Por Ego de Kaska.
Por Waldo González López
A Zoé Valdés, su más talentosa discípula;
poeta, narradora y periodista de valía.
Ante todo, confieso mi admiración por quien es, con razón, considerado «uno de los más grandes escritores en español del siglo xx»: el narrador, crítico de cine y periodista cultural Guillermo Cabrera Infante ―o, por nombrarlo con su seudónimo, CAÍN, tomado de las dos primeras letras de sus apellidos―, del que siempre me place escribir, pues justamente si algo supo hacer este escritor cubano fuera de serie era eso: fabular, contar, como solo saben hacerlo los más genuinos narradores que en el mundo han sido, son y serán.
Por ello, en varios momentos, me he ocupado de su fértil quehacer, en particular, sobre su preferido Exorcismos de esti(l)o (Punto de lectura, Madrid, 1976 y 1982, publicado en la web Ego de Kaska― y sobre los vínculos en su obra con «Cuba, La Habana y José Martí: La obra de Guillermo Cabrera Infante», en mi por fortuna breve Discurso de investidura a la Academia de Historia de Cuba en el Exilio, entre otros.
FORMACION, RECONOCIMIENTOS
La rigurosa formación del auténtico escritor estaría marcada por significativos maestros de otros ámbitos que leyera-disfrutara, tales Oscar Wilde, James Joyce, Henry James, Edgar Allan Poe, Mark Twain, Anthony Burgess, Joseph Conrad, D. H. Lawrence, Dashiel Hammet, Rudyard Kipling y, en particular, el reverendo Charles Lutwidge Dodgson o, mejor, empleo el seudónimo por el que fuera y es reconocido mundialmente: Lewis Carroll, cuyos textos, como los de los autores mencionados, disfrutara en su lengua original, el inglés ―idioma que dominaba como ninguno de sus colegamigos de generación e, incluso, afirmo, como ningún otro narrador cubano…
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Nota Zoé Valdés: Muchas gracias al autor por su dedicatoria, saludos cordiales.