Por Zoé Valdés/Diario Las Américas.
El gobierno español está podrido. El número dos de ese gobierno ha sido investigado y condenado por mordidas monumentales en una trama de corrupción que compite con la de los ERE en Andalucía, también del Partido Socialista Obrero Español (PSOE). Y es que normalmente nos venden que es la derechona cobardica la que roba, pero, aunque también, los que más roban y más seguido lo hacen son los social-comunistas españoles de un partido que ni es obrero ni es español.
Santos Cerdán es el número dos de la trama y de todos los negocios más desastrosos para el país, pero además es quien negoció con el golpista Carles Puigdemont en Bruselas no sólo su pomposo regreso a España, en donde está condenado por golpista, sino porque también es uno de los diseñadores de la Ley de Amnistía que acaba de pasar en España. Una ley que perdona a los golpistas y que abre la brecha para la independencia de Cataluña, o sea, para romper a España.
Si Santos Cerdán es el dos de esta inmundicia política, el Uno es Pedro Sánchez, quien recién ha enviado a negociar a Bruselas, otra vez con Puigdemont, nada más y nada menos que al expresidente José Luis Rodríguez Zapatero, el de la mina de oro que, según Piedad Córdoba (vídeo en YouTube), le regaló Nicolás Maduro por sus servicios prestados a la dictadura venezolana.
El gobierno socialista es un estercolero, no hay por dónde tomarlo, se destripan entre ellos, se desguazan debido a la avaricia que los define. Dentro del gobierno, la fuerza Sumar, liderada por la vicepresidente Yolanda Díaz, ha ido en picada; ni llamándoles Restar renacerían de la nulidad en la que se disuelven. Podemos no existe, salvo las dos malvadas eurodiputadas, Irene Montero e Isa Sierra (a la que el PP le acaba de conceder un puñado de poder en la Unión Europea) y la niña de la curva, la horrenda Ione Belarra…
