Por JOAQUÍN GÁLVEZ.
El poeta y editor cubano Felipe Lázaro, exiliado en España desde finales de la década de los sesenta, además de poseer una obra poética que ha sido recogida en importantes antologías de la poesía cubana, ha realizado una exitosa labor editorial a cargo de Betania. Como reconocimiento a su destacada obra, el Centro Cultural Cubano de Nueva York le otorgó recientemente el premio “El Titán” (2022). A raíz de este acontecimiento, Insularis Magazine lo entrevistó.
Abandonas Cuba cuando apenas eras un adolescente, ¿cómo ha permanecido en ti tu país de origen después de haber vivido casi toda tu vida en el exilio?
Salí de Cuba (agosto de 1960) siendo un niño de 12 años de edad. Salimos toda la familia: mi padre y mis dos hermanas rumbo a Miami como turistas. En esos días, yo pensaba que nos íbamos a quedar una semana de vacaciones, pero ya ves se ha convertido en un exilio de 62 años. Casi vitalicio…
Mi padre era un exitoso comerciante asturiano en mi pueblo natal: Güines y se dio cuenta del rumbo no democrático que tomaban los hechos revolucionarios y del inicio de una gran oposición anticastrista beligerante. Como verás, tuvo razón, esa década de los 60 estuvo marcada por una solapada guerra civil que se resume en miles de fusilados, cientos de miles de presos políticos (en esos años, Cuba fue el país con más presos políticos, después de Albania) y varios millones de exiliados. Además, se eliminó al capitalismo (desde los grandes, medianos y pequeños comerciantes e industriales al zapatero remendón o hasta el vendedor ambulante o al pobre y digno limpiabotas) y a una pujante y moderna clase media cubana.. Eso fue la robolución del 59, más bien una “involución”.
Pero mi padre no era político, ni le intervinieron ni robaron sus negocios o propiedades antes de salir. Salimos y dejó sus todos sus bienes en Cuba, fue en 1961, estando ya exiliados en Puerto Rico que por una Ley Revolucionaria le expropiaron (robaron) todos sus bienes y propiedades por el solo hecho de estar fuera de Cuba y no regresar.
Desde ese estreno como niño exiliado a nuestros días, Cuba se convirtió en una obsesión para mí. Comencé a leer vorazmente las noticias sobre la Isla en periódicos y revistas, hasta los primeros libros de temática cubana (Draper, Arredondo, Leví Marrero, etc).
¡Cuba ha estado siempre en mi memoria y en mi quehacer cotidiano! …