Por Gloria Chávez Vásquez.
Cuando un régimen reprime la libertad, no importa si es de derecha o de izquierda,
es un enemigo de la dignidad humana.
Javier Milei, presidente de Argentina.
El historiador y filósofo francés, autor de Democracia en América, Alexis de Tocqueville (1805-1859) comentó sobre la pasión por la igualdad que impulsa al ser humano a desear ser fuerte y estimado. Esta pasión, escribió, tiende a elevar al menor al rango del mayor. Pero también hay un gusto depravado que impulsa a los débiles a querer rebajar a su nivel a los fuertes. Es por este motivo que alguna gente prefiere la igualdad en la servidumbre a la desigualdad en la libertad.
¿Qué parte del derecho inalienable del ser humano a una vida en libertad, no entienden los comunistas, los socialistas, los globalistas y todo aquel que quiere esclavizarlo?
Bajo estos sistemas, todo lo que usted posee y produce con su trabajo, es controlado por los miembros del partido para su arbitraria administración. ¿Hay algún límite al poder del estado sobre usted? Ninguno. Son sociedades de esclavos construidas en nombre del bien común y la igualdad. Los rebeldes son encarcelados o eliminados porque un sistema que se alimenta de la represión, no tolera la crítica. La vigilancia y el adoctrinamiento son parte de su agenda ideológica. Sus gobernantes se sienten con derecho a invadir y dominar otras naciones. El hambre y la miseria subsecuentes engendran el comercio inmoral del estado con sus cuerpos, mentes e intelectos. China trafica con los órganos humanos de sus disidentes, Cuba explota el turismo sexual y trafica con sus médicos, deportistas, artistas e intelectuales.
El hombre nuevo es un eufemismo para el esclavo que ostenta los vicios de la supervivencia: desleal, no cree en la moral ni en las leyes. Dispuesto a vender a los suyos para apaciguar o complacer al esclavista. El régimen lo premia por traicionar y denunciar.
Y no es que los regímenes no entiendan la diferencia entre libertad y esclavitud. Es que en la patología obsesiva compulsiva y mucho de psicopática, de sus lideres, sus cerebros no computan más que el poder. No creen en convencer sino en obligar o en reprimir. Se aferran al poder y le temen a la libertad.
¿Como se pierde la libertad?
Se supone que nacemos libres. Pero por lo visto la libertad, —como la paz—, es un privilegio que se logra y se defiende a capa y espada. Ronald Reagan decía que la libertad está bajo ataque constante y por eso puede perderse en un abrir y cerrar de ojos, debido a que ideologías y corrientes como el socialismo/comunismo otorgan al Estado, el poder de esclavizar al ser humano.
En su artículo “Socialismo y esclavitud” publicado en El Diario Financiero (Chile, 2012) Axel Kaiser, director ejecutivo de la Fundación Para el Progreso explica que el derecho inalienable sobre nuestra vida es un derecho anterior y superior al Estado. Del derecho de propiedad exclusivo sobre nuestra vida, se deriva el derecho a defenderla y desarrollarla. Nada de eso es posible si no procuramos, con esfuerzo e ingenio, los medios materiales necesarios para mantenernos y perseguir nuestros fines (independencia personal). Sobre el reconocimiento de que cada persona tiene igual y absoluto derecho a la vida y a perseguir sus fines, se basa el derecho de propiedad sobre nuestros bienes materiales.
La diferencia entre un ser humano libre y un esclavo es que el primero tiene derecho a la propiedad y por tanto puede disponer del fruto de su trabajo. El esclavo es un instrumento para fines ajenos y como tal puede ser sacrificado. En un país libre los ciudadanos les dicen a sus gobernantes lo que hay que hacer. En una nación esclava, hay una total dependencia y obediencia hacia los jefes del partido, quienes tienen el poder de decidir los destinos respecto a la vida de sus súbditos: cuantos hijos pueden tener, que podrán estudiar, si pueden o no viajar, y que podrían opinar sin ser censurados.
Al borde de la esclavitud
“Colombia es una nación que Petro está llevando a la esclavitud” afirma el economista y docente universitario, Luigi Parra Forero en su reciente artículo de El Poniente (2025). Con la presidencia de Gustavo Petro, Colombia vive una crisis, en la que cada vez el Estado es más intrusivo porque se lo permite una mezcla de ignorancia, adoctrinamiento y propaganda. Treinta por ciento de la población apoya irracionalmente a Petro, y el resto está siendo sometido a la fuerza.
Uno de los métodos tradicionales para imponerle el estatismo o el socialismo a un pueblo ha sido a través de la medicina. Es muy fácil disfrazar un programa médico como un proyecto humanitario. El comunismo petrista “reformó” el sistema de salud a su conveniencia y 29 millones de colombianos perdieron la libertad de decidir quién los atiende. Petro está destruyendo el sistema de salud, el fondo de pensiones, la economía de mercado y se ha apoderado del presupuesto nacional.
Pero si no es a través de la salud, el socialismo entra por el adoctrinamiento en el sistema educativo. En México, académicos y organizaciones han acusado de opacidad a los mecanismos bajo los que el Gobierno federal, en colaboración con la Nueva Escuela Mexicana, desarrolló los libros de texto gratuitos que se destinan a los alumnos de educación básica. Es además como se ha logrado adoctrinar a los estudiantes en Canadá, Estados Unidos y Europa.
Engendro ideológico
La periodista y candidata a la presidencia de Colombia, Vicky Dávila dice que lo de Gustavo Petro es un “engendro ideológico” de socialismo y comunismo cuyo propósito es un país donde todos sean pobres menos el Gobierno. “Petro tiene un mandato ideológico de acabar con la empresa privada, de estatizarlo todo”. Desde sus tiempos como guerrillero, Petro ha socavado la libertad y el bienestar social del país. A pesar de su dossier criminal, pudo llegar a la presidencia gracias al comunismo internacional y a la corrupción y deslealtad de traidores como Juan Manuel Santos quienes utilizaron como carnada un falso proceso de paz.
Igual que muchos colombianos, Dávila está convencida de que Petro es el “responsable político” del atentado a Miguel Uribe Turbay el senador abaleado por un sicario mientras hacía campaña para la presidencia en una plaza bogotana, el pasado 7 de junio. Como todo déspota al servicio del comunismo, Petro ha utilizado la táctica de arrinconar y hostigar a la oposición; los amenaza y los expone con nombre propio. Organiza actos públicos donde invita a criminales reconocidos, en una forma de intimidar a la gran mayoría de colombianos que se oponen a su gobierno.
El pasado 10 de julio, Petro publicó un mensaje en el que expresó desconfianza frente a las elecciones de 2026, como parte de su narrativa encaminada a poner en duda la legitimidad del proceso electoral. Existe además preocupación de la ciudadanía, por antecedentes de financiación irregular en campañas presidenciales pasadas. Por ese motivo, los candidatos de la oposición han solicitado vigilancia internacional sobre los comicios, a organismos como la Unión Europea, la OEA y autoridades de Estados Unidos.
En la tercera sesión del Foro Latinoamericano para la Soberanía y la Integración Económica, (Panamá 2025) el dictador de Nicaragua, Daniel Ortega se refirió, soslayadamente, al presidente de Argentina, Javier Milei como a un títere posmodernista del imperialismo que ha destruido la unidad regional al someterse al capitalismo salvaje, un anarquista de mercado sin patria y una amenaza estructural al espíritu latinoamericano.
Milei se dirigió a Ortega y a su ideología, como al “monumento viviente a la decadencia revolucionaria. Un símbolo de como el discurso de los años 70 se volvió un escudo para esconder el fracaso de la represión y la miseria” dejando claro que “la libertad no necesita permisos, no necesita de etiquetas. Simplemente es”. Finalizó diciendo que “el problema no es lo que Ud., (Ortega) dice, sino lo que su pueblo no puede decir”.
Gloria Chávez Vásquez escritora, periodista y educadora reside en Estados Unidos.