Por Hermann Tertsch/El Debate.
Un joven iraquí se acerca por detrás a una niña de 16 años que está en el andén esperando a su tren. De repente la empuja y hace caer a las vías cuando pasaba un tren de mercancías. Así, porque sí. Fue hace 15 días. Se ha sabido ahora. Porque durante dos semanas las autoridades locales y la policía del Estado han intentado por todos los medios impedir que se supiera del hecho. Atribuyeron la muerte de la niña a un accidente. Y negaron obstinadamente que hubiera habido involucrado nadie y menos un inmigrante. Han estado negando la verdad hasta hace dos días, encubriendo la policía y demás autoridades el crimen hasta el final contra todas las pruebas y evidencia que han ido recolectando los periodistas que han revelado el escándalo.
Eso ya está pasando en toda Europa pero en España ya, alumnos aventajados, con mucho mayor cinismo si cabe. En España se están negando las autorías de crímenes y graves delitos. Y también se está revirtiendo la culpa sobre las víctimas para encubrir a los autores por el mero hecho de ser inmigrantes. También se ocultan o niegan los delitos de aquellos, españoles y extranjeros, que se encargan de la muy lucrativa actividad de traer a ilegales de forma supuestamente legal bajo el manto de la acción humanitaria y salvamento. Lo que es tan falso como las versiones de la policía alemana con el caso de la niña de Göttingen. Ni acción humanitaria ni salvamento. Hablamos de un tráfico regulado que traen de forma sistemática con citas de traficantes de uno y otro lado.
Ahora se han llevado muchos farsantes las manos a la cabeza por la muy gráfica y acertada frase de Santiago Abascal de que hay que «confiscar y hundir» al barco de los negreros en referencia a la más conocida de las naves de filibusteros traficantes de seres humanos de España que es el Open Arms. Abascal no ha dicho nada que no lleve diciendo casi una década. Antes lo decíamos pocos. Hoy somos ya millones y pronto seremos mayoría con esa certeza. Hay que hundir a los criminales que están hundiendo a España fomentando una invasión que pone en peligro a todos los españoles y a la nación misma.
Es delicioso como se han encocorado las tertulianas, tan charos todas de ambos sexos, porque Abascal quiere hundir un barco de refugiados. No, horda manipuladora, Abascal no ha dicho eso. Abascal ha dicho que hay que confiscar el barco y después hundirlo. «Ese barco de negreros hay que confiscarlo y hundirlo»…
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