Por Rosalba Atilana Guerrero Sánchez.
De forma inusitada, luchando en su producción contra viento y marea, el documental “España, la primera globalización” se acaba de estrenar en los cines de esa parte de la comunidad hispana que es la nación española.
Y como nuestro periódico, ZoePost, tiene como sobrenombre “el sitio de los insumisos”, es doblemente oportuno dar noticia de este hecho cultural y político de primera magnitud.
Decimos “doble” porque, como evento cultural, es un hito del mundo académico el que se haya reunido a cerca de 40 historiadores, filósofos, empresarios y hasta un distinguido cocinero como Ferrán Adriá, para responder a la propaganda de la Leyenda negra contra España que más de una vez hemos denunciado desde aquí. Y es que se suele creer, equivocadamente, que la insumisión no es precisamente una virtud de las instituciones académicas, como si estas contribuyeran más bien a la huida de la vida política, lugar de disensiones y trifulcas, tan lejos de aquello a lo que aspira el sabio.
Pero esta es una concepción errónea de las relaciones entre la vida académica y la política. Ya no sólo desde su origen, cuya vinculación es tan estrecha como que Platón funda la primera escuela de filosofía, la Academia de Atenas, para la educación del que debía ser el verdadero político frente al falso. Así vino a decir su famoso quiasmo: hasta que no haya políticos que se dediquen a la filosofía, o filósofos que se hagan políticos, el Estado estará mal gobernado.
De este modo la insumisión, como desobediencia civil, o el rechazo al sometimiento al poder, poniendo a la verdad, en este caso, la verdad histórica, por encima de la vida supuestamente apacible del sabio, es, si se nos permite la expresión, la marca de la casa.
Por ello el estreno de este documental es, además, un hecho político, porque pocas veces, si es que ha sucedido alguna vez, la reunión de voces de diversas personalidades “de ambos hemisferios” ha servido para dar un mensaje al conjunto de los hispanos que nos permita sentirnos orgullosos de lo que somos gracias a nuestra historia común, deshaciendo los mitos oscurantistas que aún se toman como verdades indudables: la expulsión de los judíos de 1492, que fue la última y más singular de toda Europa, pues buscaba su integración; el tribunal de la Inquisición, cuya benevolencia para con el ajusticiado, frente a la persecución religiosa de los países protestantes, nadie conoce; por no hablar del quicio con el que se abre y se cierra la película, sorprendente: la relación entre China y España gracias a la plata de América, que nos permite, así, entender el título de la “primera globalización”. La música, la cocina, la cosmografía, la física, la biología…no hubo arte o saber científico que no quedara transformado o inaugurado por la revolución que supuso el descubrimiento del Nuevo Mundo.
Un “hecho político”, decíamos también, en fin, en el sentido más digno de la palabra, porque ha sido un cineasta, José Luis López-Linares, quien se ha servido de su arte para responder a su propia inquietud como ciudadano, que no entendía la razón por la que aún no conocemos la verdadera historia de España y de América, lo cual es decir, del mundo.
Desde aquí le agradecemos que esa inquietud le haya llevado a la realización de este magnífico documental, que esperamos que se vea en todo el mundo. Al menos sabemos que llegará a Bolivia el 11 de noviembre.
Vamos a terminar con las palabras de Elvira Roca Barea, gran protagonista del documental, cuyo libro Imperiofobia y Leyenda Negra ha servido para que muchos españoles, entre los que se encuentra el mismo director del film, despierten de su sueño dogmático: hay que saber porqué hay 500 millones de hispanohablantes y acabar con los “agujeros negros” de desconocimiento.
Rosalba Atilana Guerrero Sánchez es filósofa española, miembro de la Escuela de Oviedo.
No puedo esperar para ver el documental. Todo el mundo habla bien de él. Hasta los más exigentes.
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Excelente artículo 👏💕
El documental es una maravilla. Ojalá tenga una buena distribución y sea accesible a todos los hispanos.
Es necesario conocer y respetar nuestro pasado para construir bien nuestro futuro.
Hay que conocer nuestras raíces para poder enfrentar la leyenda negra que tanto daño y tanto nos dividió a los hispanos.