Por Zoé Valdés/El Debate.
Días sin dormir, expectante frente a la tragedia de los valencianos tras la Gota Fría. A consecuencia de problemas de salud no pude desplazarme, de lo contrario de inmediato lo hubiera hecho, al igual que tantos españoles alguna cosa hubiera aportado, aunque fuera poco, si me lo hubieran permitido. El no poder hacerlo me angustiaba. Las imágenes dantescas se apoderaron de mi mente, no concebía cómo era posible que el régimen del dictador Sánchez no enviara a las fuerzas y expertos necesarios para aliviar a los que han perdido todo. Tampoco comprendía por qué nunca respondió a la proposición de ayuda del Gobierno francés, ni a las de los gobiernos de Javier Milei y Nayib Bukele. Cada día –me dije– más parecido a su magister Fidel Castro, que tras los peores ciclones que pasaban por la isla se negaba a aceptar la «ayuda imperialista» de Estados Unidos y Europa. Así son los dictadores, primero ellos, después ellos, siempre ellos, y que el pueblo se pudra.
Cuando supe que por fin el dictador Sánchez se dignaría a visitar la Comunidad Valenciana escribí lo siguiente en las redes sociales: «Verán cómo voltean todo a su favor y después el pueblo se tragará la guayaba y seguirán votándoles, porque con tal de que no gobierne la derecha… Por cierto, a mí ya sólo me vale VOX. Porque a mí no me engañan más. Esta tragedia ha sido utilizada para ocultar que se han apoderado de RTVE y sobre todo para desviar la atención de la corrupción y mafia familiar. Son comunistas. No lo olviden». Sin embargo, cuando me enteré de que iría con una comitiva gigante junto a los Reyes, supe al instante que lo haría para que fuesen estos los que se llevasen todos los insultos de un pueblo que con justa razón les reprocharía la demora indecente y criminal. Pensé que el Rey no debía prestarse para blanquear al dictador y también lo escribí al ver la primera vocinglería y lanzadera de fango en las redes sociales.
No obstante, con lo que no contaba el dictador Sánchez, porque en medio de su engreimiento continúa cegado con mi persona y yo, en doble, es que tenemos un par de monarcas que le zumba, mientras que él no es más que lo que mostró una vez más ser: un roedor, una rata mezquina, una jutía conga; con perdón de los pobres animalitos.
La huida del dictador Sánchez quedará para la historia de España como el fin del peor político que haya tenido esta gran nación. Y, eso que todavía faltan los pendientes judiciales de su esposa, la ratera, y del hermano-mete-mano, cuya dirección de sanidad dada es la de un habitáculo que no justifica el resto de sus posesiones…
Mucha razón tienes Zoè. El Pedrito “Pinocho” tiene menos g***s que las jutías congas. Y los reyes han demostrado su valía.
SE DERRUMBA el Regimen UN PAIS una Historia. EL FIN