Por Zoé Valdés/El Debate.
Fallece Jean-Marie Le Pen a los 96 años, en la región de Garches. Desaparece una de las figuras más relevantes y controversiales de la V República, cuyo sobrenombre respondía, de manera familiar, a ‘el Menhir’, lo que algunos –la mayoría dentro de su partido, Frente Nacional (FN)– identificaban con su fortaleza, con la de esa piedra alargada, colocada de pie, en un contexto prehistórico, en general no funerario; otros relacionaban el seudónimo con el estatismo que caracterizó sus inamovibles posiciones controversiales.
Jean-Marie Le Pen nació en La Trinité-sur-Mer, el 20 de junio de 1928, hijo único de una modista y de un padre marinero, pescador, simpatizante de la política, muerto como soldado en la explosión de una mina durante la Segunda Guerra Mundial. El joven Le Pen estudió Ciencias Políticas y Derecho. Veterano condecorado de paracaidistas en diversos frentes en las guerras de Indochina y Argelia, inicia su carrera política como diputado por París en la Asamblea Nacional, convirtiéndose en el más joven diputado del UDCA (Unión de Defensa de los Comerciantes y Artesanos) liderado por Pierre Pujade. Fundó en 1972 el partido Frente Nacional y lo presidió hasta el 2011, año de su jubilación, aunque no del todo retirado de la política.
Sin embargo, en el 2015 fue expulsado de su propio partido, entonces se dio a la tarea de crear un nuevo movimiento bautizado como Unión Azul Blanca Roja. Obtuvo un escaño en el Parlamento Europeo, pero se le privó de participación. En el 2002 se convirtió en el rival más importante de Jacques Chirac en las elecciones presidenciales con el 17 por ciento de los votos.
La suspensión de su partido se debió a unas polémicas declaraciones negacionistas acerca del Holocausto nazi, lo que nunca quiso reconocer. Cedió la presidencia a su hija Marine Le Pen, quien había destacado como jurista, estudió para abogada, y quien mantenía una estrecha relación con el progenitor, hasta que la política misma y las continuas meteduras de pata de Le Pen la condujeron al distanciamiento político, nunca familiar. Esa relación hija-figura paterna se hizo más sólida a partir del divorcio de la madre, Pierrette Lalanne, y unas fotos posadas para Playboy de la mujer, en posiciones coquines, vestida de mucama, que en la actualidad no constituirían escándalo alguno.
Tras el fallecimiento de Jean-Marie Le Pen, Charles Sapin escribe lo siguiente en el periódico Le Figaro:
«No me sentaré en un sillón a rezar el rosario». En los últimos meses, Jean-Marie Le Pen se ha repetido esta promesa más de una vez, cada vez con más valentía, como para protegerse del destino. A pesar de las advertencias en el 2018 de su equipo médico, ‘el Menhir’ se negó a cancelar la velada prevista para su 90 cumpleaños , en sus jardines de Montretout (Altos del Sena). Frente a 300 invitados, entre compañeros de viaje, amigos y familiares, el hombre debilitado dijo: «Caminamos con la cabeza en alto y las manos limpias. No tenemos, en este ámbito, nada que reprocharnos (…) En definitiva, el pasado fue tan hermoso que no debemos culpar al destino». Versos tomados del Testamento, de Robert Brasillach, que no dejaron ninguna duda al público: ésta fue, si no una despedida, al menos su última reunión pública…