Por Zoé Valdés/Diario Las Américas.
Desde la historia de los tiempos el hombre no ha cesado de buscar y ganar terreno en la sabiduría. Sin embargo, existen claras diferencias entre los sabios y los artistas, rara vez encuentras a un sabio también artista en una misma persona, porque los dones son dados por Dios, muy particulares, y según lo que toque; es cierto que infinitamente variables y a veces hasta muy bien repartidos. Jesús Cepp Selgas es un hombre-duende, un hombre-infante, un hombre-fuego, un hombre-demiurgo, un hombre-monstruo, un hombre-guerrero, un hombre-santo, un hombre-demonio… El santo, la divinidad, triunfa sobre lo endiablado. Selgas pertenece a numerosas categorías desde su alma de artista como desde su memoria de sabio. Pudiera decirse que en él se conjugan lo humano del animal, y lo salvaje del hombre. ¿No creyente? No lo veo así, desde su arte es el más creyente inmerso en los rezos dibujados sobre una cartulina, sus oraciones son pinceladas en el lienzo…
Pulse aquí para acceder al sitio y terminar de leer el artículo.