Por Carlos M. Estefanía.
Desde tiempos inmemoriales, los cuentos de hadas han sido un pilar fundamental del patrimonio cultural de la humanidad. Nacidos de la tradición oral, estos relatos emergieron en diversas culturas, reflejando los valores y creencias de cada sociedad. A lo largo del tiempo, han experimentado numerosas modificaciones y censuras, adaptándose a los cambios sociales y morales de sus respectivas épocas. Este artículo examina el impacto de tales transformaciones en la esencia de los cuentos de hadas y considera si estos ajustes han sido realmente necesarios.
Orígenes de los Cuentos de Hadas
Durante siglos, los cuentos de hadas han constituido una base esencial de la narrativa humana. Aunque a menudo se los considera relatos infantiles, poseen una profundidad y riqueza que va mucho más allá de su aparente simplicidad. Estas narraciones ficticias, que combinan fantasía, desafíos sobrenaturales y elementos mágicos, suelen concluir con finales felices. Sin embargo, estas historias son mucho más que una definición superficial; evocan la infancia, la aventura y la imaginación, y están cargadas de significados profundos.
Para algunos, los cuentos de hadas son una búsqueda de romance y seguridad; para otros, representan una vía de escape del mundo real o una alegoría del conflicto entre el bien y el mal. En lugar de limitarse a un único significado, es crucial apreciar la riqueza y complejidad de estos relatos. Al estudiarlos y reinterpretarlos, obtenemos una visión más profunda de la condición humana y del poder de la imaginación para moldear nuestras experiencias. No obstante, esta apertura también puede llevar al riesgo de desnaturalizar o tergiversar el mensaje original de estas historias.
La Tradición Oral y sus Primeros Registros
Los cuentos de hadas tienen profundas raíces en la tradición oral, lo que dificulta rastrear su origen exacto. Relatos similares a «Cenicienta» se han encontrado en culturas tan diversas como la china, india y las comunidades nativas de América del Norte, lo que sugiere que la narración de cuentos es una de las formas literarias más antiguas, junto a las epopeyas y leyendas.
Los primeros registros escritos de estos cuentos incluyen textos como «La historia de los dos hermanos» del Antiguo Egipto y «El asno de oro» de la Roma antigua. Estos relatos, junto con «Las mil y una noches» del mundo árabe, establecen la base para los cuentos de hadas tal como los conocemos hoy en día.
La Formalización del Género en el Siglo XVII
El término «cuento de hadas» se popularizó en el siglo XVII gracias a la Baronesa d’Aulnoy, quien recopiló y escribió diversas historias de este tipo. Contrario a lo que se podría pensar, estos cuentos no estaban destinados exclusivamente a los niños. En ese mismo siglo, Charles Perrault destacó por sus adaptaciones orientadas al público infantil, con cuentos icónicos como «La Bella Durmiente», «Caperucita Roja» y «Cenicienta». Su enfoque marcó el inicio de la asociación de los cuentos de hadas con la literatura infantil, transformando su recepción en la sociedad.
La Influencia de los Hermanos Grimm
En el siglo XIX, los hermanos Grimm, Jacob y Wilhelm, se dedicaron a recopilar cuentos populares en Alemania para preservar su patrimonio cultural. Sin embargo, realizaron diversas modificaciones para que sus relatos fueran más aceptables en su época, eliminando elementos violentos y sexuales. Este proceso de “expurgación” fue esencial para que sus historias se integraran en el canon literario infantil.
La Censura y Transformación en la Era Moderna
La censura de los cuentos de hadas continuó con la llegada de Disney en el siglo XX, que adaptó estos relatos para ajustarlos a los valores estadounidenses. Por ejemplo, la versión original de «La Sirenita» de Hans Christian Andersen termina en tragedia, mientras que la adaptación de Disney presenta un final feliz.
Esta tendencia a suavizar los cuentos ha sido objeto de críticas por parte de autores como G.K. Chesterton, C.S. Lewis y J.R.R. Tolkien. Estos escritores argumentan que los cuentos de hadas tradicionales, con sus elementos oscuros y sus enseñanzas morales claras, son fundamentales para el desarrollo infantil. Estas historias enseñan sobre la existencia del mal y la importancia de enfrentarlo, siempre con la esperanza de que el bien prevalecerá.
¿Censura o Adaptación Necesaria?
El debate sobre la censura de los cuentos de hadas plantea una cuestión crucial: ¿es preferible preservar la crudeza de las versiones originales o adaptarlas para proteger a los niños de contenidos perturbadores? Mientras que las versiones modernas buscan preservar la inocencia infantil, existe el riesgo de diluir las lecciones esenciales que estos relatos han transmitido durante siglos.
En las últimas décadas, hemos observado un aumento en la censura y modificación de cuentos tradicionales, considerados inapropiados para la sensibilidad actual. Este fenómeno ha generado debates sobre cómo conservar nuestra herencia cultural mientras se abordan temas delicados en las narraciones clásicas.
Algunos ejemplos de modificaciones de cuentos serían los siguientes:
- «Caperucita Roja» de Charles Perrault: Se han eliminado o suavizado a veces escenas violentas, como la que muestra al lobo devorando a Caperucita y a su abuela.
- «Blancanieves» de los hermanos Grimm: En ciertas versions e han suavizado escenas violentas, como el intento de asesinato por parte de la reina malvada.
- «Cenicienta» de Charles Perrault: En algunas adaptaciones, se ha omitido el episodio en el que las hermanastras se mutilan los pies para intentar calzar el zapato de cristal.
Estas alteraciones han suscitado un debate intenso sobre si las modificaciones son necesarias para adaptar los cuentos a los valores modernos o si, por el contrario, despojan a las historias de su riqueza narrativa y su papel en la transmisión de sabiduría y tradiciones culturales.
En mi opinión, se debería ofrecer a los lectores la opción de acceder tanto a adaptaciones para niños como a los textos originales. Al igual que ocurre con otras obras literarias, como las versiones adaptadas del Quijote para niños, por las que nadie elimina el original de las librerías y bibliotecas, las editoriales bien podrían proporcionar versiones que respeten el contenido original de los cuentos de hadas, además de las que se adaptan para el lector infantil. Aunque esta decisión no depende únicamente de las editoriales ni de su viabilidad en el mercado literario, es de interés público y cultural el poder ofrecer estas versiones auténticas, ellas serviría no sólo para apreciar estos relatos en su forma más genuina, sino también para valorar el papel fundamental de la narración en la formación moral del lector a través de las diferentes épocas.
Fuentes:
- Nuño, Ada. La censura de los cuentos infantiles. Revista Misión.
- Mavipastor, Mavipastor. Los cuentos de hadas: breve historia y evolución.
- Zipes, Jack, ed. The Oxford Companion to Fairy Tales, 2ª ed., Oxford University Press, 2015.