EDITO

ED: Es Cuba

No puedo negar que me molesta una barbaridad el hecho de que casi siempre comparen lo que está ocurriendo en España con lo que sucedió en Venezuela o en Argentina, se contra argumenten y equiparen las riquezas de ambos países en el pasado, borrando a la isla.

Debo entonces volver a reiterar que lo que sucede en España tiene más que ver, por diversas razones, con lo que sucedió en Cuba, salvo en que los cubanos no votaron por Fidel Castro en 1959, porque habían votado en noviembre de 1958 por Andrés Rivero Agüero, quien ganó las elecciones y debió ser el presidente en el período de 1958-1963, pues se había presentado como candidato de la alianza Coalición Progresista Nacional que conformaba los siguientes partidos: Partido de Acción Progresista, Partido Liberal, Partido Demócrata, y el Partido Unión Radical. El expresidente Ramón Grau perdió las elecciones a con el Partido Auténtico, así como Carlos Márquez Sterling del Partido del Pueblo Libre, y Alberto Salas Amaro, del Partido Unión Cubana. El Partido Ortodoxo declaró que no se presentaría «hasta que existiesen condiciones mínimas para el ejercicio de la verdadera democracia». Esta posición fue compartida por otros partidos y fuerzas opositoras. Al parecer no supieron analizar con vista larga que esas condiciones no sólo existían, sino que comparadas con otros países, eran más que suficientes; o, pudo ser también, que habiendo puesto en una época, aunque por breve tiempo, al frente del Partido Ortodoxo, a Fidel Castro, los miembros de este partido, sabiendo que George Soros (digo, Estados Unidos, el Soros de la época), quería colocar a Fidel Castro como líder absoluto de Cuba, lo que logró mediante un bloqueo total a la venta de armamentos, que eso sí que fue bloqueo y no ese embarguito actual, al ejército de los cubanos (que no de Fulgencio Batista) habrían pensado que se pondrían las botas. De modo que Batista ya se iba del poder, Fidel Castro no hizo ninguna revolución, sólo logró una especie de revuelta o perretica estilo Carles Puigdemont en Cataluña, luego de un exilio en México, donde supuestamente se preparó para la guerra que nunca existió, regresó a Cuba imitando a José Martí, pero sin los timbales del Apóstol, y a partir de ahí los yanquis le facilitaron la entrada triunfal en La Habana.
Lo otro que me molesta no, lo siguiente, me enrabieta, es que sitúen a Venezuela y a Argentina como ejemplos de países ricos destruidos por el chavismo y el kirchnerismo; aunque en la actualidad mencionan más a Nicolás Maduro que a Hugo Chávez, en un intento de blanquear al segundo, como han blanqueado a los Castro, al apuntar hacia Miguel Díaz-Canel como el malo de la interminable película de terror cubana. Siento aclararles, y sé que lamentablemente no será la última vez que me tocará hacerlo, dado que lo he hecho en innumerables ocasiones, además de que he escrito dos libros al respecto: La Ficción Fidel (Planeta, 2008), Pájaro lindo de la madrugá (Algaida, 2020), que en el año 1957 Cuba era el tercer país más rico de la región junto a Argentina y Venezuela, e inclusive una gran cantidad de inmigrantes españoles se instalaron en Cuba, no sólo en Argentina y Venezuela, y donde sustancialmente se enriquecieron fue en Cuba, ejemplos: los llamados indianos, y dueños de innumerables negocios hoy reconocidos por sus nombres de marcas, como El Corte Inglés, vieron sus orígenes en la Cuba antes de los Castro.
Por otro lado, el daño acontecido tanto en Venezuela como en Argentina, y mucho antes en Nicaragua, es culpa del régimen tiránico de la familia Castro en Cuba. Los hermanos Ortega en Nicaragua son un producto de Fidel Castro, Hugo Chávez y Nicolás Maduro son un producto del castrismo, existe documentación gráfica que así lo acredita, que se formaron en Cuba. Los montoneros y la ideología marxista en Argentina, así como la amistad de Fidel Castro con el general Jorge Rafael Videla en la Argentina y con Augusto Pinochet y Salvador Allende en Chile (sí, Pinochet fue invitado primero a Cuba antes que Allende) también lo confirman. Pese a que los cubanos, que venimos del futuro, frase de Reinaldo Arenas, como se demuestra aquí, en el documental Nadie Escuchaba (1984) de Néstor Almendros y Jorge Ulla, y no de nadie más, que hasta esa frase se la han apropiado, advertimos lo que advendría y se burlaron de nosotros sin hacernos caso, también lo hemos estado alertando en España, y se han meado antológicamente en nuestras palabras. Ahí lo tienen, dentro, sólo falta que se meneen para que lo gocen a plenitud.
En el mismo documental, la imagen de un Felipe González joven, junto a Fidel Castro, oye como quien oyera llover las mentiras de Fidel Castro acerca del preso político hispano cubano Eloy Gutiérrez Menoyo, entonces besaba por donde pisaba Castro, Gabo mediante, a tal punto que hasta retiró de las librerías el libro Mea Cuba de Guillermo Cabrera Infante. De aquellos fangos estos lodos…
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