Política

ED. La prensa gala y el pelele

Por Zoé Valdés/El Debate.

Darse banquete al echar mano de la política comparándola con la literatura no ocurre con frecuencia, muchos las ven como polos opuestos. Yo en lugar de advertir un divorcio por incompatibilidad de caracteres; al contrario, consigo divertirme suponiendo similitudes entre una pareja que llegará a entenderse en momentos solícitos, claves, maduros. Semejanzas las hay si se buscan, y yo también como Picasso: no busco, encuentro.

Tras los debates, la prensa adocenada francesa, que ya es casi igual de hortera y falaz que cualquier otra prensa del mundo, sólo ve magnos supra errores en las intervenciones del joven Jordan Bardella, el candidato a las legislativas por Reagrupamiento Nacional (RN); también es cierto que no es precisamente aquel otro joven, el estudiante Törless con sus tribulaciones emanadas de la pluma y el talento de Robert Musil, pero al menos pareciera que Jordan toca el violín por donde el alarido pachelbiano (por Pachelbel) más subido persiste y penetra, más seduce y distingue.

Le Monde, Libé, MédiaPart, Le Parisien

El Nuevo Frente Popular puede decir barrabasadas y cometer cualquier error de contenido y hasta pasarse de ultra-islamo-comunistas antisemitas que igual da, pues Le MondeLibéMédiaPartLe Parisien, y compañía, lo tomarán invariablemente como ejemplo de lo mejor que le podría acaecer a Francia, porque al menos «no gobernará la ultraderecha», aunque lo haga la ultramegaizquierda.

La prensa gala recuerda bastante a la falsamente pueril Concha de Pierre Louÿs en «La Mujer y el Pelele», ella iba moldeando al tipejo a su gusto y forma, lo camelaba, lo tiraba, lo recogía de nuevo, lo estrujaba y al final lo almidonaba y planchaba cual traje de drill cien. Aunque siempre fiel a los requerimientos del Bajo Astral.

No hay una frase de Marine Le Pen que no condenen

No hay una frase de Marine Le Pen que no condenen (es cierto que últimamente ha tenido unas cuantas desacertadas, pero aun así la favorecen en los sondeos), como esa en la que comparó al presidente más o menos con un monigote, aludiendo a que ni en puntas ni en tutú podría actuar como comandante en jefe de la Armada.

No obstante, todo son celebraciones así bien el cabecilla Jean-Luc Mélenchon y sus secuaces escarranchan las jaibas para emitir cualquier burrada que empañe la democracia, que enturbie de morralla la libertad, entonces los cánticos y elogios afloran como en aquel jardín (que no lo era, era un cementerio etrusco) de los Finzi Contini… ¡Qué gran intelectual, Mélenchon! -he leído por ahí- mientras entonan consignas pro Hamás, cual coro de ranas abducidas por el billete qatarí. Son los mismos de todos los regímenes donde los chivatos salen apuntalados y lanzados hacia la estratósfera, no importa si por la indecencia y la corrupción; nada, los bien pagados de la oficialidad…

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