Cultura/Educación

El padre Varela en la protestante Nueva York

Por Dámaso Barraza.

Cayó en mis manos, casualmente, un ejemplar de la revista eclesiástica italiana La Civiltà Cattolica, publicada por los padres jesuitas de Italia, que en su número 4155–4156 del año 2023[1] incluye un artículo dedicado al padre Félix Varela y Morales (1788–1853), sacerdote, filósofo y patriota cubano. El texto, escrito por el padre Manuel Pablo Maza Miquel, S.I., profesor asociado emérito de la Pontificia Universidad Católica Madre y Maestra de la República Dominicana, presenta la vida del sacerdote cubano, quien no solo desarrolló una labor patriótica en los Estados Unidos, sino también una intensa obra pastoral e intelectual, de la que poco se habla, especialmente aquella que se convirtió en un modelo de defensa del catolicismo frente a la intolerancia religiosa del siglo XIX. Su acción, caracterizada por la caridad, la razón y el diálogo, contrasta con el clima de violencia anticatólica que dominaba parte de la sociedad norteamericana.

El padre Varela encontró en los Estados Unidos un entorno hostil para los católicos. A su llegada a Nueva York en 1823, tras su exilio político de España, se enfrentó a un ambiente marcado por la hostilidad hacia los inmigrantes católicos, en especial los irlandeses pobres que constituían su feligresía. El protestantismo norteamericano dominante identificaba la religión católica con numerosos prejuicios, entre ellos la supuesta amenaza extranjera, mientras los movimientos nativistas, de corte ultranacionalista, promovían campañas de odio y persecución.

La violencia anticatólica que el padre Varela conoció en carne propia alcanzó momentos dramáticos. En 1834, una turba incendió el convento y colegio de las ursulinas de Charlestown, acusándolas de “vicio y corrupción”. Dos años más tarde, la catedral de San Patricio, en Nueva York, debió ser custodiada para evitar su destrucción. En 1844, en Filadelfia, nuevas revueltas concluyeron con el incendio de dos iglesias católicas.

Frente a aquella violencia irracional, la respuesta del padre Varela fue la caridad. En ese contexto, su reacción no fue la confrontación violenta, sino la acción pastoral y social. En 1825 fue nombrado vicario de la parroquia de St. Peter y, poco después, párroco de St. Mary, ambas en Nueva York. Su labor se centró en atender a los inmigrantes irlandeses pobres, marginados tanto económica como culturalmente.

En 1827 fundó Christ Church, en Ann Street, adquiriendo con sus propios recursos una antigua iglesia episcopal. Allí promovió la educación de los niños y la integración de las familias inmigrantes. Durante la epidemia de cólera de 1832 recorrió hospitales y barrios humildes asistiendo a los enfermos, y destinó sus fondos personales a la creación de nuevas obras de caridad, entre ellas la Iglesia de la Transfiguración (1836).

A la violencia contra los católicos se sumó la ofensiva ideológica de los protestantes norteamericanos. En 1830 se publicó en Nueva York el periódico The Protestant, cuyo propósito era difamar la doctrina católica. Varela respondió con un proyecto periodístico de carácter apologético y dialogante: The Protestant’s Annotator and Abridger (1830–1831). En sus páginas refutó las calumnias anticatólicas con argumentos racionales, citas teológicas y un tono de serenidad que contrastaba con la virulencia de sus adversarios.

Muy bien hace el autor del artículo de La Civiltà Cattolica, el padre Maza Miquel, al presentar a Varela como un luchador contra el fanatismo protestante, cuya acción trascendió el ámbito estrictamente religioso, convirtiéndose además en una defensa del respeto, la libertad de conciencia y la dignidad humana.

Este artículo invita también a reflexionar sobre si el padre Varela no habría sentido preocupación ante la posibilidad de un dominio de los Estados Unidos sobre su querida Isla. Un dominio que, como la historia demostraría más tarde, habría traído consecuencias para la fe católica y la identidad hispana, tal como se evidenció con la ocupación norteamericana de 1898 y sus efectos sobre la nación cubana.

 

Dámaso Barraza es un opositor cubano radicado en Suencia.

Nota:

 

[1] https://www.laciviltacattolica.it/articolo/felix-varela-sacerdote-cubano/

 

 

 

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