Por Zoé Valdés/El Debate.
Varios opositores iraníes en el exilio se inquietan por la suerte que corren en estos momentos sus compatriotas en el interior de Irán. Se comenta acerca de tres colaboradores con el Mosad ahorcados, de setecientas detenciones sumamente violentas, y como era de esperarse el terror se ha ido amparando del país. Preocupada, escribo y envío un mensaje a un conocido opositor exiliado en Bruselas, responde lo siguiente:
«Efectivamente, la actualidad es sumamente difícil para todos. De hecho, la situación exige un cambio profundo. Ya no está en manos de nuestro pueblo, y no es el camino que hubiéramos elegido, el de la violencia. Pero creemos que, tras la eliminación del alto mando, el régimen cambiará en la siguiente fase, gracias a la revolución de nuestro pueblo y a la fuerza de la resistencia armada, sólo de esa manera». Me comenta y, prosigue: «Muchas gracias por tu apoyo. Vamos por el buen camino, el régimen está muy debilitado y debemos avanzar para cerrar el último capítulo. Espero verlos pronto. ¡Viva la libertad!». La letra del mismo himno nacional iraní así lo confirma, sólo el pueblo liberará al pueblo, pero sólo en el caso si el pueblo fuese de verdad apoyado por una fuerza mayor todo iría más rápido y sería de verdad consecuente.
Por mi parte reflexiono: una vez más otro pueblo ha sido abandonado por Estados Unidos, en medio de una llama de esperanza. No es del interés de Donald Trump, en su inquietante y reiterativa veleidad diplomática, que el régimen caiga y que los iraníes retomen las riendas de un país destruido y amedrentado. Los cubanos saben muy bien que con ciertos pueblos hasta ahora los norteamericanos jamás terminan lo que empiezan. Va savoir! Como dicen los franceses…