También Nancy, junto a Juan Manuel, su inseparable esposo, crearon Cuba Press, donde se reproducían los trabajos de la agencia independiente del mismo nombre que operaba en Cuba. Posteriormente emprendió el proyecto de Nueva Prensa Cubana (NPC), una publicación periódica impresa con mucha noticias y artículos de opinión, donde se informaba y se ponía en contexto la realidad dentro de la Isla.
La tenaz Nancy llevó adelante también una labor cultural a través de la librería SIBI y su vertiente Editorial SIBI, donde se publicaron importantes libros de Enrique Labrador Ruiz, así como de escritores recién llegados a Miami en 1980 durante el éxodo del Mariel.
Su librería y su editorial, fueron el trampolín para escritores como Carlos Díaz Barrios y Miguel Correa, quienes publicaron sus primeros libros en el exilio gracias a las Ediciones SIBI.
El impulso por la cultura también se reflejó cuando abrió en Hialeah una nueva librería SIBI, que incluía una galería de Arte, que comenzó con una exhibición con obras de Arturo Rodríguez, recién llegado a Miami de España, y Juan Abreu, del grupo de pintores del éxodo del Mariel.
Nadie apoyó a los escritores y artistas del Mariel como Nancy y Juan Manuel. En lo personal puedo decir que leí por primera vez ante el público de Miami en las tertulias que Nancy acogía cada viernes en su librería. Además, Nancy me dio cabida como librero en su tienda en Bird Road y la 95 Avenida, lo que me permitió entrar en contacto con las novedades que salían al mercado, y sobre todo, conversar y escuchar, a escritores como Carlos Montenegro, Lydia Cabrera, Enrique Labrador Ruiz, Eugenio Florit y Pura del Prado.
Según el escritor y pintor Juan Abreu, “todos los marielitos estamos en deuda con ella. Nos recibió con cariño y generosidad. Recién llegado, durante mis días de mayor desamparo, me alojó en su librería en Hialeah. Nancy fue para nosotros un hada madrina, una mujer excepcional. Su muerte es un duro golpe para un exilio militante y anticastrista (la emigración es otra cosa) en vías de extinción. Hoy es un día triste para los cubanos, para la gente del Mariel, y para mí, especialmente”.
La última de las librerías SIBI estaba localizada en la Calle 8 y la 57 Avenida y tuvo un mayor crecimiento, pues fue galería de arte y en el segundo nivel, se construyó un teatro, donde, entre otros, Herberto Dumé, que también fue librero en SIBI, estrenó obras.
A Nancy se le debe le Festival de las Artes del Mariel, que se celebró en el Tamiami Park, donde se conmemoraba el tercer aniversario del éxodo. Ese fin de semana de agosto de 1983, hubo exhibición de artes plásticas, se expusieron libros recién publicados por los cubanos del Mariel, entre ellos Reinaldo Arenas. El coreógrafo Pedro Pablo Peña hizo un espectáculo de danza. Se llevó a escena El flaco y el gordo de Virgilio Piñera y se presentó durante el festival, el primer número de la Revista Mariel, dedicado a José Lezama Lima, con colaboraciones de los escritores recién llegados y de quienes llevaban años en el exilio.
Fabián resalta que su madre fue la más pequeña de 10 hermanos y por discrepancias en la inscripción de nacimiento, aparece que nació en Cueto, en el oriente de Cuba, el 6 de diciembre de 1938, “pero ella decía que fue el 12 de diciembre de 1940, por lo que su segundo nombre era Guadalupe, por ser esa fecha el día de la Virgen de Guadalupe. Legalmente fue en 1938”, explica.
Como apuntó en su portal de Facebook el escritor y preso político Manuel Vázquez Portal, que colaboró estrechamente con Nancy: “Hoy he sabido de la muerte de esta mujer excepcional”. Y así era Nancy Pérez Crespo, un ser faro, que trazó con su labor como periodista y editora, el camino de la libertad para Cuba. Una vía complicada, que ella no pudo recorrer hasta el final, pero quienes hemos seguido su legado, continuamos andando, buscando el final.
La escritora Uva de Aragón la recuerda con cariño: “Nancy Pérez Crespo fue una infatigable y apasionada luchadora contra el castrocomunismo. Ayudó asimismo a muchos opositores. Junto a su esposo Juan Manuel, fue también una promotora de nuestra cultura. La recuerdo especialmente en la década de los 80, cuando en la librería SIBI animaba inolvidables tertulias a las que acudían importantes figuras de nuestra cultura como Lydia Cabrera, Carlos Montenegro y Enrique Labrador Ruiz, entre muchos otros. Acogió con igual generosidad a la generación del Mariel. Guardo una memoria agradecida de una lectura en SIBI en la que participé junto a Reinaldo Arenas, uno de sus protegidos. Fue una noche mágica, y no sé si le expresé debidamente mi gratitud. Nancy, como tantos exiliados, no vio la Cuba mejor por la que tanto luchó, pero puede descansar en paz por la meritoria labor de toda una vida”.
Fabián contó que esta mañana le dijo a su madre: “Mami estamos orgulloso de ti, viviste como tú querías y por el bien de Cuba”.
La familia informa que no habrá velorio, ni misa. Más adelante se hará una celebración de vida. Sus restos serán cremados.
Luis de la Paz es escritor, editor, conferencista, promotor cultural, presidente del Pen Club cubano en el exilio.