegaban del extranjero. Debíamos leerlos de forma clandestina, para disimular los volúmenes se tenían que forrar las carátulas con papel del periódico Granma. Nunca lo hice, como tampoco lo hice con los libros de Guillermo Cabrera Infante. Llegaba a los lugares más inverosímiles, abría el jolongo, extraía el libro, y me ponía a leerlo a la vista de todos.

En una ocasión, en la cafetería El Carmelo en El Vedado, donde trabajaba mi madre limpiando los servicios, mientras aguardaba su salida me senté en uno de los muros aledaños; demoraba en salir, abrí la novela La Casa Verde. Entonces, un militar disfrazado de civil, evidente seguroso, pasó por delante de mí más de dos veces, para allá y para acá, era la señal de que se había puesto para fastidiarme la lectura, para jorobarme el día, y probablemente joderme la vida. En Cuba detenían a los lectores de libros prohibidos y convertían sus vidas en auténticos infiernos; todavía se ponen multas de 500 (pesos en la época, ahora será en dólares) a los que leen a autores censurados; de eso saben mucho los bibliotecarios independientes, 17 de ellos fueron encarcelados durante la Primavera Negra de Cuba. Mario Vargas Llosa fue de los primeros en exigir su liberación.

«Mario Vargas Llosa fue de los primeros en exigir la liberación en de los 17 bibliotecarios independientes encarcelados por el régimen de Fidel Castro durante la Primavera Negra de Cuba»

El seguroso se acercó e intentó meterme una muela bizca revolucionaria con relación a mi lectura diversionista ideológica, lo estudié de arriba abajo, iba a responderle, pero con tan buena suerte en ese mismo instante llegó un bus a la parada cercana. Corrí hacia el vehículo, me escabullí en la marea de gente que se apretujaba en su interior. El guagüero cerró las puertas y al agitado policía de la cultura que me perseguía no le dio tiempo de subir. La guagua echó a andar, vi a mi madre haciéndose pequeñita mientras me alejaba con un salto nervioso de valor en el estómago.

«Sus críticas al régimen comunista de Fidel Castro causaron que fuera nombrado ‘enemigo de la revolución, como hicieron antes con Guillermo Cabrera Infante y Reinaldo Arenas»

Leer en Cuba a Mario Vargas Llosa constituía un acto de valentía. Mario había ido claro y directo en contra de los desmanes del régimen comunista de Fidel Castro, desde entonces había sido nombrado como «enemigo de la revolución», como mismo lo fueron Guillermo Cabrera Infante, Reinaldo Arenas, y décadas más tarde quien ahora les escribe. Fui mencionada en un discurso de 7 horas y media en el que el tirano me incluyó en tan honrosa lista.

Mario Vargas Llosa fue un amigo entrañable de Cuba y de los cubanos, un luchador aguerrido por su libertad y su futuro. Fue mi maestro y también mi amigo personal, jamás podré pagarle semejante lealtad y amor a mi patria.

«Solo hay un Mario Vargas Llosa como solo existe un Miguel de Cervantes, Un Guillermo Cabrera Infante o una Lydia Cabrera»

Su ausencia resulta desalentadora, desde luego queda su majestuosa obra… El escritor y periodista José María Arenzana lo ha descrito muy bien en sus redes sociales: «En mi muy modesta opinión, el fallecimiento de Mario Vargas Llosa arrastra una pérdida añadida no siempre bien valorada como es la de su inmensa capacidad literaria para expresarse verbalmente y de forma improvisada. Su literatura permanecerá, pero nos despedimos de su habilidad, exactitud y precisión a la hora de elaborar una respuesta verbal o un discurso con un empleo minucioso y limpio del vocabulario y de la construcción sintáctica. El tono sereno envolvía casi siempre ese acontecimiento, esa orfebrería que suponía escucharle hablar…» Estoy de acuerdo, no habrá manera de que un ser tan especialmente bueno y grande vuelva a repetirse. Sólo hay un Mario Vargas Llosa como sólo existe un Miguel de Cervantes y Saavedra, un Guillermo Cabrera Infante, una Lydia Cabrera.

«Mario Vargas Llosa no solo ganó el Premio Cervantes en 1994 y el Nobel de Literatura en 2010, sino que fue un firme defensor de la cultura, la belleza y la libertad»

El autor, de sólidas raíces peruanas, también profundamente español, liberal en el sentido cultural y político, y libertario en términos de libertades -aunque me recriminen al situar estos dos términos juntos-, constituye un ejemplo del compromiso de los escritores sin ataduras ideológicas particulares. Con él se rompió el maleficio de la izquierda concentrado en una frase del erudito, aunque cobarde, Alejo Carpentier: «Nadie que se pelee con la izquierda podrá ganar un Nobel». Mario Vargas Llosa no sólo ganó el Premio Cervantes en 1994, también fue distinguido con el Nobel de Literatura en 2010, además aportó algo más a esa distinción al ser proclamado el primer escritor hispano miembro de la Academia Francesa.

Figurará para la eternidad en los anales de la Real Academia de la Lengua Española como un hacedor clave y principal de nuestro idioma, sin su nombre no se podrá escribir la historia de las palabras y de un movimiento literario que definió a una época desde la belleza y la verdad de la cultura y la libertad.

Puede leer al final de esta publicación el texto completo o descargarlo en el siguiente enlace

Pulse aquí para continuar leyendo en la fuente.

Compartir

Leave a Comment

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

*