Por Zoé Valdés.
En su Twitter, el sacerdote cubano Kenny Fernández, escribió lo siguiente:
“Mi oración por Diubis Laurencio Tejeda, mártir del 12J en la Güinera, por su mamá, en paz descanse; por sus familiares y amigos que lo extrañan cada día. Nunca te olvidaremos hermano. Dios te cuide en el Cielo. Dios te convierta en alegría tanto dolor”. Y lo acompañaba con este vídeo:
Diubis Laurencio Tejeda es uno de tantos jóvenes cubanos asesinados por esa tiranía castro-comunista que no ha sembrado más que, hambre, muerte, y desolación, en estas seis décadas de espanto.
El otro, recién asesinado, menor de edad, 17 años, es Zinadine Zidan Batista Álvarez, tiroteado también, abatido como un perro en el suelo de una calle, observado por todos, como podrán ver en este enlace. Su padre hizo unas declaraciones sumamente fuertes, condenando el crimen, pero apenas algunos medios de prensa digitales cubanos se hicieron eco.
Las autoridades castristas no dudaron un instante en calificar a ambos jóvenes de delincuentes. Es su modus operandi, no varían ni un centímetro, lo mismo dijeron del patriota Orlando Zapata Tamayo, al que asesinaron durante una huelga de hambre y sed, en una cárcel donde cumplía condena como opositor, para luego difamarlo. Hasta el corrupto ex presidente Lula da Silva se hizo eco de esas infamias. Sí, el amiguete del excretor Leonardo Padura.
Lo curioso de estos asesinatos de jóvenes opositores cubanos es que suceden mientras estos muchachos se enfrentan al régimen, en plena calle, a la vista de todos, como mismo asesinaron a Oswaldo Payá y Harold Cepero (el 22 de julio se conmemorarán los 10 años).
Testigo de esos asesinatos son el pueblo mismo y los médicos que en los hospitales reciben a los heridos a los que desatienden hasta que mueran, como hicieron con Harold Cepero.
¿Son culpables? Como testigos presenciales, en buena medida, lo son. Como también lo fue y es el sueco que todavía anda dormido por Suecia, Aron Modig, cuando mataron a Payá y a Harold, aunque éste lleva mayor culpabilidad, a mi juicio, hasta que la investigación reclamada y exigida a Michelle Bachelet, alta comisionada de la ONU no se lleve a cabo con todas las de ley.
También resulta bastante inquietante que en Estados Unidos, un delincuente muera en condiciones muy claras durante una detención por un policía, y no sólo el mundo lo convierta en un héroe hasta la idolatría, además al policía lo condenen a 25 años de cárcel, por hacer su trabajo: detener a un delincuente que se resistió mediante la fuerza a ser interpelado; sino que además, cuando jóvenes inocentes, negros, son asesinados en la Cuba comunista, el mundo haga de la vista gorda y vire el rostro hacia otro lado, ignorándolos y de tal modo burlándose una vez más del dolor de los cubanos.
¿Dónde está la justicia? Es obvio que para los cubanos no existe.
Zoé Valdés. Escritora y artista cubana e hispano-francesa. Nacida en La Habana, Cuba, 1959. Caballero de las Artes y Letras en Francia, Medalla Vérmeil de la Ciudad de París. Fundadora de ZoePost.com y de Fundación Libertad de Prensa. Fundadora y Voz Delegada del MRLM. Ha recibido numerosos reconocimientos literarios y por su defensa de los Derechos Humanos.