EDITO

ED. El temblor subvencionado

Por Alfonso Ussía/El debate.

Se han olvidado de los catedráticos, los académicos, los científicos, los filólogos, los doctores, los arquitectos y los latinistas y los helenistas. No obstante, ellos se autodenominan en su conjunto, «el mundo de la Cultura», con mayúscula y todo. Y están nerviosos. Los nervios han desembocado en un mar de consignas, tópicos y estupideces que rescatan de cuando en cuando si intuyen tiempos de recortes en las subvenciones estatales, autonómicas o locales. Reclaman la continuidad y el respeto a «sus derechos», cuando éstos, sus derechos, no son otra cosa que el dinero de los contribuyentes para financiar sus bodrios. Advierten, desde su temblor subvencionado, a los militantes de las izquierdas, sin excluir a los filoterristas de Bildu, que también son «Cultura». Y han firmado 180 «culturales» un manifiesto contra «la nueva ofensiva conservadora con derivaciones ultraderechistas». El comunismo no es la ultraizquierda. No existe. Una supuesta «ultraderecha» les amenaza, y una comprobada «ultraizquierda» gorrona y miserable ha desaparecido de sus afanes reivindicativos. Como siempre, destaca entre los firmantes de la «Cultura» el cineasta Almodóvar, que se asusta por muy poquita cosa. Y entre los «artistas» figuran Unai Sordo y José Álvarez, secretarios generales de CCOO y UGT, respectivamente, a los que tenía por meros indolentes sindicalistas, pero no componentes de los supuestos artistas de la «Cultura». Y Aitana Sánchez Gijón, Leonor Watling, Emilio Gutiérrez Caba, Alberto San Juan, y las «comunicadoras» –así se presentan– Inés Herrand y Nuria Pérez de las Cuevas, a las que ruego mis disculpas por desconocer sus actividades y el alcance de su sabiduría. También Luis García Montero, el poeta granadino, que sí pertenece al mundo de la cultura, si bien prefiere descenderlo en sus actos y aprecios en beneficio de la militancia comunista. Y también firma el cantante Serrat, cuyos derechos son derechos de autor e interpretación, y no necesita para nada compartir los temblores con ignorantes que le preceden en la rúbrica del manifiesto…

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