En blanco y negro

Por Catriel Leiras.

Pues ahora resulta que el Nobel de La Paz se lo proponen a BLM (Black Lives Matter). Un miembro del parlamento noruego, Petter Eide, socialista de izquierda del ala radical; la izquierda ya no tiene alas hace años, es quien propone al “movimiento” BLM (solo escribiendo esas tres letras, mi computadora sugiere el “emoji” de la manito apretada y me surgen algunas preguntas (será en otro capítulo.)

Comentaba que el “amoroso” de Noruega decía que los representantes de la opresión y los derechos y todo eso, serían los nominados para el Nobel de la paz por haber creado una conciencia fuera de los Estados Unidos respecto a la discriminación y toda esa trova.

Yo ya funciono como si tuviera anestesia y evito las reacciones (incluso faciales), no me inmuto. Sencillamente agregaré que ese movimiento del “amor”, donde ya para empezar denota un color en su nombre, no hace más que fomentar la brecha de lo que tanto alegan defender: …

Sabemos que no puede llevar otro color esta frase, eso sería el detonante a una guerra mundial. Imagine usted cualquier otro presidiendo ‘lives matter’. Haga el ejercicio… Yo ni me atrevería.

Mejor aún, muchos han ‘osado’ decir: “all lives matter”! Eso fue suficiente para desatar la ira del grupo del amor que no soportó la descolorización del nombre. El racismo y discriminación rampante concentrado en tres letras.

No importaron los desmanes ni saqueos y destrucción durante el verano de 2020 cuando, a pesar de las declaraciones del miembro parlamentario, participantes de esta organización SÍ formaron parte de esas manifestaciones ‘pacíficas’, según sus palabras, “mayormente” fueron reclamos pacíficos por un movimiento de conciencia donde se infiltraron elementos violentos y policías. Así son las cosas, parece que usamos lentes con mala graduación o vemos distintas realidades.

El asunto es que ahora la excusa serán las tres nominaciones al presidente Trump las que “justificarán” esta nominación tan merecida a los blm.

Vivimos en mundos paralelos con un abismo que nos divide. El pecado, en estos tiempos es decir las cosas como realmente son.

No importa ya si hay personas buenas o malas más allá de raza, color o preferencia. Eso es irrelevante. Estamos en la era de la pancarta del revés. Vender un relato al gusto del redactor es la filosofía y es que hacer el más mínimo esbozo de debatir su relato resulta, como poco, racista y/o supremacista. Ese relato es el que está de ‘moda’ y cualquier cosa que llame a cuestionamiento es ‘violencia’ de algún tipo.

La demagogia se ha disfrazado con siglas o iniciales, la verdad, la decencia y las credenciales ya no importan si usted no reconoce lo que nos imponen como absoluto y moral.

Catriel Leiras estudió Periodismo, es estilista, productor TV, coach, y Editor Opinión de ZoePost.