Por Carmen de Carlos/El Debate.
A los 72 años Jean-Luc Melenchón ha tocado, por fin, el cielo del poder con las yemas de los dedos. El viejo socialista que se fue del partido dando un portazo en 2008, tiene una posibilidad verosímil de convertirse en primer ministro. No ha puesto oficialmente su nombre sobre la mesa de las peticiones a Macron, pero a las pocas horas de saber que el Nuevo Frente Popular (NFP) había sido el más votado en las legislativas del domingo, ya le mandó un recado: el puesto es para nosotros y lo quiero por decreto.
Y puestos a pedir, el fundador de la Francia Insumisa lo pide todo, aunque hace poco más de 48 horas no tuviera prácticamente nada. Pide un Ejecutivo propio y gobernar con su programa a golpe de efecto, efecto populista con la jornada laboral (a lo Yolanda Díaz), efecto trasnochado con volver a bajar la edad de jubilación (de 64 a 62 años) y efecto demagogo al proponer que Francia salga de la OTAN. Pero la medida que más entusiasma a jóvenes y no tan jóvenes es un salario mínimo de 1.400 euros.
Tiene más escaños que RN, aunque el partido de Marine Le Pen y de Jordan Bardella ha obtenido un millón setecientos mil votos más
Las elecciones legislativas que le ha servido Macron en bandeja, le han dado a este «viejo comunista caviar», como se refiere a él José Luis Orella, una patada hacia arriba y ha llegado más lejos que nunca. Tiene más escaños que Agrupación Nacional (RN) aunque el partido de Marine Le Pen y de Jordan Bardella ha obtenido un millón setecientos mil votos más que su coalición de socialista, comunistas y verdes, que ya se deben estar poniendo morados pensando qué pedazo del pastel vegetariano van a cocinar y cómo se le va a atragantar a Macron en el Eliseo…