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El futuro de 47 millones de españoles, en manos de Otegui, Rufián y Puigdemont

Por Gaceta de la Iberosfera.

No deja de ser una paradoja que quienes advierten de la llegada del apocalipsis fascista o nazi apliquen a rajatabla algunos de los 11 principios de la propaganda de Joseph Goebbels. El más evidente durante esta última campaña ha sido el principio de simplificación y del enemigo único, que consiste en adoptar una única idea, un único símbolo, para individualizar al adversario en un único enemigo. Lo ha padecido VOX, al que no es que se le haya comparado con Bildu y ERC, es que se le ha rebajado a una condición aún peor («dan más miedo») que golpistas y terroristas.

El Gobierno de Sánchez, Rufián y Otegui ha logrado que el cordón sanitario a VOX lo haya comprado el partido que iba a ser su socio de Gobierno. A medio camino entre el poder de influencia de los medios y el interés electoral, la baza con la que el bloque de la izquierda y separatista concurrió a las pasadas elecciones (que viene la ultraderecha, nos quitan nuestros derechos) ha sido el eje de casi toda la campaña. Impregnado de la propaganda oficial, el PP pensó que le beneficiaría desmarcarse y prometió que gobernaría sin el molesto compañero de viaje que, aunque lo oculte, le dio las presidencias de Murcia, Madrid y Andalucía o alcaldías como la de Madrid.

En realidad, este apartheid no es nuevo, y no fue casualidad que el primero en comprender la rentabilidad de la violencia política fuera quien venía de alabar la audacia de ETA en las herriko tabernas. Pablo Iglesias saludó la llegada de VOX a las instituciones declarando la alerta antifascista la misma noche de las andaluzas de diciembre de 2018. El señalamiento, la estigmatización del enemigo y la deshumanización, como siempre ocurre, precedieron a los ataques físicos que desde entonces sufre el partido de Abascal.

Otro principio goebbeliano apreciable en la escena político-mediática española es el silenciamiento, que consiste en acallar sobre las cuestiones sobre las que no se tienen argumentos y disimular las noticias que favorecen al adversario contraprogramando con la ayuda de los medios de comunicación afines. Quien marca la agenda y decide qué es noticia y qué no, manda más que un presidente del Gobierno, el fabricante de los marcos mentales que inventa problemas artificiales y silencia los verdaderos influye más que mil vallas publicitarias…

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Nota Redacción ZoePost: O sea, en manos de un terrorista, de un comunista, y de un golpista.

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