Política

ED. ¿Dulce o amarga Francia?

Por Zoé Valdés/El Debate.

Dulce Francia, querido país de mi infancia… cantaba el gran Charles Trenet, una canción de las de antes, bella, sencilla, pegadiza, aunque desde la primera frase ya hoy inexistente. La dulce Francia se ha reducido al amargo hexágono.

Una persona me comenta «En Francia, la situación es muy extraña: el presidente Emmanuel Macron parece haberse vuelto loco y, por alguna razón, disolvió el parlamento, perdió varias elecciones seguidas y luego no nombró un gobierno durante dos meses y gobernó el país solo…» Siento contradecirlo, la situación no es extraña, la situación es la que es y viene empeorando desde que salió electo el socialista François Hollande en el 2012.

Macron no se ha vuelto loco, sólo le entregaron el poder mediante el voto cuando apenas tenía treinta y pocos años, antes le habían hecho banquero, luego había sido ministro de Finanzas de Hollande, ¿nadie pensó que podía hacerlo todavía peor que como lo hizo con Hollande en las finanzas y la economía? Disolvió el Parlamento para que no ganara el partido mayoritario de Marine Le Pen, y sin embargo le dio oxígeno y mayor fuerza a la acabada ultraizquierda salvaje y antisemita, esto no es de locos, es de malvados. No nombró gobierno durante dos meses porque no le importaba que hubiera gobierno, es más, sin gobierno se le hizo creer a la gente que podían estar mejor; para colmo el circo de los juegos olímpicos fue aprovechado para manipular a la gran cantidad de idiotas que prefieren potencializar los músculos de manera imaginaria en un sofá antes que elevar el cerebro mediante la lectura y el conocimiento. No gobernó el país en solitario, el país iba a la bartola, a la deriva ya desde hace algún tiempo; sólo había que soltar los remos, y esto es lo que hizo.

Ahora tenemos otro gobierno, un primer ministro nombrado, Michel Barnier, de la derecha cómoda y floja, europeísta y tal… Los ministros casi todos salidos del partido perdant Les Républicains, del macronismo y del partido que apuntaba bien hasta que nos dimos cuenta que Renaissance con Edouard Philippe como líder, es lo que fue el macronismo (En Marche!) al Partido Socialista cuando este se hundía, un jarabe de miel con limón y una curita o tirita en una llaga del tamaño de un cráter.

Mi interlocutor insiste: «He oído la opinión de que Macron actuó según algún plan secreto y, supuestamente, después del primer intento de asesinato contra Donald Trump, todo salió mal. Después del segundo intento de asesinato, el presidente francés decidió, por alguna razón, destituir al primer ministro.

¿Cómo se puede explicar el extraño comportamiento de Macron? Teniendo en cuenta su experiencia laboral en el banco Rothschild, ¿podría el presidente francés ser miembro de alguna secta o club secreto que necesita la muerte de Trump?». A mí estas cosas me sobrepasan. No sigo mucho a Macron en cuanto a ideas, sigo más a sus críticos que también son críticos de la sociedad actual, me refiero a Michel Onfray, a Eric Zemmour, a Éric NaulleauAlain FinkielkrautGilles-William Goldnadel, al equipo de Cristine KellyPascal Proud en CNews; de modo que no sé nada si hay una conspiración en torno a Macron y los intentos de asesinatos de Donald Trump y los Rothschild.

No vivo en el mundo de las conspiraciones posibles, aunque no dudo de que existan. Sin embargo, sí creo que el tiempo de Macron pasó, y que el presidente Trump molesta a muchos porque es el único que probablemente haya previsto que Estados Unidos debe recuperar terreno para no seguir perdiendo poder en el nuevo orden de los RIC: Rusia, India, China. O sea, de Eurasia y una multipolaridad frente a la bipolaridad antigua, y que habría que hacerlo sin conflictos bélicos. Mientras que los otros quieren la guerra, Trump anhela la paz porque posee una vía para cambiarlo todo…

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